"Gracias por esta inyección de positivismo. Hoy hemos vuelto a casa con las 'alas' reparadas". Las palabras de una alumna resumen de la mejor forma posible el Encuentro UNIR Alumni en Valencia.
Más de 300 profesores, alumnos y sus familias se dieron cita en una jornada muy especial bajo el telón del Teatro Principal de Valencia. Desde las 12 del medio día, los asistentes disfrutaron de una mañana de ponencias que trataron materias más allá de las que habitualmente estudian los alumnos: cultura, solidaridad, motivación, emprendimiento…
Néstor guerra, primer invitado de la mañana, inculcó en el auditorio la ilusión por poner en práctica nuestras ideas “más locas”. Bajo el título de Lean startup, una forma de vida, Guerra defendió este modelo emprendimiento, que huye de planes de negocio y estructuras fijas para enseñarnos a trabajar en entornos dinámicos y dar más protagonismo a nuestros clientes.
El bloguero Juan Boronat, autor de Las blog en Punto, enseñó a continuación cómo convertir un blog en un arma de guerra para cambiar el mundo. Un canal de expresión con el que generar reputación y contenidos de calidad para afianzar nuestra marca personal y sobre todo, defender valores universales.
El Campus Solidario de la Universidad también tuvo su espacio de protagonismo gracias a las palabras de Adriana Pascual. La coordinadora de los grados de Ciencias políticas y Criminología animó a los alumnos a convertirse en profesores voluntarios con su ejemplo de educación para jóvenes en riesgo de exclusión social.
A continuación, un experto en optimismo con más de 30 años de experiencia. Luís Galindo, prestigioso conferenciante, viajó a través de imágenes, ejemplos reales, vídeos y reconocidas frases de grandes autores para trasladar a los asistentes la importancia de vivir con pasión cada día.
El rector, Don Jose María Vázquez, puso el broche a las ponencias con un breve discurso que analizó la importancia de la dignidad humana, que sobrevive siempre a los horrores del hombre. Después, contestó a las preguntas que los alumnos le habían hecho llegar a través de unos tarjetones.
La comida fue el gran cierre de jornada. Para los alumnos, después de la tenue luz del teatro, ponerse cara era importante. El hall del Principal se abarrotó de gente con muchísimas ganas de compartir; charlar en un ambiente más distendido que las clases y exámenes, hacerse fotos, intercambiar anécdotas, críticas y observaciones; “Mira, mira, aquella es Adriana, nuestra profesora de Derecho Privado de los Contratos…
Y claro, finalmente, la paella.