Sara Puerto
Este alumno, que combina el bisturí con la batuta, realizó la primera cirugía despierta del cerebro usando Inteligencia Artificial para localizar las emociones.
Jesús Martín Fernández (Santa Cruz de la Palma, 1993) ha llevado a cabo la primera cirugía del cerebro con el paciente despierto en la que se utiliza la Inteligencia Artificial para localizar las emociones. Se trata, precisamente, de una técnica que ha desarrollado y presenta por el mundo este neurocirujano, que combina el bisturí con la batuta de director de orquesta. Martín, premio a mejor neurocientífico joven internacional (Best Young Neuroscientist Award 2022), estudia el Máster en Dirección de Orquesta de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
“Como artista me gusta crear emociones y como neurocirujano he entendido que la neurocirugía tiene que avanzar más allá para poder llegar a conservarlas, es lo que estamos ahora mismo intentando hacer con el mapa que he desarrollado”, explica Martín, recién aterrizado, desde el aeropuerto de Madrid.
Trabaja en el Hôpital Gui de Chauliac de Montpellier (Francia), aunque opera en diversas ciudades, a donde lleva la técnica y el test propio, basado en Inteligencia Artificial. Ese “mapa” al que se refiere y que le permite intervenir a un paciente despierto de forma que es posible identificar las zonas del cerebro en que se procesan las emociones, la cognición social o el comportamiento. “Vemos si el paciente, según donde yo toque, tiene las emociones preservadas o no”, aclara.
Composición e investigación
Avezado en la música desde niño, la composición musical es su otra gran pasión. “Realmente todo se cerró con mi tesis doctoral, un estudio sobre cómo el cerebro procesa los diferentes estilos musicales, pero todavía queda mucho por investigar. Aún no hemos logrado entender cómo es posible que la música nos genere esos gradientes emocionales”.
Jesús Martín Fernández.
Investigó, asimismo, cómo el reggaeton produce un activación muy intensa en los ganglios basales y cómo puede influir en la evolución del Parkinson. “Con el reggaeton se activan la zona del cerebro relacionada con el movimiento y la zona de la recompensa. Entre esas zonas están los ganglios basales que es donde comienza esta enfermedad, lo que abre una nueva línea para investigar hasta qué punto la música se puede usar como arma terapéutica, por ejemplo sobre cómo esta base musical puede usarse para la rehabilitación de la movilidad en los enfermos de Parkinson. Pero todavía es una hipótesis”.
El Máster de UNIR, “una experiencia fantástica”
Decidió estudiar el Máster en Dirección de Orquesta de UNIR para “conocer mejor la orquesta sinfónica. Me apetecía mucho tener el aliciente de la dirección de orquesta para ser mejor compositor. Ya había escrito tanto música comercial, de todo tipo, desde música latina hasta música para cine hasta para teatro”. Uno de sus últimos trabajos fue la banda sonora del documental ‘La primera vuelta al mundo’, con la que dirigió a la Orquesta Sinfónica de Budapest.
Aprecia las lecciones de docentes del claustro del Máster de UNIR, como Roberto Montenegro y Mario Gosálvez, así como el papel de Aldo Ceccato, como director honorífico del título. “El primer cuatrimestre ha sido una experiencia fantástica. Me ha llevado a conocerme a mí mismo y a hacer una obra, basada en ‘El jardín de las delicias’ de El Bosco, que me ha servido para introducirme en la música contemporánea”.
“Cuando estoy componiendo estoy super enfocado. Pienso mucho qué emociones quiero despertar, de hecho es la base de todo, es un constante diálogo interno sobre qué emociones estoy transmitiendo o veo en la cara de los demás”, asegura el neurocirujano, a quien su formación en dirección de orquesta ha proporcionado herramientas “para dirigir un equipo quirúrgico, ahora que me encuentro operando por varios sitios. Al final tienes que liderar un equipo o coliderar un equipo y para eso también te sirve la psicología del director de orquesta”.
- facultad-de-humanidades-y-ciencias-sociales