La iniciativa, puesta en marcha por la Universidad Internacional de La Rioja por tercer año consecutivo, ha concluido con hallazgos celtibéricos en el yacimiento de Calahorra y de seis nuevas tumbas en Arnedo.
La última edición de los Campos Experimentales de Arqueología de UNIR en La Rioja, que comenzó el 8 de julio, concluye con la documentación de tres períodos de ocupación en el yacimiento de La Clínica de Calahorra y seis nuevas tumbas en el Cerro de San Miguel de Arnedo.
Según Inmaculada Delage, una de las dos directoras del Campo Experimental de UNIR en Calahorra, “la primera fase de ocupación corresponde al periodo celtibérico, que es el más antiguo documentado hasta ahora, identificado a través de la cimentación de un muro con cerámica típica del periodo. La segunda fase corresponde a la ocupación romana, donde se han identificado espacios creados a partir de la reutilización de material del edificio altoimperial que se encuentra en la terraza superior. La tercera fase es la necrópolis medieval”.
En esta última fase de ocupación, la medieval, se han descubierto cuatro nuevas tumbas que se suman a las 28 encontradas en las campañas anteriores organizadas por UNIR en el yacimiento de la ciudad bimilenaria desde 2022.
Arnedo, la nueva localización que ha superado las expectativas
En esta tercera edición, los participantes del Campo de Arqueología de UNIR han intervenido en un segundo lugar: el yacimiento del Cerro de San Miguel de Arnedo. Una necrópolis que ha superado las expectativas iniciales con el descubrimiento de siete tumbas antropomorfas –aquellas que presentan una planta con forma humana–, seis de ellas con cuerpos enterrados, e incluso una con tumba con laja, una cubierta que hasta ahora se intuía que tenían y que quedaría confirmada.
Uno de los cinco cuerpos localizados en yacimiento de Arnedo.
“Hemos tenido suerte. Estamos muy contentos porque son hallazgos muy importantes que nos permiten conocer estas tumbas de unos hace mil años”, indica David Farell, arqueólogo y codirector del Yacimiento de Arnedo junto a José Manuel Martínez Torrecillas. “Este cerro tiene importancia en el campo de la arqueología pero también para el turismo y el patrimonio. Nosotros investigamos para realizar una memoria de los resultados arqueológicos, pero también dejamos el yacimiento listo para incorporarlo al circuito turístico de Arnedo”, ha señalado, además, el responsable del campo.
Participantes del Campo Experimental de Arqueología de UNIR en Arnedo el día de la inauguración.
“Este cerro tiene la importancia en el campo de la arqueológica pero también del turismo y de patrimonio. Nosotros trabajamos para realizar una memoria e informe de los resultados (arqueológica), pero si la excavación es correcta y el trabajo se deja limpio se podrán incorporar el circuito turístico ya existente” ha indicado Farell.
De hecho, los últimos días los dos grupos se afanaron en terminar de excavar completamente, vaciar las tumbas, hacer las fotografías y las cotas finales para rellenar y dejar el terreno en perfecto estado para visitas. “Tan importantes es excavar y estudiar como dejar el yacimiento bien”, ha indicado Farell.
Sentimientos de emoción y ganas de continuidad
Con el fin de contribuir a la transferencia del conocimiento, esta edición ha vuelto a poner en marcha una jornada de visitas guiadas en las que los cuatro arqueólogos y 24 participantes, 15 en Calahorra y 9 en Arnedo, y en su mayoría estudiantes de la facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de diferentes universidades, han explicado sobre el terreno los hallazgos encontrados y la experiencia vivida.
Carolina Valgañón y otros participantes explican los trabajos desarrollados durante la jornada de puertas abiertas.
Carolina Torrecilla Valgañon, brasileña y participante del yacimiento de La Clínica por segundo año, destacó en varias de sus intervenciones en medios que esta nueva edición el poder “ver la evolución de los trabajos de un año para otro, así como la experiencia personal con sus compañeros y la académica con el campo”.
Por su parte, la profesora valenciana Violeta Arnau Gisbert, indicó que para ella ha sido fundamental “conocer una parte tan importante de la historia, como son las excavaciones arqueológicas que nos ayuda a obtener conclusiones con más solidez, y ver cómo se trabaja en todo este proceso que me ayuda en las clases a explicar cómo se llega a las conclusiones que luego explicamos en los libros de historia. Y también me quedo con la parte humana y las relaciones que se hacen en estos días”.
Tres de los participantes del Campo Experimental de Arqueología de UNIR en Calahorra.
Sobre el proceso de descubrir los cuerpos, Arnau aseguró que “fue muy emocionante porque cuando encontramos las tumbas no sabíamos si iban es estar vacías o llenas”. Un sentimiento que comparte con sus compañeros del Yacimiento de Arnedo, pero no es lo único porque muchos de los participantes coinciden en que les gustaría seguir informados de los avances. Y es que “le coges cierto cariño a la persona con la llevas trabajando tanto tiempo”, confiesó entre risas la valenciana.
Una experiencia dura, pero gratificante y enriquecedora que muchos de ellos aspiran repetir el próximo verano.
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