El egresado del Máster Universitario en Tecnología Educativa y Competencias Digitales desgrana las nuevas herramientas y destrezas adquiridas para mejorar el proceso de aprendizaje de sus alumnos
En un pequeño municipio abulense de poco más de 6.000 habitantes vive Manuel Domínguez Gómez. Un madrileño de 34 años que desde hace ocho enseña a muchos de los niños con edades comprendidas entre los seis y los doce años de esta localidad. En concreto, a los estudiantes del colegio concertado bilingüe Divina Pastora, donde Manuel es maestro de Educación Musical y coordinador TIC del centro. Además, el próximo curso, en calidad de tutor, impartirá asignaturas como Lengua, Matemáticas o Ciencias Sociales a los chavales de 5º de Primaria.
Una labor que este dedicado docente abordará repleto de nuevos conocimientos y habilidades tecnológicas que pondrá en práctica en aras de mejorar el proceso de aprendizaje de sus alumnos. Y es que, al igual que ellos, él también ha tenido que hincar los codos con denuedo para obtener unas inmejorables notas en el Máster Universitario en Tecnología Educativa y Competencias Digitales de UNIR. Su satisfacción es harto evidente. “He podido realizar un análisis profundo de qué herramientas tecnológicas utilizar, cómo y cuándo hacerlo y por qué usarlas en el ámbito educativo”, manifiesta.
Además, es consciente de que gracias a este título “afronto con mayor sabiduría y profesionalidad la coordinación TIC, porque creo que en la innovación está el cambio”. Pero lo que más le ha entusiasmado ha sido la asignatura de Neurotecnología educativa, ya que la considera “esencial en la formación del profesorado porque asienta las bases de cómo la tecnología es capaz de modificar y hacer evolucionar el cerebro de los alumnos”.
Y pese a que él es de la generación de la tiza, la pizarra y de las lecciones explicadas a golpe de película y diapositivas, en sus aulas hoy no faltan las pizarras digitales interactivas, la conexión a Internet, el ordenador y las tablets. Dispositivos que sus propios alumnos, aunque sean muy pequeños, manejan con evidente soltura. Sin embargo, “no los conciben como una herramienta de aprendizaje a la que se le puede sacar un alto rendimiento, lo ven como ocio y comunicación”.
Educar a alumnos y familias
En ese momento es donde entran en juego los profesores muy preparados tecnológicamente. Como él. “Les enseñamos cómo poder sacar el máximo partido a esos dispositivos“, constata Manuel. Pero no solo a ellos, sino también a sus padres, puesto que entre ambas generaciones persiste la llamada brecha digital. “Podemos educar a los alumnos, pero también debemos formar a las familias para que se sientan seguras en el entorno digital y ayuden a mejorar el rendimiento de sus hijos”, garantiza.
Todo un aliciente para estudiar un Máster que tenía claro debía cursar online por su ubicación geográfica. Pero no fue su única virtud. Su plan de estudios y su “excelente” equipo de profesores contribuyeron en su decisión. “A algunos de ellos los conocía por seguirles en redes sociales o haber leído cosas suyas”, constata, aún sorprendido gratamente por la “cercanía de la inmensa mayoría del profesorado y el apoyo constante que, incluso a día de hoy, me ofrecen“.
“Puede parecer increíble que una universidad online pueda crear lazos tan fuertes”, admite, sin olvidar los meses y horas de trabajo, investigación y creación de un proyecto innovador como fue su TFM: “Aprendizaje basado en proyecto: elaboración de una guía gastronómica digital como elemento multidisciplinar en 6º de Educación Primaria”, el cual obtuvo una excelente calificación.
Con la satisfacción del trabajo bien hecho, Manuel afronta el verano inmerso en DiverCity-Arenas, el centro de ocio familiar que, junto con su pareja, dirige en Arenas de San Pedro. También con la mente puesta en nuevos e innovadores proyectos que el próximo curso escolar pondrá en marcha en sus clases, donde la tecnología a buen seguro desempeñará un papel relevante. Pero siempre sin olvidar que son los maestros los que, al fin y al cabo, “ofrecen el aprendizaje e intentan que el conocimiento sea cada vez mayor; los libros, tablets, apps o Internet son vehículos para hacer más accesible, llamativa y creativa la forma de aprender”.