Sara Puerto
El director peruano, que acaba de estrenar su segunda película 'LXI', cursó el Máster en Literatura Española y Latinoamericana de UNIR: "Me ha permitido comprender el porqué de muchas cosas como sociedad", indica.
“Me interesan los relatos cotidianos, los conflictos mínimos, lo que sucede en ámbitos reducidos pero que, a su vez, funciona como una muestra representativa de cómo somos”, explica el cineasta peruano Rodrigo Moreno del Valle. Ha estrenado su segundo largometraje, ‘LXI’, en las salas de cine del país, tras un exitoso lanzamiento en la última edición del Festival de Cine de Lima.
Premiado por la Asociación Peruana de Prensa Cinematográfica (al mejor guion, actor y actriz), Moreno recibió asimismo el premio especial de jurado en el Festival de Cine de Trujillo (FECIT) “por la calidad en el trabajo de la dirección de los actores y el desarrollo de sus personajes”.
Su primer largometraje, ‘Wi:k’ (2016), también cosechó éxitos en certámenes nacionales e internacionales. Ambos abordan las inquietudes existenciales de la juventud limeña, “una generación que creció en los 90, desencantada de su país, de su ciudad”.
Moreno ha cursado el Máster en Literatura Española y Latinoamericana de UNIR, movido por el “amor por los libros”, por la necesidad de conocer “el porqué de muchas cosas que nos construyen como sociedad”.
P-Tu cinematografía está marcada por el retrato generacional. ¿Qué te interesa contar?
R- Por el momento sí. Mis dos primeras películas intentan hablar de una generación que creció en los 90, desencantada de su país, de su ciudad y, por otro lado, retratar desde lo íntimo la miopía de una clase social que creció en una dictadura encubierta, con los medios de comunicación comprados y signada por una corrupción feroz. Me interesan los relatos cotidianos, los conflictos mínimos, lo que sucede en ámbitos reducidos pero que, a su vez, funciona como una muestra representativa de cómo somos, podría decirse que tiene un tono existencial. En el aspecto formal me interesa buscar una economía y simpleza en el lenguaje cinematográfico, eso es algo que vengo explorando tanto en el formato corto como en mis largometrajes.
P-‘LXI’ es tu segundo largometraje, ¿en qué has podido profundizar con respecto a tu primera película?
Si bien son películas que se comunican entre sí en sus temáticas y personajes, la primera explora más ciertos aspectos formales y toma mayores riesgos con el lenguaje cinematográfico. La segunda es una película de actores, descansa más en los personajes y en la dinámica escénica, el vínculo entre ellos. En lo formal, intenta usar el espacio para construir una Lima acotada, que dista de la real y funciona como una exteriorización del estado emocional de los personajes, siempre tratando de mantener la simpleza.
Fotograma de ‘LXI’.
P-¿Crees que el cine debe de alguna manera reflejar la realidad social?
R-No creo que sea un deber, sin embargo es inevitable que la realidad social se filtre en los relatos, inclusive en el cine de género. Si tiene una voz propia y coherente tanto en lo argumental como en lo plástico termina reflejándose el contexto y la realidad social. A veces puede ser muy sutil o presentarse de manera subtextual, pero sin duda está presente, intensificando el conflicto y permitiendo vernos en la pantalla. Considero que es un ida y vuelta, la realidad inspira al cine y el cine construye la realidad.
P-¿Cómo es abrirse camino en tu profesión en Perú?
R-En todo país donde no hay una industria cinematográfica es difícil lograr hacer una película. En el Perú encuentro que el cine es considerado solo como entretenimiento, ha sido capturado por la cultura del espectáculo. Entonces, al no entender la verdadera potencia de la narrativa cinematográfica se pierde toda una dimensión del cine, hay poco espacio para películas con un objetivo más cultural o artístico. Si bien hay fondos que apoyan este tipo de cine, son películas que la oficialidad no respalda del todo y están destinadas a la marginalidad, eso repercute en toda la cadena de producción y hace que sea aún más difícil poder llegar con la misma fuerza con la que se van construyendo otros cines de la región.
Si solo se considera el cine como espectáculo, entonces el Perú tiene una serie de problemas como prioridad para atender. En ese sentido, nosotros nos decantamos por explorar un cine-pobre, de micro-presupuesto coherente con la realidad de nuestro país, desde ahí podría decir que es aún más difícil abrirse camino.
P-¿Por qué decidiste estudiar el Máster en Literatura Española y Latinoamericana de UNIR?
R-El modelo de educación online que tiene UNIR me permitía integrar el trabajo, la familia y el estudio. La literatura siempre fue una gran deuda conmigo mismo, por otro lado, quería entender mejor mi trabajo, la narrativa en general. No soy un académico, pero he llegado a la Academia a través del arte y creo que este Máster no solo me permite explorar mi pasión por la literatura, sino darle cuerpo a mi trabajo.
P-¿Qué crees que te ha aportado?
R-Honestamente, creo que el aporte es inmenso. Podría escribir largo sobre este tema, me ha reconectado con la poesía, con la historia, me ha permitido entender como funcionan los textos, la narrativa, confirmar mi amor por los libros, la intertextualidad constante con el cine y comprender el porqué de muchas cosas que nos construyen como sociedad.
Fotograma de ‘Wi:k’.
Creo que la literatura nos permite comprender la historia y la sociedad desde lo íntimo. Es algo que me gusta pensar de los relatos, que son como una radiografía íntima de la sociedad. Creo que nutre mi trabajo, le da esos cimientos que buscaba encontrar desde que decidí estudiarlo.
Además, la paciencia y calidad profesional y humana de los profesores, esa cercanía es algo muy valioso y que me sorprendió gratamente, no lo esperaba de una maestría a distancia. Esta maestría sin duda me hace una mejor persona y ese es un gran aporte.
P-¿Cuáles son tus próximos proyectos?
R-Estoy, junto con mi equipo, trabajando en un nuevo largometraje, esperamos poder acceder al financiamiento pronto. Es una película que se comunica con las dos anteriores, podrían formar una especie de tríptico que cruza los mismas temáticas e inclusive le da un cierre a esa exploración del desencanto generacional, ojalá podamos rodarla el próximo año.
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