Sara Puerto
UNIR otorga esta distinción a los estudiantes que han finalizado sus estudios de grado y máster con una nota media ponderada superior a 9,7 en los distintos programas elegidos. Un impulso para conseguir sus metas.
Esfuerzo y pasión son dos palabras que definen a los alumnos distinguidos con los Premios Extraordinarios de Grado y Máster, que otorga UNIR, en cumplimiento de estos requisitos, a los estudiantes que obtienen una nota media ponderada superior a 9,7. Un reconocimiento a su alto rendimiento y excelencia académica en los programas de su elección. UNIR ha hecho entrega de 16 galardones en esta convocatoria.
Buenos ejemplos de ello, correspondientes a la segunda convocatoria de egreso del curso académico 2019-2020, son Isabel Errasti, que superó el Máster en Cuidados Paliativos Pediátricos con un 9,9; Luis Evelio López, calificado con un 9,97 en el Máster en Didáctica de la Lengua en Educación Infantil y Primaria; Pilar Plaza, que terminó el Máster en Métodos de Enseñanza Personalizada con una nota de 9,97; y Geovanna Sánchez, cuyo 9,82 pone la guinda a sus estudios de Máster en Control de Gestión/ Controling.
Isabel Errasti (arriba, en la imagen) trabaja como médico de Atención Primaria en la sanidad madrileña. Para esta pamplonesa, el premio es “una recompensa al esfuerzo dedicado y, al mismo tiempo, un reconocimiento al valor de los cuidados paliativos pediátricos en la sociedad”. Decidió especializarse, en el último año de la residencia de pediatría, en cuidados paliativos pediátricos: “Me informé del contenido que se impartía y del profesorado, así como la posibilidad de poder compatibilizarlo con la residencia. Conocía a varias personas que habían cursado el máster y me pareció que ofrecía lo que estaba buscando”.
Dispuesta a “adquirir nuevos conocimientos que aporten una mejora en el quehacer profesional”, considera a la vez “muy importante el compromiso social”. Dice que fue el interés por el tema lo que le empujó a esforzarse y considera que “los conocimientos adquiridos, que ayudan a abrir la mente a una medicina más humana, más cercana y enfocada a cada paciente, resultan de gran valor en cualquier campo de la pediatría”.
“Pasé noches enteras leyendo y escribiendo, pero fui muy feliz”
Luis Evelio López recuerda así su paso por el Máster en Didáctica de la Lengua en Educación Infantil y Primaria: “Me esforcé mucho, pasé noches enteras leyendo y escribiendo, pero fui muy feliz. En la segunda etapa de mi máster conté con la increíble asesoría del gran escritor y maestro Vicente Luis Mora, de quien aprendí un mundo de cosas que ahora llevo al aula y pongo en las manos de mis niños”.
Nacido en Chita, Boyacá (Colombia), se mudó a Bogotá “siendo muy niño, porque en mi pueblo no había oportunidades para que yo pudiera estudiar. Soy una persona con discapacidad visual, al igual que una de mis hermanas, lo que hacía imposible nuestra inclusión en un sitio que, para la época, era una zona de muchas confrontaciones entre grupos armados ilegales”, explica.
López se define como “amante de las letras, del buen uso de nuestra lengua y de los libros. Esto lo aprendí de mi padre, que, aunque poco sabía leer y escribir debido a que no tuvo oportunidades para estudiar, siendo yo muy niño me relataba cuentos fantásticos que él mismo inventaba”. Trabaja como docente de básica primaria, “una profesión que cada día me hace sentir más feliz. Si en una sola frase tuviera que definirme, solo diría que soy muy orgullosamente maestro”.
Conocía a UNIR “por recomendaciones de algunos compañeros. Vi el programa y me encantó. Aunque le tenía terror a la virtualidad, quedó descartado al instante. No me dejaba dormir el pensar que por un miedo casi tonto dejara frustrados mis planes”.
Durante los estudios, “conté con la ayuda incondicional de una tutora y un personal altamente capacitado, que me ayudaban con la adaptación del material de estudios a un formato accesible para mi lector de pantalla, de manera que no tuve ninguna dificultad en el acceso a la información en igualdad de condiciones”.
Su calificación de 9,97, según afirma, es fruto de su esfuerzo y del gusto por la materia de estudio: “La titulación no solo cumplió mis expectativas, sino que las sobrepasó; me hace sentir plenamente autorrealizado y con muchas ganas de seguir formándome para continuar contribuyendo con la educación de mi país”.
Dar lo mejor de uno mismo como consigna
Pilar Plaza cursó el Máster en Educación Personalizada, con una nota final de 9,97. “Me ha ayudado la consigna: da lo mejor de ti en todo aquello que la vida te ponga delante”.
Nacida en Cuenca, esta madrileña de adopción ha trabajado en varios colegios “primero como docente y los últimos años formando parte del equipo directivo. La educación te da la posibilidad de seguir aprendiendo tanto de alumnos como de otros compañeros. Me gusta pensar que en esta profesión siempre hay una mejor manera de hacer las cosas, de llegar a cada alumno y ayudarle a crecer como persona. Creo que para esto es esencial la colaboración familia-colegio y la formación en profundidad de los docentes”.
Amante de la música, a la que ha estado ligada como intérprete y docente, Plaza califica de “muy ilusionante ver el fruto de un trabajo en el que he estado empeñada con esfuerzo. Este reconocimiento supone un nuevo paso en este recorrido profesional que, al ser en el ámbito educativo, nunca llega a su término”. Tanto es así, que ahora se propone hacer la tesis en “cuestiones muy relacionadas con el máster. Metida como estoy en el ámbito de formación de profesores y en el mentoring familiar, creo que todo esto me puede abrir muchas puertas. Considero que soy una privilegiada, ya que, a mi edad, he tenido la oportunidad de profundizar y reflexionar en aspectos profesionales esenciales; y no he querido desaprovecharla”.
Esfuerzo para cumplir metas
Geovanna Sánchez trabaja desde hace siete años como Auditor Senior en PricewaterhouseCoopers Ecuador. Decidió estudiar el Máster en Control de Gestión en UNIR para progresar en su carrera. “Las exigencias del mercado laboral en mi país han aumentado y la competencia cada vez es más fuerte, por lo tanto, es necesario no quedarnos estáticos en nuestra formación académica. Personalmente, me gusta mi profesión de auditor externo y considero que, los estudios realizados, más mi experiencia, son una combinación que me permitirá entregar más valor a mis clientes”.
Muestra de su compromiso y de su esfuerzo es este Premio, que recibe por su calificación de 9,82: “Es el reconocimiento al tiempo invertido y dedicado al estudio, tiempo que muchas veces le pertenecía a mi familia, a mis amigos, a mi trabajo o a mis intereses personales. Sin duda, hace que todo el esfuerzo y recursos invertidos valgan la pena”. Nacida en Quito, esta deportista, amante del vino y el chocolate – “Ecuador tiene el mejor chocolate del mundo”-, está “segura de que mis estudios me ayudaran a ser un mejor profesional y cumplir con mis metas. Sea que me encuentre todavía trabajando en PwC, en otra compañía o en mi empresa propia”.