Belén Piñeiro es alumna de UNIR. Estudió el grado en Educación Infantil y, actualmente, cursa el Máster en Neuropsicología y Educación. Belén es, además, profesora de infantil, una profesión que ya tuvo clara desde que con 4 años pisó por primera vez un aula de infantil.Pero su profesión no se centra únicamente en las aulas.
Una Matrícula de Honor en su Trabajo de Fin de Grado la animó a contar sus experiencias, investigaciones y estudios de Educación Emocional y Social al resto de padres y docentes, así como a niños. De esta manera, se volcó en la escritura, y ya cuenta con dos publicaciones, de las que nos habla en esta entrevista.
Has trabajado en diferentes países europeos para aprender lo mejor de cada metodología. ¿Con cuál te quedas de todas aquellas experiencias?
Además de en España, he trabajado en Francia y Reino Unido y, sin duda alguna, me quedo con este último. Allí, la ratio por educadora en una escuela infantil de 0 a 5 años era de admiración: En el aula de 0-1 años, había una educadora por cada 2 bebés. En los grupos de 1-2 y de 2-3 años, una educadora por cada 4 bebés. Y en los grupos de 3-4 y 4-5 años, por cada 8 niños se contaba una educadora.
Partiendo de aquí, creo que la base ya es completamente diferente, y las posibilidades de hacer un buen trabajo con los niños y de brindar una educación personalizada son mucho mayores. Además, la planificación de trabajo se hacía de forma quincenal, en reuniones de grupo con la Manager de la escuela, partiendo siempre de la observación de los niños durante los ratos de juego libre, a lo que se le daba muchísimo valor a nivel educativo.
A raíz de tus experiencias internacionales, ¿Qué opinas de la actual situación educativa en España?
Creo que nuestro sistema educativo fue creado en la Era Industrial y necesita urgentemente una reforma. Las cifras de fracaso escolar son alarmantes; los alumnos no están motivados y los docentes son los profesionales con mayor tasa de baja por depresión en nuestro país. Considero que tenemos la información suficiente en nuestras manos para saber que hace falta un cambio a nivel global.
Obtener la Matrícula de Honor en mi proyecto de fin de carrera fue un empujón de energía
Tu pasión por la educación infantil apareció cuando tenías 4 años, y tu primer Programa de Intervención Educativa llegó con una matrícula de honor. Cuéntanos esa historia.
Por un lado, obtener la Matrícula de Honor en mi proyecto de fin de carrera fue un empujón de energía, que me hizo sentir que mi visión de la educación era aceptada por grandes profesionales muy cualificados en el campo, y que podría ser factible en las escuelas y en los hogares.
En él integraba un proyecto de Educación Emocional y Social en un aula de Educación Infantil. Tenía todo lo necesario para hacerlo realidad: Objetivos, metodología, material, actividades, evaluación… Y decidí que todo ese conocimiento no debía quedarse como un simple documento amontonado en mi escritorio. Sentía que era mi deber moral hacer llegar a los demás los beneficios que podrían lograrse con un cambio en la escuela que no me parecía difícil llevar a cabo.
Por otro lado me gusta mucho escribir y siempre me consideré un poco “friki” de Internet y de las nuevas tecnologías. Hacía un año aproximadamente que había creado mi blog “Maestra de Corazón“, para dar a conocer los beneficios de la Educación Emocional y Social al mayor número de padres y docentes posibles. Al ver que éste tuvo muy buena aceptación, llegado el momento, decidí publicar mi primer libro.
[m4p_image image_src=”custom” image=”549201456056″ responsive_dr=”yes” sizes=”full”]Has escrito dos libros. “Educar las emociones en la primera infancia” y “La cajita come-miedos”. ¿Qué tratan de aportar estos libros al lector?
Trato de ayudar, primero, a padres y docentes, a gestionar sus propias emociones y, después, a introducir a los pequeños pautas para que también lo hagan.
Sabemos que tenemos que enseñarles a caminar, a comer o a hablar. Sin embargo, cuando un niño no sabe gestionar la ira o la tristeza es frecuente que se le castigue o se le excluya del grupo, se les ridiculice o recrimine su comportamiento, en lugar de enseñarle la mejor forma de expresar lo que siente y de gestionarlo. Esto genera que los pequeños aprendan a reprimir sus emociones, al ver que éstas “no gustan” a sus adultos de referencia. Pero esto solo acarrea problemas, ya que las emociones no desaparecen por no exteriorizarlas, más bien al contrario. Antes o después se manifestarán y probablemente lo hagan con mayor intensidad, llegando incluso a desembocar en forma de depresión o ansiedad. Por eso es tan importante saber cómo gestionarlas.
Era mi deber moral hacer llegar a los demás los beneficios que podrían lograrse con un cambio en la escuela
Escribiste estos libros mientras estudiabas en UNIR ¿Cómo lo compaginabas?
El primero de ellos tuvo como base mi Trabajo de Fin de Grado en UNIR, pero ambos los finalicé una vez terminada la carrera. Actualmente, estoy cursando el Máster en Neuropsicología y Educación, y ya tengo en mente mi tercera obra, esta vez, probablemente de la mano de una importante editorial. Estoy muy contenta.
Hay un dicho que afirma lo siguiente: “El que quiere hacerlo encuentra la forma, el que no, excusas”. Y no puedo estar más de acuerdo. Cuando trabajas y estudias a la vez, tienes que encontrar tiempo donde no lo hay… Por ejemplo, me paso muchos fines de semana sentada en el ordenador de viernes a lunes, sin salir de casa, ni emplear un minuto de mi tiempo en ninguna otra cosa que no sea escribir. Incluso hay veces que hago las comidas en la silla del escritorio. En días laborables hay veces que me quedo hasta medianoche fácilmente delante de la pantalla. Ésa es la parte que la gente no ve de los “bloggers de éxito”. Parece que es solamente cuestión de suerte, y la verdad es que también se necesita una gran cantidad de esfuerzo, sacrificio y constancia.
Nos centramos en tu primer libro, y me pregunto: ¿Cómo se educan las emociones?
En este artículo te doy algunas de las claves para hacerlo. Resumiéndolo mucho, si crees que una emoción se “apodera” de ti, las 5 claves serían:
1.- Identificar la emoción.
El hecho de reconocer los primeros signos que manifiestan una emoción, ponerle nombre y tomar conciencia es muy importante. Quizás parezca muy sencillo, pero podría darte el nombre de más de 40 emociones. ¿Crees que podrías reconocerlas todas?
2.- Sentir la emoción sin perder la calma.
No culpabilizarnos, aceptar que sentimos lo que sentimos también es fundamental. No hay emociones negativas, aunque sí hay formas negativas de expresarlas. La ira puede hacernos responder ante una injusticia, y el miedo es el responsable de que, por ejemplo, no crucemos la calle sin mirar. Por eso si ves que vas a perder el control, recomiendo cerrar los ojos, “conectar con la emoción” y simplemente sentir lo que estamos sintiendo, sin hacer nada más.
3.- Respira.
Diez respiraciones profundas nos ayudarán a relajarnos, “rebajar revoluciones” y a conectar con nosotros mismos.
4.- Haz balance.
Ha llegado el momento de ver si lo que parecía que nos iba a sacar de nuestras casillas es tan importante como parecía. ¿Qué es lo peor que me puede pasar a raíz de este acontecimiento? ¿Qué repercusión tendría esto en mi vida? ¿Qué recursos tengo para hacerle frente?
5.- Expresa lo que sientes de una forma no dañina.
Es muy frecuente que si estás enfadado, por ejemplo, te apetezca llamar a un amigo. Hablar con alguien es una manera de exteriorizar tus sentimientos sin dañar a alguien. A los niños enfadados le podemos decir que pueden rasgar papel cuando se sienten así, o aplastar plastilina con los puños o golpear cojines. De esta forma rebajarán el nivel de estrés sin dañar a sus compañeros, ni a sí mismos.
Tus libros parecen, no una simple lectura pasiva, sino más bien activa para un lector múltiple ¿Es así?
Sí, así es. Lo que pretendo con mis libros es que no sean como una típica lección magistral en la que yo doy información, el lector la recibe durante la lectura y todo termina ahí, con el ejemplar olvidado en una estantería.
En “Educar las Emociones en la Primera Infancia” hay más de 20 sesiones completas de actividades para realizar con los niños para trabajar la gestión emocional.
Y en “La Cajita Come-Miedos“, en el interior del libro se incluye un cuento para leer a los peques en voz alta y todos los pasos necesarios para llevar la actividad a la práctica, incluyendo el “Cuestionario de los valientes” y un diploma para los niños.
Acabas de publicar tu segundo libro, “La Cajita come-miedos”, que ya es número 1 en la categoría de Educación de Amazon. ¿Qué podemos aprender en él?
“La Cajita Come-Miedos” es una guía que da herramientas para ayudar a los niños a gestionar sus miedos a través de una actividad divertida y educativa, que también tiene como fin reforzar los lazos afectivos madre/padre/niño. Los padres obtendrán todos los conocimientos y pautas que necesitan para ayudar a los peques, con un lenguaje sencillo y ameno. Y los peques descubrirán de la mano de sus padres, la historia de Guille, un pequeño miedoso que les enseñará cómo realizar La Cajita Come-Miedos.
[m4p_image image_src=”custom” image=”549201456055″ responsive_dr=”yes” sizes=”full”]¿Cuál es la mejor vía para afrontar ese temor infantil del que hablas en tu libro?
Lo principal es que el niño sienta que sus padres aceptan esa emoción y que le ofrezcan seguridad. Que el pequeño se sienta querido y tenga confianza en sus padres para expresar lo que siente es el primer paso para vencer los temores.
UNIR me formó en el tipo de Educación en la que sigo creyendo y la que trato de promover
¿Cómo calificarías tus libros y qué recomendaciones haces al lector a la hora de leerlo y estudiarlo?
Considero que son libros de consulta, con la peculiaridad de que ambos son prácticos y fáciles de entender y llevar a cabo. Es muy frecuente ver en este tipo de libros gran cantidad de “relleno”, de páginas llenas de frases y párrafos que, a la hora de la verdad, no aportan nada al lector y no le ayudan a encontrar lo que busca.
Mis dos libros son muy cortitos, pero garantizo que están repletos de contenido. Si ves las valoraciones en Amazon verás que los que lo han leído están de acuerdo.
¿Cuál es el secreto para una infancia feliz?
También tengo un artículo que hace referencia exactamente a eso: Los 8 secretos de los niños felices.
Resumido en sus principales características, los niños felices juegan libres, tienen un grado alto de autonomía, toman decisiones, tienen hábitos-rutinas, desarrollan sus talentos, son agradecidos y solidarios, se sienten queridos y escuchados y, cómo no, expresan sus emociones.
Para ayudar a que sus padres y educadores consigan que todo esto sea posible, trabajo día a día en mi web Maestra de Corazón.
Tengo una visión muy optimista respecto al sistema educativo del futuro
Qué dirías que te ha aportado UNIR en tu recorrido y experiencia, y, más en concreto, relacionado con el tema de la Educación Emocional.
UNIR me formó en el tipo de Educación en la que sigo creyendo y la que trato de promover. Todos los profesores nos inculcaron valores como el de la educación personalizada y nos recalcaron que los maestros somos mucho más que meros transmisores de datos e información a memorizar.
Después, cuando sales de la universidad, te encuentras con aulas de educación infantil en escuelas privadas que cuentan con más de 40 niños matriculados.
Pero poco a poco esto va cambiando, y la verdad es que tengo una visión muy optimista respecto al sistema educativo del futuro.
Tus libros hacen felices a padres e hijos ¿Cuál ha sido tu experiencia por UNIR y qué te ha aportado?
UNIR me ha dado la posibilidad de realizar mi sueño de convertirme en maestra. El día de mi graduación fue uno de los más felices de mi vida. Estuve llorando varias horas durante la celebración ¡No podía parar! A día de hoy estoy realizando el Máster en Neuropsicología y Educación y espero que ésta no sea mi despedida. La verdad es que UNIR ya es para mí mi segunda casa.