Alfonso Zapico (Blimea, 1981) es el autor de Dublinés, una biografía de James Joyce que ha ganado, entre otros galardones, el Premio Nacional de Cómic 2012. Este asturiano, que trabaja en Angulême, convierte en oro de todo lo que toca. Su primer libro, Café Budapest, publicado hace solo cinco años consiguió el premio Haxtur. Dos años más tarde es reconocido como el Autor Revelación del Salón del Cómic de Barcelona por La guerra del profesor Bertenev.
Ha trabajado durante tres años para finalizar la biografía de Joyce, ¿a qué ha dedicado más tiempo, al autor o a su obra?
Al autor, porque es el germen de todo, es el que da sentido a todo lo demás. Aunque aquí se solapa mucho la materia vital y la literaria: Joyce construyó sus libros a través de su propia vida, de la vida de la gente que le rodeaba y de historias que le contaban sus amigos. Es inevitable encontrarse con trozos de Ulysses o Retrato del artista adolescente al examinar la biografía de Joyce, y el camino es inverso para el que haya leído su obra y luego se acerque a Dublinés.
¿Se considera un autor “cultureta” o trata de hacer accesible lo complejo?
Es verdad que cada autor lleva su propia etiqueta, pero en mi caso es todo lo contrario. Yo tengo una base muy clásica, utilizo una narrativa muy sencilla y las ideas que transmito en mis libros son universales. Quiero que todo el mundo sea capaz de leer y comprender lo que dibujo, e invitar a la reflexión a todo tipo de lector. Si alguna complejidad tiene mi obra, es porque hablo del ser humano, y no hay nada más complejo que el ser humano.
Sus obras han sido premiadas dentro y fuera de España, ¿acompaña al éxito de crítica el éxito de público?
En el mercado editorial lo ideal sería el equilibrio: hay obras alabadas por la crítica, pero tan experimentales que acaban abandonadas en los almacenes de las editoriales, y también hay obras “superventas” con una calidad literaria ínfima. Con Dublinés hemos conseguido que la crítica aprecie el valor de la obra, que esta llegue a los lectores y que, además, se mantenga viva desde 2011. La 4ª edición ya está a las puertas, y es una pequeña victoria.
Está trabajando para publicar Dublinés en Irlanda ¿Qué reacción espera de este público?
Traducir Dublinés a lengua inglesa es un proceso arduo y difícil, además del traductor hay un experto en literatura que revisa cada texto, cada imagen, para que la edición quede perfecta. No podemos fallar en el mercado anglosajón, pero el editor tiene mucha fe, y está tan sorprendido como yo de las buenas expectativas, a pesar de que el autor del libro no es irlandés ni tiene nada que ver con Irlanda (lo que no es habitual en su mercado editorial).
Usted vive en Francia, y sus cómics tienen vocación internacional. Sin embargo, su próximo proyecto recrea la Asturias de principios del siglo XX ¿Necesita regresar a sus orígenes, o al estar fuera ha visto una perspectiva distinta de su tierra?
Ambas cosas: salir de Asturias me ha dado una perspectiva de las cosas diferente, más enfocada, más objetiva. A la vez, viajar a Asturias a través de las viñetas me ayuda a vencer la nostalgia. El caso es que Asturias está cambiando muy rápidamente, y la gente no sabe cómo ni en qué dirección; pero tenemos un pasado, un bagaje y una conciencia colectiva sobre los que merece la pena reflexionar y tratar de discernir el futuro, que –a fin de cuentas– es de lo que se trata.
Y para finalizar, ¿nos daría algunas recomendaciones editoriales?
Tres imprescindibles para empezar 2013 con buen pie:
1.- Sólo para gigantes, de Gabi Martínez y Tyto Alba. Una novela gráfica documental sobre el zoólogo catalán Jordi Magraner, que se fue a Pakistán buscando al “Yeti” y acabó asesinado por los talibanes.
2.- Medusa de Ricardo M. Salmón, un libro que narra la historia maravillosamente inquietante de un artista alemán durante el III Reich.
3.- Ardalén de Miguelanxo Prado, una novela gráfica donde el autor ha encerrado el océano y ha dejado escapar los recuerdos.