Román Rodríguez Curbelo
Tres expertos, entre ellos el futbolista del Osasuna y alumni del MBA de UNIR, Ignacio Vidal, expusieron argumentos fundamentales y testimonios inspiradores para afrontar una posible renovación laboral en el encuentro sobre la “Transición profesional: cómo dar el paso vital en tu carrera”.
Yolanda Portolés, socia fundadora de Triat, y Aitor Malmierca, director de selección de UNIR, completaron el panel de la reunión de expertos. Comenzó destacando la importancia capital del autoconocimiento personal. Ser consciente de las preferencias particulares, las fortalezas profesionales y las tendencias del mercado ayuda a tomar decisiones, sobre todo ante los actuales cambios profundos y constantes, explicó.
Este conocimiento puede implicar lo que Portolés denominó un parón: un momento para la reflexión que permita a la persona tomar perspectiva, realizar un balance sincero consigo mismo y, quizá, actuar y cambiar de rumbo laboral: de la reflexión a la acción.
“Los cambios son retos, son desafíos. Podemos paralizarnos o actuar. Pero el propio funcionamiento del mercado nos obligará a movernos antes o después. Debemos entonces reflexionar, evaluar, buscar alternativas y definir hacia dónde queremos orientarnos”, dijo Portolés.
La fuerza de voluntad
Ignacio Vidal es defensa del CA Osasuna, equipo de la Primera División española. Cuenta con una trayectoria consolidada en la élite deportiva, pero en el fútbol, como en otras competiciones profesionales, es difícil mantener el éxito y las trayectorias suelen ser cortas.
Vidal fue siempre consciente de que el mundo del fútbol es muy complicado y comenzó a estudiar con 18 años. Estudió fisioterapia y completó un MBA en UNIR.
“Pero incluso ahora, que llevo unos años de carrera, suelo ser bastante precavido: del fútbol no solo te saca la edad, sino lesiones graves o decisiones de terceros, aspectos que no están en tu mano. Trato de ser proactivo, no reactivo”, aseguró durante el Fórum Máster UNIR.
Vidal recordó su tiempo en la cantera del Valencia CF, cuando compartía con sus compañeros de entonces largos trayectos en autobús para acudir a entrenamientos o a partidos en otras provincias. Él estudiaba durante este tiempo mientras sus compañeros jugaban o hablaban.
Y renunció a viajar muchos veranos para ponerse al día con sus obligaciones académicas. Pero ahora no le pesa ese esfuerzo y entiende que la apuesta de tiempo y energía fue correcta. “Cuando quieres algo, tienes que renunciar a cosas”, subrayó.
Esas pequeñas renuncias van moldeando los caminos profesionales. Carreras laborales que, por lo demás, tampoco son iguales a las de antes. Portolés explicó que esas trayectorias hasta hace no mucho eran predecibles, se solía comenzar y terminar en una misma empresa.
Cambio de intereses
Estas carreras lineales ahora tienden más a ser ondulantes porque las recurrentes transformaciones del mercado le sirven al empleado para cambiar de sector, de puesto o de ubicación laboral, bajo una lógica de convertir la incertidumbre en oportunidades.
Estos nuevos modelos laborales, continuó Portolés, permiten incluso los periodos de parón (career breaks), puntuales intervalos de tiempo en los que una persona puede aprovechar para formarse, para detenerse y reflexionar sobre su propósito laboral, para descansar o para cuidar a personas mayores o a recién nacidos.
Aitor Malmierca recalcó por su parte la importancia de la actitud. Por su actual cargo sabe muy bien que las necesidades de las empresas y de los candidatos son diferentes a las de hace unos años, sobre todo tras la pandemia.
Además de peticiones tradicionales, como el rango salarial, los aspirantes ya piden nuevas cuestiones. El crecimiento profesional, las experiencias dentro de la organización o la adquisición de nuevos conocimientos son reclamaciones igualmente inéditas para las corporaciones.
Sin embargo, durante ese proceso de búsqueda muchas veces los potenciales empleados no sacan a flote como debieran su propio talento. Porque hay muchísimo talento entre la gente, reconoció el director de selección de UNIR.
Es labor de los técnicos de Recursos Humanos desbrozar las candidaturas y encontrar esas capacidades diferenciales. El ponente coincidió con Portolés en que los candidatos deben conocer sus fortalezas, y añadió asimismo que parte de esas virtudes pueden ampliarse mediante metas a medio y largo plazo, y concretarse con un plan de acción consecuente.
“Es necesario que cada profesional se establezca objetivos a medio plazo, de unos cinco años, basados en una evaluación de dónde y cómo se quiere estar. Pero aún más relevante es diseñar un plan de acción acorde a esa meta. Será duro, y jamás durará unos pocos meses, pero existen métodos que facilitan esa necesaria conciliación”, añadió.
Un ejemplo de esos métodos es el propio Ignacio Vidal. El futbolista quiso continuar sus estudios superiores cuando fichó por el club navarro en el 2018, pero la presencialidad en su Valencia natal lo hizo del todo imposible dado su traslado a Pamplona. “UNIR me brindó entonces muchas facilidades”, elogió.
Curiosidad y habilidades blandas
No quiso descuidar su formación académica porque le parece una vía de escape de la burbuja deportiva y de los momentos duros que conlleva el fútbol de élite, y porque le gusta contar con otros estímulos en su vida.
“Soy muy curioso. Y la curiosidad significa estar abierto al aprendizaje y a los cambios, perder el miedo al futuro”, reconoció.
Esa curiosidad también es clave para Portolés, quien además saco a colación un consejo que no se puede pasar por alto: las necesidades del mercado laboral y de las empresas. La experta subrayó que todo profesional debe estar muy pendiente de los requisitos, las competencias y las funciones que más se demandan en los distintos sectores profesionales.
“Siempre debemos tener un ojo encima del mercado laboral. Nunca hay que estar de espaldas al mercado, porque nos marca la realidad laboral en un momento dado. Y ahora es más importante que nunca dada su naturaleza cambiante”, detalló.
Un mercado que, observó Malmierca, demanda sobre todo perfiles profesionales en torno a la tecnología y la digitalización porque hay realmente una gran necesidad de estos conocimientos.
Por otro lado, el director de selección de UNIR destacó además el papel de las denominadas habilidades blandas, la capacidad de los futuros empleados de adaptarse rápidamente a la forma de trabajar y a la cultura concreta de una organización, y del mantenimiento de la curiosidad y la pasión: “Eso lo trae la persona”, remató.
Habilidades todas ellas que parece encarnar sin querer Ignacio Vidal, porque de la fisioterapia pasó a la gestión empresarial, y ahora continúa con la psicología. Dijo durante el encuentro que esta aparente heterogeneidad de campos del saber sirve en el fondo para encontrar mejor aquella especialidad en la que se quiere profundizar.
“Cuando se tiene una aspiración muy personal, no hay techo. Encontrar un medio que te lleve a eso es muy bonito y no tiene precio”, concluyó. Portolés, por su parte, tomó el relevo de Vidal y aseguró precisamente que el aprendizaje continuo y permanente, incluso vitalicio, es esencial y entretenido: “Si no, la cosa sería mucho más aburrida”, bromeó.
Finalizó así un encuentro y un Fórum Máster que reunió a lo largo de dos días a expertos, académicos y consultores para debatir sobre el futuro del trabajo en un mundo que cambia cada día.