Sara Puerto
El desconocimiento y la desinformación en torno a las altas capacidades complican su identificación y abordaje, señala este experto, que compila las respuestas de la investigación para ayudar a familias y educadores a reconocer y atender el talento.
Puede que sea al comienzo del curso, o con el avance de las clases, incluso puede ser una intuición de los padres, que aprecian fortalezas inusitadas en sus hijos. Adentrarse en el terreno de las altas capacidades suele ser un camino no exento de inseguridades: ¿Cómo se sabe si alguien tiene altas capacidades? ¿Qué diferencia hay entre ser superdotado y tener altas capacidades? ¿Qué tipos de altas capacidades existen? ¿Quién las diagnostica? No son preguntas figuradas, sino búsquedas reales en Internet.
Es una realidad que, a menudo, nuestra sociedad no comprende, que no se identifica a tiempo en la infancia y que no siempre se atiende como debería en nuestro sistema educativo. Lo que conlleva un sentimiento de indefensión en las familias y una pérdida de talento para todos.
“Sabemos qué es tener altas capacidades, sabemos cómo identificar desde edades tempranas a estas personas. Durante décadas se ha investigado cómo atenderlos en el sistema educativo a través del agrupamiento, el enriquecimiento y la aceleración, entendida mucho más allá del avance de uno o varios cursos”, afirma Javier Tourón, catedrático emérito de UNIR y experto nacional en altas capacidades.
Tourón lleva más de 30 años estudiando e investigando sobre la identificación y el desarrollo del talento. Un trabajo ejercido desde la Universidad que complementa, desde hace doce años, con la divulgación en su blog Talento, Educación y Tecnología -con más de 19.000 suscriptores-. “La investigación y la práctica educativas, por una parte, y la divulgación y formación por otra, han sido el cauce más habitual hasta ahora para transmitir ideas, pero hoy no parecen suficientes. Compartir es una actitud de servicio que se debe suponer en quien estudia un tema con espíritu universitario”, sostiene el experto.
Respuestas de la ciencia
Con este ánimo, Tourón compila en el libro Navegando hacia el talento “las respuestas que ha dado la Academia –y la investigación más solvente– y que todos buscamos, sobre las altas capacidades, su conceptualización, los modelos que tratan de explicar una realidad tan compleja, su identificación y desarrollo, la escuela que hace falta para que el talento florezca…”.
Lejos de conceptualizaciones unívocas o del uso de indicadores simples como el cociente intelectual –“con ese absurdo y carente de sentido valor de 130”, puntualiza el experto–, la ciencia concibe hoy el talento como el resultado de la aplicación de las que capacidades naturales a los campos de la actividad humana. Por lo tanto, “entre la capacidad y el talento están las acciones personales y educativas que tienden a su desarrollo y cristalización”, asegura Tourón.
Según el catedrático emérito de UNIR, “los resultados de la investigación muestran lo que la Educación ha visto desde tiempos pretéritos: que el ser humano está, tiene la posibilidad de estar, en un proceso de progreso continuo hacia su óptimo desarrollo”.
Desarrollo personal, también en las altas capacidades
Luego “si no todo está hecho”, si podemos entender el desarrollo personal, también en las altas capacidades, como una navegación, siguiendo el símil del libro, “es imprescindible establecer procedimientos que permitan atender a las necesidades de cada persona. Es necesario tener procedimientos de detección e identificación que, de manera temprana, permitan conocer las potencialidades de cada uno para ayudarle a desplegarlas de modo adecuado, tanto por su bienestar personal como por su contribución social”.
¿Cómo tratar a un niño con altas capacidades? ¿Cómo detectar a un alumno con altas capacidades? ¿Dónde estudian? De nuevo, las búsquedas en Google revelan una necesidad de saber.
“Uno de los grandes riesgos que tenemos hoy en día es la dificultad para seleccionar y valorar la información a nuestro alcance: distinguir entre lo que merece la pena y lo que no; entre la mera opinión poco fundada y el conocimiento basado en evidencias rigurosas; entre la investigación y la charlatanería”, reflexiona Tourón.
Información para explorar nuevas sendas
En su libro, dirigido a “padres, profesores, orientadores, administradores…”, ha pretendido “mostrar luces y sombras que inspiren otras rutas a seguir o evitar; ofrecer ideas que puedan ser inspiración de otras mejores; aportar datos e información que ayuden a explorar nuevas sendas, o a mejorar el trazado de las que ya cada uno haya emprendido”. De una forma “sencilla que no simple”, proporciona, además, referencias al final de bloque que permiten al lector profundizar en el contenido que más le interese.
Le flanquean en el libro dos eminencias mundiales en altas capacidades, Joseph S. Renzulli, creador del Modelo de los Tres Anillos, y Steven I. Pfeiffer, autor del Modelo Tripartito, quienes firman el Prefacio y el Epílogo, respectivamente.
De ambos modelos, entre otros, se ocupa el libro, que se conforma en cuatro bloques: Conceptualización, Identificación, Estrategias de Intervención y, finalmente, Hacia un “nuevo” modelo de escuela, bloque ese último en el que se aborda un aspecto muchas veces olvidado, como es la formación de profesorado para promover un aprendizaje personalizado.
“Es necesario tener procedimientos de detección e identificación que, de manera temprana, permitan conocer las potencialidades de cada uno para ayudarles a desplegarlas de modo adecuado, tanto por su bienestar personal como por su contribución social”, concluye Tourón.