Una investigación de la Universidad Internacional de La Rioja y de la Universidad Complutense de Madrid concluye que la televisión se esforzó por transmitir los valores democráticos
La producción de Televisión Española estuvo al servicio de la Transición y trató de promover visiones más completas que las que ofreció el franquismo. Es una de las conclusiones de una investigación que analiza los debates políticos en la cadena pública.
Investigadores de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) han analizado los programas de contenido histórico de televisión emitidos durante la Transición (de 1978 a 1985). En ellos han prestado especial atención a los contenidos, opiniones y posiciones que se tomaban en cuanto a la historia reciente.
“La televisión estuvo al servicio del proyecto político de Adolfo Suárez: con la Transición tuvo éxito, pero fracasó en la consolidación de un partido de centro”, asegura María Antonia Paz, de la UCM, a la Unidad de Cultura Científica y de la Innovación de UNIR. Según el estudio, no hubo intención de olvidar la historia sino que “se trató de mostrar una historia objetiva que hiciera realidad el diálogo sobre el pasado entre expertos con diferentes enfoques”.
En el fondo se buscaba establecer ese nuevo modelo de convivencia, una nueva cultura política en la que se podía debatir sobre temas polémicos con posturas discordantes, pero siempre desde el respeto a la opinión del otro.
“En España había una historia ignorada por el gran público, no por los historiadores profesionales, y era lógico que se recuperara. El punto de vista predominante en la Transición fue que había que incorporar esa historia acallada”, afirma Julio Montero, delegado del rector de UNIR y Vicerrector de Investigación.
La historia, en este caso, se presentó en televisión como una forma para educar a los españoles en la nueva realidad política. Los debates y tertulias como Tribuna de la Historia y La víspera de nuestro tiempo fueron un modelo “de debates correctos y educados: no hubo polémicas, en general, que no se resolvieran en concordias, con acuerdo sobre lo fundamental en cada caso”, asegura la investigación publicada en la revista Historia y Política.
“Con debate o sin debate lo que siempre hubo fue respeto por las personas, buena educación, sometimiento a los hechos y a la razonabilidad. Vamos: hoy nadie querría asistir a uno de aquellos programas”, explica María Antonia Paz.
Una situación muy diferente de la actual. Según Julio Montero, “ahora parece que si no hay insultos, argumentos torticeros, tiranía de la corrección política, insultos velados y manifiestos, mentiras y medias verdades, etc. no hay debate”.
Referencia bibliográfica:
Rebollo, María Antonia Paz, y Montero Díaz, Julio (2015). Usos públicos de la historia en la Transición española. Divulgación histórica y debate en Televisión Española (1978 a 1985). Historia y Política, (33), 275-302.