El grupo de investigación Sigilla Ex Hispaniae, compuesto por especialistas de España y Portugal, se reunió en UNIR para trazar las líneas del primer inventario de marcas de alfarero en 'terra sigillata' hispánica, con las que identificar sus centros de producción.
De color rojizo brillante y con unas bellas figuras moldeadas. Así es la ‘terra sigillata’, el tipo de cerámica que se puso de moda entre la sociedad romana a partir de mediados del siglo I a. C. Se convirtió en la vajilla fina más empleada para el uso doméstico y su éxito propició que su producción se extendiera por todo el Mediterráneo. Los primeros talleres productores se establecieron en la Península Itálica, pero su creación pronto se difundió por otras zonas como el sur de Galia e Hispania.
UNIR ha acogido la última reunión del grupo de investigación Sigilla Ex Hispaniae, un equipo de trabajo compuesto por una treintena de historiadores y expertos en Arqueología, que tratan de sacar a la luz todo el potencial que tuvo la producción hispánica de ‘terra sigillata’. El núcleo de este grupo lo componen seis especialistas de diferentes universidades y entidades de investigación: Pilar Sáenz Preciado (de UNIR), María Isabel Fernández García (Universidad de Granada), Antonio Manuel Poveda Navarro (Universidad de Alicante), José Carlos Quaresma (FCSH-Universidade Nova de Lisboa. Instituto de Estudo Medievais), Carlos Sáenz Preciado (Universidad de Zaragoza) y José Luis Fuentes Sánchez (Universidad de Granada).
El encuentro anual de este equipo tuvo lugar en la sede de UNIR en Logroño, ya que a alrededor de 30 kilómetros se encuentra el antiguo municipio romano de Tritium (actual Tricio). Fue uno de los principales centros alfareros de Hispania junto a Isturgi Triumphale, yacimiento arqueológico de Los Villares de Andújar (Jaén). De la pujanza del antiguo Tritium habla el que se conozcan los nombres de más de 350 de sus alfareros.
“No hay yacimientos en España que no tengan fragmentos de ‘terra sigillata’ elaborados en Tricio, lo que da idea de la cantidad enorme de personas que tuvieron que estar trabajando, entre artesanos y encargados de su comercialización por el Imperio romano occidental”, reseña la docente de UNIR, Pilar Sáenz Preciado. Y es que Sáenz Preciado destaca que de este rincón de La Rioja salieron vajillas a toda la Península Ibérica, norte de África, Italia, Grecia, Inglaterra… “Pero esas carretas no volvían vacías, sino que retornaban con mercancías que se traían de estas zonas y que no existían en esta”, comenta esta gran estudiosa del enclave riojano, convertido en un nudo neurálgico para la exportación e importación.
Sellos identificativos
Los recorridos de estas extensas rutas comerciales se han podido desentrañar, ya que los alfareros marcaban o identificaban los productos de su taller con un sello. Estas dinámicas de mercado han sido objeto de investigación por parte del grupo Sigilla Ex Hispaniae.
Este equipo lleva desde 2017 tratando de conocer y difundir la relevancia de estos circuitos comerciales. En UNIR compartieron las conclusiones de este primer proyecto, apoyado por la Agencia Española de Investigación (AEI), y sentaron las bases para solicitar a esta entidad pública la continuidad de la iniciativa con un segundo programa.
“Queremos elaborar un inventario de marcas de alfarero en ‘terra sigillata’ hispánica, acorde a las exigencias de los tiempos modernos, ya que no hay ninguno”, explica la investigadora principal del equipo, María Isabel Fernández García.
La idea es ordenar y reclasificar las marcas en relación a sus centros productores. El fin último pasa por posicionar los conocimientos sobre ‘terra sigillata’ hispánica al mismo nivel de los que existen sobre este tipo de cerámica en Francia o Italia. “En esos países las investigaciones comenzaron a partir de finales del siglo XIX y principios del XX, respectivamente. En España, en los años 60”, contrapone Fernández García.
“Estamos haciendo Historia”, enfatiza la investigadora principal. No en vano, “estamos reconstruyendo la economía y la sociedad de determinadas zonas de Hispania, a través de la documentación arqueológica, las fuentes escritas y el Derecho romano”, precisa.
Proyecto transnacional
Un apasionante reto que suma a profesionales de las dos naciones que integran la Península Ibérica. El portugués José Carlos Quaresma ha centrado durante años sus estudios en las cerámicas finas de la antigua provincia de Lusitania. Su participación en este proyecto se debe a que “engloba a personas de España y Portugal y nos permite compartir conocimientos y trabajos realizados en toda la Península Ibérica“. En su caso, ahondar en el conocimiento del consumo de la ‘terra sigillata’ en Lusitania y de las vías por las que llegaba, principalmente desde Tritium.
Y es que, para el investigador luso, la robustez de esas redes de suministro evidencia que ya “en tiempos del Imperio romano se vivió la primera globalización”. Aunque, por aquel entonces, este fenómeno se ciñó “a una escala meramente mediterráneo-atlántica”.