El informe, elaborado con la Consejería de Educación y Cultura del Principado de Asturias, revela que un 2,4% del alumnado es víctima de bullying grave.
Conocer al alumnado, sus motivaciones, su situación general en el colegio y en casa y su utilización sobre los teléfonos móviles e Internet son iniciativas clave a la hora de ahondar en las causas y consecuencias del acoso en sus diferentes manifestaciones y cómo corregirlas. Esa es la motivación del estudio pionero que UNIR.La Universidad en Internet ha realizado con una muestra de casi 26.000 alumnos. Es la primera de semejantes características elaborado en una comunidad autónoma -el Principado de Asturias en este caso- y que exhibe unos resultados de gran fiabilidad como para hacer una radiografía acertada y exhaustiva de semejante lacra.
Porque el acoso entre iguales (bullying) y el ciberacoso (cyberbullying) constituyen dos formas de violencia presentes en el entorno escolar que no resultan nuevas a los docentes. Debido al impacto negativo que generan a todos los niveles y a la creciente sensibilización de la sociedad ante estos problemas, tal y como desvelan las principales actuaciones en el campo de la Psicopedagogía, es necesaria una búsqueda activa de posibles soluciones. Y es ahí donde entra en juego este proyecto, denominado CiberAstur.
Realizado en colaboración con la Consejería de Educación y Cultura del Principado de Asturias, han participado 25.582 estudiantes de ESO, Bachillerato y Transición a la Vida Adulta pertenecientes a 140 centros asturianos. Si bien 115 de ellos (82 públicos y 33 concertados) han intervenido más activamente. Su desarrollo ha sido posible, en gran medida, a través de una herramienta online y la colaboración del profesorado y las direcciones de los colegios participantes.
La parte del estudio que indaga en las situaciones de acoso y ciberacoso refleja la existencia de un 2,4% de alumnado que es víctima de situaciones de acoso grave. Si de ciberacoso se trata, en un 3,25% de los casos supone un problema grave.
Además, el informe recoge que los que desempeñan el rol de agresor grave no llegan al 1% en el acoso tradicional y se sitúan en un 2,3% en la ciberagresión. Por edades, la franja con mayor prevalencia es la de los 13-14 años para la victimización y de los 15-16 años en la agresión. Cuestiones de gran importancia, puesto que ser víctima o cibervíctima afecta gravemente a la calidad de vida percibida de los estudiantes. En concreto, a las dimensiones de bienestar físico, psicológico, la autonomía y las relaciones con los padres, su entorno escolar y sus iguales.
En general, el acoso tradicional es más prevalente, si bien el ciberacoso lo es en las fórmulas más graves. También hay más acosadores en el ciberbullying, con 588 en el nivel severo, frente a los 237 agresores en el tradicional. Los resultados, que diferencian entre los roles de víctima, agresor y observador, reflejan que un 4% ayuda al agresor o simpatiza con él en ambos casos. Un 24% se muestran poco comprometidos y más de la mitad actúan como defensores en ambos tipos de situaciones.
La otra gran área de análisis en la que se centra este estudio realizado en Asturias es la utilización de Internet a través de dispositivos móviles y que ofrece resultados muy relevantes. Por ejemplo, indica que se realiza un control insuficiente del uso de estos dispositivos en cuanto a tiempos de uso y a contenidos a los que accede el alumnado. El 95,7% de los estudiantes afirma tener teléfono móvil. Cifra de especial relevancia si se tiene en cuenta que casi el 89% de los participantes en el informe tiene entre 10 y 12 años.
Además, el 71,3% asegura que su familia no supervisa su actividad con el teléfono y un 33,2% reconoce usar el móvil más de cinco horas al día durante los fines de semana. También se estima que casi el 4% de los estudiantes puede presentar un uso problemático y compulsivo de Internet.
Estos datos globales de acoso y ciberacoso recogidos en Asturias son, según el investigador principal y profesor del Departamento de Psicología en la Educación y Psicobiología de UNIR, Joaquín González-Cabrera, “convergentes con los encontrados en otros estudios, especialmente en los casos graves donde la horquilla habitual de casos oscila entre el 2 y el 7%”.
“Este estudio”, ha asegurado el docente, “es pionero por su carácter poblacional en una comunidad autónoma, que supone que todo alumno cuenta y es importante en el proceso; es la mejor manera para un diagnóstico y una futura toma de decisiones político-educativas en el Plan Estratégico para la Convivencia Escolar del Principado”.
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