Investigadores de UNIR estudian el impacto que tiene el estrés en el rendimiento de los deportistas en equipos españoles de fútbol de Primera, Segunda y Tercera División y en el conjunto Rubin Kazan ruso
La presión del público, la importancia de la competición o la necesidad de ganar un trofeo pueden aumentar el estrés de un deportista y llevarle a cometer errores. Pero también la gestión que hagan de sus emociones. Así al menos lo corroboran ensayos clínicos con equipos de élite llevados a cabo por investigadores de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
Gracias a las últimas tecnologías de análisis de cortisol -la hormona del estrés-, a través de la saliva “podemos conocer y predecir las posibilidades de errar un penalti que tiene un jugador de fútbol, y un futbolista con alto nivel de estrés tiene más probabilidades de fallarlo”, asegura Manuel Jiménez, investigador del Grupo sobre Tecnologías aplicadas a la Educación Física (TECNODEF).
“Estadios abarrotados de gente que anima o pita, competiciones en las que un mínimo detalle te puede alejar de la victoria, presencia de medios de comunicación que multiplicarán sus fallos o aciertos, etc. Son muchos factores que afectan a los deportistas”, afirma Manuel Jiménez.
En palabras del investigador, “el cuerpo del deportista, como el de cualquier persona, se prepara para una situación de peligro a través de la liberación de cortisol, u hormona del estrés”. El problema viene cuando esos niveles se mantienen altos a lo largo del tiempo, “esto nos indica que el jugador va a alejarse de lo que le daña, el cuerpo le está diciendo: ¡huye del peligro, huye del depredador!”.
Este peligro puede ser la presión del entrenador, de los compañeros, del público, de los medios, etc. Los investigadores observan principalmente los niveles de testosterona y de cortisol de los deportistas para saber, por un lado, si la carga de entrenamiento es la adecuada, y por otro, si emocionalmente el jugador está preparado.
“En equipos de fútbol profesional es factible predecir con una antelación suficiente las rachas negativas de resultados. Esto ayudaría al cuerpo técnico a reestructurar las cargas de entrenamiento, modificar la política de rotaciones y recuperar rápidamente las buenas sensaciones, minimizando el impacto sobre la tabla clasificatoria”, detalla Manuel Jiménez a la Unidad de Cultura Científica y de la Innovación de UNIR.
El investigador reconoce que queda mucho trabajo por hacer en este sentido pero también asegura que “estamos comenzando a comprender el amplio rango de consecuencias que tiene el estrés psicofisiológico en los deportistas, y todo indica que el impacto en la salud y en el rendimiento es muy elevado”.
El grupo de investigación TECNODEF está trabajando actualmente con equipos de élite como el Rubin Kazan ruso, así como diversos equipos de fútbol españoles de Primera División y diferentes conjuntos de Segunda y Tercera División.
Además, sus trabajos de análisis de niveles de estrés mediante saliva han llamado la atención de otros deportes. Por ejemplo, analizarán a las competidoras de Hockey Femenino que participarán en las semifinales y finales de la Copa de la Reina que se disputan del 16 al 19 de marzo. Y, en el futuro, ayudarán a otros deportes con alta carga de estrés, como por ejemplo el automovilismo.