Caracas. Una película anunciada a bombo y platillo en la fachada del cine. El primer largometraje animado íntegramente por ordenador. Corre el año 1995 y la joven Ana María Pérez-Guerrero, en la actualidad profesora de Comunicación de la Universidad Internacional de La Rioja, se deja seducir por un estilo que va más allá de la técnica. La película es Toy Story y el estudio, Pixar.
Tras años de investigación, documentación y rastreo de “ratón de biblioteca”, conjugado con una admiración de adulto y una sensibilidad de niña, Pérez-Guerrero acaba de sacar a la luz en Ediciones Encuentro Pixar. Las claves del éxito.
En sus primeros veinticinco años (1986-2010), periodo analizado en el volumen, Pixar, “sinónimo de cine familiar de calidad”, se ha relacionado con nombres de la talla de George Lucas, Steve Jobs, y Disney, que la compró en 2006 por 7.400 millones de dólares.
El éxito de Pixar Animation Studios “se debe primordialmente al factor humano, no sólo por la aportación particular de sus fundadores en la configuración de su cultura empresarial, sino porque la manera de hacer las cosas en el estudio está basada en las personas”.[m4p_image image_src=”custom” image=”549201430735″ responsive_dr=”yes” sizes=”full”]
Según la profesora de UNIR, Pixar, en una “atmósfera de libertad y armonía”, presenta cuatro pilares: creatividad, técnica, gestión de la producción y gestión de negocios. Realmente se puede hablar de un “estilo Pixar”, de unos valores corporativos y un sentido de comunidad, donde conviven la confianza, la solidaridad, la aportación personal, la honestidad, la asunción de nuevos retos y un talante optimista
Además, Pérez-Guerrero destaca en su libro que Pixar invita a los empleados a evaluar su labor al finalizar cada proyecto: “La idea es elaborar una lista de cinco cosas que volverían a hacer, así como de otras cinco que no repetirían, con el fin de mejorar lo que sea necesario en el futuro. Es más, en sus instalaciones tienen una galería dedicada a personajes fallidos para motivar a la exploración y [m4p_image image_src=”custom” image=”549201430734″ responsive_dr=”yes” sizes=”full”]toma de riesgos”.
La profesora de Comunicación apunta otros elementos que Pixar sigue a pie juntillas: solidez de sus guiones, que afrontan temas profundos desde una perspectiva original; relatos en ambientes intemporales y llenos de humor; preocupación por interesar tanto a niños como adultos, cuidado del público familiar; la responsabilidad de unos profesionales, conscientes por influir en la vida de los espectadores; y compromiso por la calidad y la excelencia.
Dos ejemplos de la filosofía Pixar
Según la autora, las películas de Pixar incluyen en los créditos los nombres de los niños nacidos durante la producción de cada película. Asimismo, muchos de los hijos de los creativos de la casa han participado activamente en los filmes de sus padres. Nicholas, hijo de Brad Bird, prestó su voz a una de las tortugas infantiles de Buscando a Nemo. Ellie, hija de Pete Docter, fue la voz del personaje del mismo nombre, cuando era niña, en Up.
Toy Story 2 determinó gran parte del estilo Pixar porque se tuvo que rehacer la película en tiempo récord. A raíz de esto, muchos trabajadores sufrieron un progresivo deterioro de su salud. Para atajar el estrés, un equipo médico y de fisioterapia dio consejos a la plantilla, se adquirió un mobiliario más confortable, los responsables crearon un gimnasio en el edificio, y se ofrecieron clases de yoga y Tai Chi.
El futuro
Tras seis años desde la compra de Pixar por parte de Disney, el estudio ha cosechado grandes éxitos, aunque, desde 2011, de acuerdo con Pérez-Guerrero, “algunos han querido ver síntomas de agotamiento creativo en sus producciones, amparados en la fallida historia de Cars 2 y el anuncio de varias secuelas”. En 2013 Pixar acaba de estrenar Monstruos University.
“Si el factor humano ha sido crucial en la trayectoria de logros de Pixar hasta el presente, también lo será para mantener esa dirección en el futuro. El estudio aún es joven y en proceso de crecimiento, al igual que sus líderes creativos. De su creatividad y coraje dependerá, en buena medida, que sepan reinventarse sin perder su identidad… El gran número de sus seguidores se los agradecerá”, opina.
En el libro Pixar. Las claves del éxito, Pérez-Guerrero dedica capítulos enteros a cada uno de los nombres principales de estos estudios. John Lasseter, creador de Toy Story 1, Toy Story 2, Bichos, Cars 1, Cars 2, es “el alma artística de Pixar y la figura clave para entender la cultura creativa que se fomenta en la empresa”. Otro protagonista es Andrew Stanton, de Buscando a Nemo y Wall-E, en palabras de Pérez Guerrero “el primer director de Pixar en introducir el impacto de la muerte de un ser querido en la vida de los personajes. La soledad y la nostalgia son temas recurrentes [m4p_image image_src=”custom” image=”549201430733″ responsive_dr=”yes” sizes=”full”]en sus trabajos”.
La lista sigue con Pete Docter, de Monstruos S.A. y Up, “un artista cuya comprensión de la imaginación infantil le permite hablar tanto a niños como a adultos”; Brad Bird, de Los increíbles y Ratatouille. “Tiene la rara habilidad de aportar complejidad, intimidad, ternura e integridad a su obra, en donde sus personajes expresan sentimientos complejos y emociones identificables” o Lee Unkrich, de Toy Story 3, de quien destaca “su narrativa visual directa y realista muestra con vigor la creatividad del juego infantil, las maneras en que juegan los pequeños de distintas edades y la relación que establecen con sus muñecos”.
El volumen, publicado por Ediciones Encuentro, recoge además grandes frases de los personajes de las películas. Así, de Rusell, protagonista de Up extrae: “puede que suene aburrido, pero las cosas que más recuerdo son precisamente las cosas aburridas”. U otro gran aforismo, obra de John Locke y que los guionistas ponen en boca de la muñeca Barbie, de Toy Story 3: “la autoridad emana del consentimiento de los gobernados, no de la amenaza de la fuerza”.