Los trastornos mentales siempre han estado rodeados de un gran desconocimiento en general. Aunque se ha avanzado mucho en la normalización de este tipo de problemática, a día de hoy se hace necesario ayudar a los familiares a mejorar la comprensión de la situación.
Los trastornos mentales siempre han estado rodeados de un gran desconocimiento en general. Aunque se ha avanzado mucho en la normalización de este tipo de problemática, a día de hoy se hace necesario ayudar a los familiares de personas con alteraciones de la esfera psicótica a mejorar la comprensión de la situación, así como a la aceptación progresiva de la alteración para resolver cuestiones relacionadas con la culpa y la pérdida. Ésta es la principal conclusión a la que ha llegado el estudio en el que ha colaborado la profesora Cristina Medina-Pradas recientemente.
La docente de neuropsicología aplicada a la educación del Máster Universitario en Neuropsicología y Educación de UNIR ha participado junto a otras investigadoras de España, México y Estados Unidos, en la investigación titulada “Relatives’ expressed emotion, distress and attributions in clinical high-risk and recent onset of psychosis”, publicada en Psychiatry Research, que ha analizado una muestra de 78 familiares de pacientes.
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— Agencia Sinc (@agencia_sinc) November 15, 2017
De ésta, 41 eran parientes de personas en riesgo para la psicosis (ARMS, por sus siglas en inglés) y 37 eran de pacientes que han padecido sus primeros episodios psicóticos (FEP, por sus siglas en inglés). Por un lado, el estudio examinó las asociaciones de los diferentes componentes de la Emoción Expresada (EE) -crítica y sobreimplicación emocional- con la morbilidad psiquiátrica (ansiedad y depresión) de familiares y sus atribuciones acerca de la enfermedad y, por otro lado, comparó ambos grupos (ARMS y FEP) en dichas variables.
Así, el estudio describe y analiza los niveles de EE, los niveles de ansiedad y depresión y las atribuciones de control y culpa que suelen tener los cuidadores sobre la enfermedad en el contexto de la psicosis temprana, considerando que el modelo atribucional puede ser de gran utilidad para entender los mecanismos que subyacen de la relación entre el estrés familiar, la EE y los procesos psicóticos.
Estas intervenciones familiares en la psicosis temprana deberían dirigirse a proporcionar apoyo psicológico e información adecuada para que los familiares puedan afrontar mejor y abordar adecuadamente los desafíos del trastorno, reducir sus valoraciones negativas, cambiar las atribuciones de culpa de los pacientes y atender sus niveles de ansiedad, de cara a prevenir el afianzamiento de la EE a lo largo del tiempo.
En el grupo subclínico o en riesgo (ARMS), los cuidadores fueron más críticos que en el grupo con primeros episodios (FEP), lo que se explicaría a causa del menor conocimiento sobre la enfermedad (por definición en los ARMS, al no haber debutado la misma todavía propiamente). A medida que la enfermedad progresa y los síntomas se hacen francos, los familiares reprochan menos la forma de comportarse de los pacientes, haciéndoles menos responsables de dichos síntomas.
Por tanto, como señalan la Dra. Medina-Pradas y sus compañeras en cuanto a las implicaciones clínicas, considerando que la alta EE puede contribuir a precipitar la transición a la psicosis en los pacientes ARMS y las recaídas en los FEP, las intervenciones familiares deberían ser una prioridad. Estas intervenciones familiares en la psicosis temprana deberían dirigirse a proporcionar apoyo psicológico e información adecuada para que los familiares puedan afrontar mejor y abordar adecuadamente los desafíos del trastorno, reducir sus valoraciones negativas, cambiar las atribuciones de culpa de los pacientes y atender sus niveles de ansiedad, de cara a prevenir el afianzamiento de la EE a lo largo del tiempo.