El Ministro de Educación, D. José Ignacio Wert, ha impuesto la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio a D. José Antonio Ibáñez-Martín, catedrático de Filosofía de la Educación y vicerrector de la UNIR.
En el brillante acto, que se celebró en el salón Goya de la sede del Ministerio, el Ministro ha subrayado que una de las tareas más gratificantes y estimulantes de su cargo es la de ser Gran Canciller de la Orden Civil de Alfonso X El Sabio, “pues permite honrar, y reconocer a aquellos que, como dice textualmente el Real Decreto que la regula, han contraído méritos en los campos de la educación, la ciencia, la cultura, la docencia y la investigación”.
El Ministro ha elogiado la figura y trayectoria del galardonado, ensalzando su sabiduría, y ha hecho hincapié en que su legado es “la prueba de que la sabiduría no es cuestión de fortuna, sino de perseverancia”.
Al acto asistieron diversas personalidades tanto del mundo de la política, entre los que cabe señalar a Dª Montserrat Gomendio, Secretaria de Estado de Educación, Formación Profesional y Universidades, D. Víctor Calvo-Sotelo, Secretario de Estado de Telecomunicación y para la Sociedad de la Información y a D. Ángel de Miguel Casas; como del mundo universitario, estando presentes D. José Mª Vázquez, Rector Magnífico de la UNIR, D. José Mª Bastero, antiguo Rector de la Universidad de Navarra, D. Miguel Arrufat, Consejero delegado de UNIR, D. Gonzalo Jover, Catedrático y Vicedecano de la Facultad de Educación de Educación de la Universidad Complutense, D. David Reyero, Titular de la Universidad Complutense y Secretario de la Revista Española de Pedagogía etc.
Tras el acto se celebró un homenaje íntimo al Prof. Ibáñez-Martín, quien agradeció especialmente la concesión de esta Gran Cruz, pues había sido concedida a personas por él muy admiradas, como su padre, y, citando a Luis Rosales, afirmó que “a mí me han ido haciendo las personas que amé. La admiración ha tirado de mí, desde pequeño, y he crecido mirando”. Por otra parte, dijo, este era un momento oportuno para dedicar una palabra de alabanza a los profesores educadores, a quienes no se limitan a ser meros enseñantes que repiten los versos como el cómico viejo, sino que se esfuerzan por ser verdaderos educadores que, sin desmayo, procuran animar a las nuevas generaciones a buscar la verdadera plenitud humana.
Concluyó citando las recientes palabras de Felipe VI, quien nos recordó hace pocas semanas que una nación exige un proyecto que mire al futuro. “Pido a Dios, dijo, que los educadores, a cualquier edad que tengamos, ya que como leemos en Tennyson “nunca es tarde para buscar un mundo nuevo”, nos decidamos a no cejar en el empeño por ofrecer a los jóvenes, razones para la esperanza”.
