Soto, profesor del Grado en Criminología de UNIR, y jefe de sección de análisis de la conducta del Cuerpo Nacional de Policía, habla de la revolución mediática que genera la criminología.
Las series de investigación criminal y los sucesos se imponen en la televisión. Los expertos en sucesos son las nuevas estrellas televisivas. En pocas palabras: la criminología está de moda.
Es fácil comprobarlo: si introducimos la palabra “asesinato” en Google nos devuelve 25.200.000 resultados aproximadamente. La palabra “asesinos”, 10.400.000. “Asesinos en serie” desciende a los 384.000, mientras que la palabra “crimen” gira vertiginosamente al alza con 28.300.000 y “delito” aún más 30.600.000. Así lo afirma Juan Enrique Soto, profesor del Grado en Criminología de UNIR.
Una moda que vende
El crimen sigue “vendiendo” en los medios de comunicación ocupando cada vez más espacios y tiempo en los mismos. Tal y como apunta Juan Enrique Soto, “estos temas crean una gran expectación en las personas y convenientemente expuestos resultan muy atractivos, impactantes y emocionantes, la necesidad de conseguir información derivada de los crímenes es acuciante para los diferentes canales y la atención que prestan a las posibles fuentes de información criminal es muy elevada”.
Estamos en un momento donde este fenómeno se está convirtiendo en una moda que se refleja en las series, programas y en la gran cantidad de expertos que hay en los diferentes programas. “Basta encender la televisión, leer los periódicos, ir al cine, navegar por internet para darnos cuenta de que el crimen se ha convertido en algo cotidiano, como apunta el profesor del Grado de Criminología de UNIR.
Los medios se sofistican
Las series de televisión centran sus tramas en aquellos individuos que cometen los delitos más graves y en quienes los investigan, alcanzando cotas de audiencia elevadas. Una atracción por parte del espectador que, según Juan Enrique Soto, obliga a productores, directores y guionistas a sofisticar sus historias y el modo en que las presentan. Los hechos más atroces son transmitidos en segundos a cualquier lugar del mundo gracias a las nuevas tecnologías de la comunicación de masas y todos nos convertimos en testigos de los incidentes más truculentos casi en tiempo real; expertos o pseudo-expertos debaten ante el público ávido de explicaciones las teorías que tratan de explicar tales comportamientos violentos; se escriben libros o se filman películas dedicados a los asesinos más infames y el producto es devorado por un auditorio impaciente; y podríamos seguir con más y más ejemplos que muestran la gran fascinación que el crimen y los criminales provocan en el ser humano.
En cuanto a los pseudo-expertos, Juan Enrique Soto se refiere a esas personas habituales fundamentalmente en programas que emiten formatos tipo tertulia, afirma que “son capaces de opinar, incluso juzgar, de los temas más variados, como si fueran expertos en todos ellos y eso puede llevar a que determinados temas en los que realmente no son expertos manifiesten teorías o simples comentarios que ante una audiencia predispuesta o quizá no muy informada, pueden generar confusión o ideas erróneas desde el punto de vista del rigor informativo”.
Juan Enrique Soto pide a los profesionales de la comunicación que traten estos temas con “responsabilidad y profesionalidad”.
Boom de la ciencia especializada en crimen
Al mismo tiempo, las ciencias que se dedican a estudiar el fenómeno de la delincuencia generan más y mejor conocimiento al respecto. Proliferan las publicaciones científicas, se celebran congresos y simposiums, las universidades se hacen eco de esta inquietud y se diseñan planes de estudio que abordan la cuestión desde todos sus ángulos. En este sentido el
Grado online en Criminología de UNIR pretende formar graduados con capacidad para conocer y comprender: el delito, al delincuente, la víctima y el control social del hecho delictivo.
Para Juan Enrique Soto, analista de conducta y profesor del Grado en Criminología de UNIR “existe una especie de fascinación por los sucesos y cuanto más cercano al ámbito del espectador, más potente es, porque no es lo mismo informar de un atentado en un lejano país que ha causado docenas de víctimas mortales que un hecho traumático sucedido en una de nuestras ciudades o cometido por alguien que podría ser nuestro vecino”.
En este sentido Juan Enrique Soto añade que “los detalles escabrosos nos llaman poderosamente la atención como seres humanos, dilucidar el por qué de esas acciones también nos resulta fascinante. El deseo de comprender los motivos de las acciones, en este caso criminales, de aquellos que nos rodean nos produce una mezcla de atracción-repulsión que incita a ser espectador de esas acciones, seducidos por la desgracia en sí, convertida en espectáculo asombroso al que nos cuesta hallar explicación”.
Se trata de un fenómeno de tipo psicológico que según el experto en criminología hay que “analizar con rigor para llegar a plantear hipótesis consistentes y seguro que tiene una explicación multidimensional, como todo en psicología, como todo en comportamiento humano”.
Para explicar porqué el crimen fascina, Juan Enrique Soto, como profesional del campo criminológico, señala cómo la Criminología, al menos en nuestro país, provoca en las nuevas generaciones de estudiantes un impetuoso deseo por entender el fenómeno, estudiarlo y hacer de ese estudio su profesión desde distintos ámbitos de abordaje. Lo que posibilita la generación de expertos de calidad totalmente entregados a su tarea y al progreso científico de la materia, lo que provocará, si no lo ha hecho ya, que la criminología se instaure como una de las inquietudes científicas con mayor proyección futura.
“Sí, el crimen nos fascina tanto porque no conseguimos entenderlo y esa es una ecuación que al ser humano, inquieto y curioso por naturaleza, impele a actuar porque desea comprender lo que le rodea y aún más si es un fenómeno provocado por otros seres humanos. Comprender los motivos por los que los individuos cometen delitos se ha convertido en una meta social, del mismo modo que el deseo de curar las enfermedades o satisfacer las necesidades energéticas de la sociedad. El entusiasmo de las nuevas generaciones de criminólogos, psicólogos, sociólogos, juristas y demás especialistas en el estudio del delito, derivado o consecuencia de esa fascinación que mencionaba, es el mejor combustible para abordar una cuestión tan oscura e impenetrable como sugerente y retadora. Si el ser humano ha logrado ser lo que es, ha sido gracias a que ha sabido afrontar los retos más difíciles y entender el comportamiento humano se me antoja de los más exigentes”.
Para Juan Enrique Soto, “la naturaleza humana nos ofrece siempre un lado oscuro junto a otro más claro, aunque no sea consuelo, siento cierto sosiego al comprobar que palabras como “amor”, “amistad” o “paz” alcanzan resultados en Google tales como 452.000.000, 90.700.000 y 367.000.000 respectivamente”.