Como miembro del comité académico y científico del Congreso de Educación Personalizada, Ana Carmen Muñoz cree que "la enseñanza debe ser un traje a medida para cada uno de nuestros alumnos".
Ana Carmen Muñoz Hueso, doctora y profesora de la facultad de Educación de la UCM, cree que la educación “ha de ser como un “traje a medida” para cada uno de nuestros alumnos”. Por ello, organizaciones e instituciones educativas, junto con profesores y familias “han de esforzarse para ser los mejores sastres”. El fin último de la educación, advierte, “es el desarrollo integral de la persona”. Como miembro del comité académico y científico del Congreso de Educación Personalizada, que UNIR ha convocado del 24 al 26 de junio, advierte que “la educación actual necesita de estos encuentros que aúnen fuerzas, se reflexione, donde se compartan experiencias, donde todos nos enriquezcamos y aprendamos a aprender”.
En su opinión, para lograr que la escuela atienda a los alumnos en todas sus dimensiones hay que dar más importancia a la parte socio afectiva en todas las etapas académicas. “Desde mi punto de vista se invierten demasiadas horas lectivas en las aulas en contenidos curriculares dejando a un lado a la parte más personal. Recordemos que es tan importante saber conocimientos como saber ser persona”.
Por otra parte, cree que deben optimizarse los recursos que existen para atender a la diversidad. “Para ello sería necesario una formación integral, eficaz y contextualizada de los docentes (tanto los actuales como los futuros). Y a partir de ahí, con unos docentes competentes y con los recursos aprovechados al máximo se podría ofrecer una respuesta educativa más ajustada, mas personalizada”.
Además, “es necesario la colaboración entre la familia y la institución educativa. Son tantos los beneficios que se potencian en los alumnos cuando ambos contextos se coordinan que éste aspecto debería ser considerado como requisito imprescindible”.
Por otra parte, la investigadora opina que los escenarios de diálogo en educación no son los adecuados ya que las personas que intervienen en los mismos en numerosas ocasiones no conocen la realidad de los centros, de los profesores, de los alumnos y de las familias. “Interesan sobre todo las estadísticas y poco más. Además el discurso cambia en función del partido político que en cada momento está en el poder. Lo ideal sería una comisión de educación independiente donde expertos de todos los niveles organizativos del mundo de la educación se sentaran a reflexionar, contextualizasen los problemas, propusieran propuestas de mejoras y éstas se temporalizaran a largo plazo”.