María Pérez Orozco, pedagoga y profesora del Grado en Maestro de Educación Infantil de la Universidad Internacional de La Rioja, UNIR, habla de cómo ayudar a los hijos a tener una buena salud emocional.
En ocasiones escuchamos en los entornos familiares, la calle, medios de comunicación o en la sociedad en general que “se están perdiendo los valores” o que “los niños y jóvenes de hoy ya no respetan nada ni a nadie”.
Cariño, respeto y seguridad ayudan a fomentar la salud emocional de los más pequeños por eso los padres tienen la misión de crear y potenciar un ambiente que incluya estos tres elementos.
Pérez Orozco: Cuando los padres van por libre cada uno bajo su prisma y estilo parental, los hijos psicológicamente se desarrollan desconfiados e inseguros.
La seguridad y la confianza, por lo tanto, son claves para que los niños se desarrollen emocionalmente. María Pérez Orozco, profesora del Grado de Infantil de La Universidad Internacional de La Rioja, considera que para conseguir optimizar estos dos sentimientos “los padres deben focalizar sus energías en conseguir el difícil, pero no imposible, equilibrio entre firmeza y cariño“. La coherencia, el diálogo y caminar en la misma dirección son también básicos. Como apunta la profesora “estos serían los pilares para conseguir el equilibrio psicológico de los niños”. Es fundamental que los padres sean los modelos adecuados a imitar por su descendencia, “no es posible que un pequeño tenga salud emocional si recibe verbalmente unas directrices pero los hechos que percibe son completamente diferentes creando en ellos emociones contradictorias, confusiones y sentimientos ambivalentes”.
Para fomentar una salud emocional en los hijos, los pilares y cimientos básicos son el cariño, la coherencia, la firmeza, equilibrio y similitud educacional
La profesora de UNIR recuerda la importancia de que exista coherencia entre los padres, “si unos padres acuerdan algo, tanto positivo, refuerzo, como negativo, reprimenda hacia un inadecuado comportamiento, es fundamental que sean coherentes ante sus acuerdos, promesas o castigos cumpliéndolos invariablemente”. María Pérez destaca que “de esta forma se transmite constantemente, no solo coherencia y firmeza, sino también aspectos muy positivos como la sinceridad y el compromiso”.
La importancia de caminar en la misma dirección por parte de los progenitores, como premisa fundamental para conseguir salud emocional en sus hijos es primordial. La experiencia de María Pérez como psicopedagoga y maestra, le confirma la magnitud que alcanza este propósito en cuanto al equilibrio y salud emocional infantil. “Al hablar de educación en la misma dirección hacemos referencia a los valores que se quieren transmitir y desarrollar, a las prioridades educativas, a los acuerdos familiares, a las normas a seguir, etc. vividas en el seno familiar”.
María Pérez aconseja a los padres que “más vale equivocarse juntos que acertar por separado. Caminar juntos sin censurarse el uno al otro, sin anularse mutuamente en relación a la educación de los hijos y sin revocarse. Cuando los padres van por “libre” cada uno bajo su prisma y estilo parental, los hijos psicológicamente se desarrollan desconfiados e inseguros, pues en la mayoría de las situaciones no saben a qué atenerse.”
La infancia momento para adquirir valores
Durante la infancia los valores se adquieren, “se interiorizan y se aprenden, es decir se hacen nuestros comenzando a formar parte de nuestra personalidad”.
- Primera infancia de 0 a 3 años
- Segunda infancia de 3 a 6/7 años
- Tercera infancia de 6/7 a 12 años
Estas tres etapas evolutivas son momentos ideales para el desarrollo de todo tipo de hábitos positivos, virtudes y valores. María Pérez, profesora de educación infantil de UNIR señala que “en las etapas posteriores a las mencionadas anteriormente, pubertad y adolescencia, es cuando surgen los momentos de crisis de identidad, por lo que es más difícil, pero no imposible, la inculcación de los valores. Además la profesora insiste que es “fundamental para tener una salud emocional adecuada en los niños, las normas y los límites, por supuesto adecuándonos a cada etapa evolutiva”.
La seguridad y la confianza, claves para que los niños se desarrollen emocionalmente
María Pérez insiste que los padres son los primeros modelos para la transmisión de valores durante la infancia y señala que “estos valores se centran sobre todo en la sinceridad, la generosidad, la amabilidad, la bondad o la tolerancia a la frustración como valores imprescindibles para una salud emocional óptima”. Además señala otros como “el respeto hacia la diversidad, la voluntad, el orden, el compromiso, la creatividad o la honestidad que son considerados valores transcendentales y esenciales para un equilibrio psicológico adecuado en los niños y, en definitiva, para que se desarrollen seguros y felices”.
Por último, la profesora de UNIR destaca que un ambiente hostil, en donde prima la falta de voluntad, de compromiso o la mentira” son ingredientes perfectos para que los niños se desarrollen psicológicamente inestables”. En ocasiones puede ser causa de niños con niveles de autoestima muy bajos y poco autónomos pudiendo repercutir de forma negativa en el rendimiento académico o las relaciones sociales.
Compartir momentos de comunicación familiar en donde se pongan “etiquetas” a los sentimientos y emociones vividas según María Pérez, “es una buena terapia de desarrollo de inteligencia emocional con el fin de que se auto-conozcan mejor y descubran sus propios sentimientos y los de los demás miembros de la familia”.