Paloma Gamarra
En la escuela de verano, dirigida por artistas de renombre en el Monasterio de Guadalupe, las tres profesoras compartieron talleres, charlas y actividades con un centenar de profesores y estudiantes universitarios.
Una experiencia mágica y enriquecedora de inmersión artística desde una perspectiva diferente y en un entorno único, así es como definen las docentes de UNIR Dory Merino, Inmaculada Berlanga y Victoria Ochando su participación en la I Escuela de Verano del Observatorio de lo Invisible, celebrada del 26 al 31 de julio en el Monasterio de Guadalupe.
Esta iniciativa, puesta en marcha por la Fundación Vía del Arte con la colaboración de numerosas universidades, entre la que se encontraba UNIR, ha congregado en el emblemático enclave cacereño a un centenar de docentes y estudiantes de diferentes universidades y disciplinas en la búsqueda de un objetivo común: observar lo invisible por medio de las artes.
En concreto, los participantes han podido sumergirse en la creación artística desde ocho talleres (Música, Escultura, Arquitectura, Fotografía, Escritura, Cerámica, Pintura y Teatro) y de la mano de artistas como Ignacio Yepes o Santiago Ydáñez, además de compartir encuentros y charlas con genios de la talla del pintor y escultor Antonio López.
Una escuela de verano atípica por su diseño multidisciplinar “que ha favorecido la interacción entre profesores, alumnos de cada taller y con todos los participantes”, en palabras de Victoria Ochando, docente del Grado de Trabajo Social de UNIR. Una convivencia muy enriquecedora que también ha cautivado a las docentes del Grado de comunicación Dory Merino e Inmaculada Berlanga.
De hecho ha sido durante esta semana cuando las tres profesoras de UNIR se han conocido y han compartido impresiones sin dejar de lado sus inquietudes culturales. Dory Merino e Inmaculada Berlanga han participado en el Taller de Teatro mientras que la profesora de Trabajo Social se apuntó al de Pintura.
“El taller de teatro nos ha permitido aprender a manejar emociones, el lenguaje verbal y no verbal, la improvisación… me ha parecido muy enriquecedor para toda la actividad comunicativa que desarrollamos los profesores, así como la comunicación interpersonal, que es mi rama de conocimiento”, ha explicado Berlanga sobre su participación en esta disciplina. Una visión que comparte al 100% con Dory Merino.
De su paso por el taller de pintura, Ochando ha destacado el descubrimiento del talento de Santiago Ydáñez, así como las prácticas que realizaron durante el taller. “Tuvimos diferentes tipos de actividades, siendo una de las principales la de potenciar el lado derecho del cerebro, y la dinámica de “jugar con la pintura”. Finalmente logramos realizar conjuntamente algunas obras de gran formato que se expusieron el último día”, ha indicado a vive UNIR.
Otro aspecto en el que coinciden las tres docentes ha sido en lo acertado del enclave elegido. “Despertarte en un claustro mudéjar, visitar el Museo o poder observar los cuadros de Zurbarán” han sido, según Merino, uno de los aspectos más destacados de este curso de verano, sin olvidar la “altura de los ponentes” que han participado en el mismo y cuya intervención ha sido muy elogiada por las investigadoras de la Universidad Internacional de La Rioja.
A la pregunta de ¿cuál es el mayor aprendizaje que se lleva del Observatorio?, Ochando asegura que “debemos de confiar más en nosotros mismos y en nuestras capacidades.Cuando se da el contexto apropiado, las personas sacan su potencial”
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Sin duda, y a virtud de la experiencia de las docentes, una semana inolvidable que recomendarían al resto del claustro y alumnado de UNIR.