Javier Ilundain, docente del Grado de Humanidades de UNIR, ha publicado el libro "Los buenos hombres de Olite (siglos XII-XIV). Sociedad, poder y élites urbanas" que recorre la historia de esta buena villa navarra
El entorno hogareño, la formación escolar y la implicación universitaria han sembrado la vida de Javier Ilundain Chamarro de preferencia por las Letras y Humanidades, pasión por la Historia y dedicación plena a la Edad Media. El docente del Grado en Humanidades de UNIR ha publicado recientemente el libro “Los buenos hombres de Olite (s. XII-XIV). Sociedad, poder y élites urbanas”. El Gobierno de Navarra y el Ayuntamiento de Olite han coeditado esta obra, en la que el Doctor Internacional en Historia ha buceado durante más de una década entre la “abundantísima” documentación de la época para recrear cómo vivía esa oligarquía en el período de mayor esplendor de la villa.
P. ¿Cómo surgió la idea de elaborar este libro?
Es una recopilación de las investigaciones realizadas durante el doctorado. La idea era aunar los estudios realizados hasta el momento para obtener una visión de conjunto.
P. ¿Qué encontrará el lector en él?
Un recorrido por la historia de Olite y de sus habitantes durante los siglos XII, XIII y XIV. Se recrea el microcosmos de la vida urbana en aquella época, desde unos modestos orígenes hasta que Olite se convirtió en una de las grandes villas del reino de Navarra. La obra se subdivide en tres partes principales: la sociedad, los recursos del poder y las élites. También incluye anexos como mapas, tablas y gráficas.
P. ¿Cómo ha desarrollado la investigación? ¿Qué tipos de archivos y fuentes ha examinado?
He dedicado más de una década a investigar las buenas villas del reino de Navarra en la Edad Media y Olite es a la que he destinado mayor esfuerzo. La documentación sobre Olite es abundantísima y muy variada. El archivo municipal, cuyos fondos están en proceso de publicación, tiene más de un centenar de pergaminos y varios libros de actas concejiles, registros y ordenanzas para la época medieval.
P. Parece ser que el archivo municipal de Olite guarda una valiosa documentación desde el siglo XII. ¿Cómo se ha conservado tan bien?
Por un lado, habría que señalar que su importancia económica, política y social en la Edad Media fomentó una alta productividad documental. Por otro, las anotaciones indican que esta documentación fue utilizada por el propio concejo durante siglos, por lo que su utilidad real habría asegurado su integridad. Finalmente, el azar es un factor importante en la conservación archivística.
P. ¿Por qué Olite? ¿Y cuál es la razón de centrarse en sus élites?
Por la riqueza de sus fuentes documentales y su condición algo excepcional. Desde la concesión del fuero en 1147, Olite mostró una gran vitalidad social, económica y política que la situó entre las cinco grandes buenas villas del reino junto a núcleos con más tradición y, teóricamente, más posibilidades de desarrollo.
El estudio de las élites presenta una clara ventaja: su presencia documental es más abundante. Además, su intervención política y su actividad económica fueron determinantes en el devenir histórico de la villa y del reino. Las élites podían ayudarnos a entender mejor el tejido urbano.
P. ¿Cómo vivían esas oligarquías?
El periodo estudiado coincide con el de mayor esplendor de la villa. Nos encontramos ante unas oligarquías en continuo ascenso político, económico y social. Comprobamos cómo se fueron haciendo con los recursos del poder, aupando a sus aliados y excluyendo a sus rivales, para lo que usaron estrategias matrimoniales y de patronazgo y no dudaron en recurrir a la corrupción y la violencia.
Fueron muy conscientes de su primacía social y crearon una identidad propia diferenciada de otros grupos y poblaciones. No obstante, también apoyaron el interés común y fomentaron políticas de desarrollo económico. Este esplendor fue oscureciéndose a mediados del siglo XIV, cuando los linajes que habían dominado la política en las centurias anteriores se agotan y comienzan a ser reemplazados.
P. ¿Qué representa su investigación para la historia de Navarra?
Pretende profundizar en la configuración y desarrollo de las sociedades urbanas en el reino de Navarra. Contábamos con una base, especialmente desde el punto de vista jurídico. Pero faltaban por desarrollar muchos aspectos desde la perspectiva social e institucional. Es imprescindible continuar trabajando para elaborar un marco amplio y desarrollar una comparación que ofrezca una verdadera visión del fenómeno urbano en la Navarra medieval.
P. Han dicho de su trabajo que “llena un vacío historiográfico sobre las oligarquías urbanas” y que “resulta una enriquecedora aportación al conocimiento del fenómeno urbano medieval”. ¿Se trataba de un área de la Historia un poco olvidada? ¿Arroja nuevos datos hasta ahora desconocidos?
La historia urbana cuenta con una larga tradición en Italia o la Corona de Aragón, pero en Navarra había quedado eclipsada por los estudios sobre la monarquía o las instituciones religiosas.
P. Si bien justo lo ha publicado, ¿está ya trabajando en nuevos proyectos?
Combino ‘viejos’ y nuevos proyectos. Estamos trabajando en la publicación de las fuentes documentales de Olite, en buena parte todavía inéditas y que me permitirá continuar con esta línea de investigación en historia urbana. También estoy trabajando en el ámbito de la didáctica de la historia y en la historia cultural del reino de Navarra en la Edad Media.
P. ¿Por qué le apasiona la Historia?
Toda disciplina o ciencia puede ser fascinante si se toma con pasión. Tuve la fortuna de criarme en un entorno en el que se valoraban mucho las letras y la cultura. Durante la Educación Secundaria conté con maestros que supieron contagiarme su pasión por las Humanidades. La labor de los maestros es decisiva y su formación, prioritaria. Ya en la Universidad se consolidó mi atracción por la Historia, por todas sus épocas y manifestaciones.
Sigo estudiando, ahora Filología, y espero poder seguir haciéndolo siempre porque cada día descubro algo nuevo y apasionante. Creo que los humanistas somos la memoria y la conciencia de la sociedad y tenemos el deber de decir la verdad y recordarle cuáles son sus obligaciones, pese a que muchas veces no quiera escucharnos.