Beatriz Corral
Iñigo Sarría ha sido galardonado por su tesis sobre mejora en la enseñanza y estudio de la dinámica de métodos iterativos, en la que, además de desarrollar una aplicación software, plantea mejoras en la convergencia de dichos métodos
Que a Íñigo Sarría le apasionan las matemáticas no es ningún secreto. Todas y cada una de sus palabras traslucen su amor por este lenguaje universal que perdura pese al paso de los siglos y que hoy, si cabe, tienen un papel más protagonista que nunca en nuestras vidas. También a ellas les debe el primer Premio Extraordinario de doctorado que concede UNIR.
Un reconocimiento de alto grado que en marzo de este año convocara el Vicerrectorado de Doctorado con la intención de premiar las capacidades investigadoras adquiridas durante estos estudios y manifestados en la especial calidad de la tesis doctoral. De los seis aspirantes, ha sido la tesis de Sarría la que alcanzó mayor puntuación según los criterios de evaluación publicados.
Su trabajo, titulado “Mejora en la enseñanza y estudio de la dinámica de métodos iterativos”, ya obtuvo en su momento un sobresaliente cum laude por unanimidad, con opción a Premio Extraordinario. Y es que su desarrollo de una aplicación software que visualizase los planos de parámetros y los planos dinámicos de los métodos iterativos estudiados, junto con el planteamiento de mejoras en la convergencia de varios de esos métodos y estudio de ejemplos de aplicación reales se ganó al tribunal académico.
Un tribunal en el que participaron varios reconocidos catedráticos de nivel internacional por sus investigaciones en la temática, lo que Sarría no oculta que fue motivo “de nerviosismo” durante los días previos a la defensa. Pero finalmente el esfuerzo, tesón, dedicación y constancia de años de investigación se vieron refrendados por unanimidad y le permitieron optar a su más flamante galardón. Reconocimiento con el que Sarría asegura sentirse “encantado”. “No lo siento como un premio propio, sino como un reconocimiento a la investigación en matemáticas y, especialmente, en la didáctica de las matemáticas en la Educación Superior“.
Arte y belleza
Porque la importancia de su tesis radica en que muchos fenómenos reales de la ingeniería, y de las ciencias en general, “se modulan según ecuaciones no lineales que carecen de solución exacta”, por lo que se recurren a métodos iterativos para aproximar sus soluciones. ¿Y cuál es la razón de ser de la elección de dicha temática? Muy sencillo. “Al estudiar la tasa de eficiencia de las asignaturas del Máster en Ingeniería Matemática y Computación, mis directores de tesis y yo vimos la oportunidad de desarrollar un plan de innovación docente para intentar la mejora de resultados en la adquisición de competencias de los estudiantes”, constata Sarría, antes de recalcar que dichas soluciones a los métodos iterativos pueden aplicarse a otros ejemplos reales.
Esa es, precisamente, la principal virtud de las matemáticas. Nos rodean y basta saber mirar, eso sí, con ojos matemáticos. Los que tiene este Doctor en Matemáticas, que alaba esta ciencia por ser “un lenguaje universal que cualquiera puede entender. Todos las usamos diariamente, a menudo sin darnos cuenta, en infinidad de operaciones o razonamientos lógicos”. Pero para él son más aún. “Son cuentas, axiomas, teoremas, en definitiva, arte y belleza”, califica. Su fascinación por ellas se traslada también al área de la informática, ya que son las que posibilitan que el avance de las matemáticas “sea más rápido que nunca, ya que simulaciones que hace años parecían imposibles ahora están al alcance de la mano gracias a la computación cuántica”.
Sabe bien de lo que habla, puesto que lleva ya más de tres lustros dedicados a formar profesionales de la informática. Una labor que en los últimos años ha tenido que compaginar con la de la elaboración de la tesis. Y, si bien es cierto que su parte profesional ha convivido bien con el desarrollo de la investigación, cuando de la elaboración se ha tratado se ha visto obligado a robar minutos y horas al sueño y, por supuesto a la familia, a la que agradece “su comprensión”.
Y, si de la tesis se trata, coincide con otros doctores a la hora de destacar la obtención de resultados y apreciar cómo la investigación da sus frutos como “la parte más bonita; cuando un experimento sale como has planeado e imaginado, supone una satisfacción inigualable”. Pese a todo, ha disfrutado en todo momento porque para él, “hacer matemáticas” supone una actividad lúdica “que causa tanto o más placer que el ocio”.
Buena prueba de ello es que, lejos de tomarse un descanso, mantiene viva su pasión matemática gracias a un grupo de investigación del que forma parte. En él, junto a otros compañeros tan amantes de esta ciencia como él, busca posibles conexiones entre la dinámica de métodos iterativos con las redes neuronales, machine learning o la optimización en tomas de decisión con n variables. Que el ritmo matemático no pare.