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"Se escribe desde un lugar de fragilidad y, acaso, ambición poética, no pensando en los premios"

Alberto Conejero, docente del Máster Universitario en Estudios Avanzados de Teatro de UNIR, ha obtenido el Premio Nacional de Literatura Dramática por La geometría del trigo, donde debuta como director

Poesía, belleza, trascendencia y cierta paz se desprenden de las palabras de Alberto Conejero. Su escritura hermosa, concisa y fluida proporciona una buena idea de por qué es el reciente y flamante Premio Nacional de Literatura Dramática. Galardón que el docente del Máster Universitario en Estudios Avanzados de Teatro de UNIR ha recibido por La geometría del trigo.

Obra que la editorial Dos Bigotes publicó en mayo de 2018 y que protagoniza un matrimonio que viaja en coche desde Barcelona hasta un pequeño pueblo del Sur. El motivo es el de asistir al entierro del padre del hombre, figura de la que nada ha sabido en toda su vida. Un recorrido por el paisaje de un país y de su historia, pero también un viaje interior de sí mismos, puesto que mientras el coche devora kilómetros, la pareja revivirá su pasado familiar y  su propia crisis. Estrenada en febrero sobre las tablas del madrileño teatro Valle-Inclán con el Centro Dramático Nacional, la producción se halla ahora de gira con gran éxito de crítica y público.

Su estilo poético, su dominio en la certera construcción de los personajes y la precisa configuración y desarrollo de la trama han decantado la balanza del jurado por esta obra que constituye la más personal hasta la fecha del autor. No solo porque parta de un recuerdo de juventud de su propia madre, sino porque ha supuesto también su debut como director teatral, que él describe como “otra forma de escritura”. Una labor que él realiza desde un lugar de “fragilidad, acaso de ambición poética, pero no pensando en los premios” porque para Alberto Conejero el proceso de escritura es “algo parecido a un virus, hermoso y benefactor, que no sabes dónde te atrapó pero que te hace subir unas décimas la fiebre de la imaginación”.

P. ¿Qué sentiste cuando te dieron la buena nueva? Estarás aún en la nube…

-Acababa de terminar una clase cuando recibí la noticia. Me pareció hermoso enterarme en un lugar donde se cuidan e impulsan las vocaciones. Sentí una profunda alegría por todo el equipo de la función, por la editorial y por la gente que me quiere.

P. ¿Esperabas un reconocimiento de este tipo?

-No se puede escribir nada pensando en los premios ni en los reconocimientos. Se escribe desde un lugar de fragilidad, y acaso de ambición poética, pero sólo esa ambición.

P. Dicen que la obra con la que has ganado, La geometría del trigo, es tu obra más personal, ¿en qué sentido?

-Porque nace de un recuerdo de juventud de mi madre, porque me impliqué en la dirección y en la producción del espectáculo, y porque me vincula con mis raíces en Vilches (Jaén). No me planteo nunca lo que una obra puede o no transmitir porque los sentidos siempre deberían ser múltiples e incluso inesperados. Es una obra sobre el tiempo y las pasiones, sobre la renuncia y lo contrario…

P. ¿Cuáles son tus dramaturgos de cabecera?

-Eurípides, Shakespeare, Chéjov, Lorca, Koltès, Kane, Mouawad… ¡Tantos!

P. No solo la has escrito sino que también la has coproducido y dirigido. ¿Ha sido un proceso muy laborioso? ¿Con qué faceta disfrutas más, con la escritura o con la puesta en escena?

-La dirección es otra forma de escritura. Escribes en el espacio y en el tiempo, escribes con los cuerpos de los actores y con el resto de signos. Lo más laborioso ha sido la producción. Lo más laborioso, lo más exigente, lo más desesperante y lo menos rentable en todos los sentidos: material y poético.

P. Ya has estrenado la obra, ¿qué sentiste al ver tu criatura representada en el escenario? ¿Y cuando percibes que el público disfruta con tus textos?

-Yo soy el primer espectador de mis textos, el primer testigo de mi tiempo. Si me emociona, si me inquieta, si me da pudor, en fin, si me interpela, asumo que será así con otras personas porque yo no soy nadie excepcional. Agradezco la exigencia y la calidez del público.

P. Mencionas que parte de este galardón pertenece también a los actores, ¿cómo te han ayudado?

-Han tenido fe en mí, fe en la historia, en el proceso, en la producción y en sus tiempos; me han ayudado a encontrar el tono de la obra, a descartar lo que era literatura y no teatro. Todos somos La geometría.

P. Ahora estás de gira con ella, ¿está gustando al público?

-Sí, y cada vez más. Siento que la obra va alcanzado su velocidad de crucero, su temperatura exacta. En Madrid agotó las entradas. Y fueron solo tres semanas.

P. Tienes un largo palmarés de premios (Premio Ricardo López de Aranda 2013; ganador del IV Certamen LAM 2010; Premio Nacional de Teatro Universitario 2000; accésit Premio Nacional de Teatro Breve 1999; Premio Max al Mejor Autor Teatral 2016, Premio Ceres al Mejor Autor 2016 y nominación al Premio Valle-Inclán de El Cultural) ¿El de ahora supone la guinda del pastel?

-Sólo quiero seguir haciendo teatro. Lo demás son abrazos, espumas, impulsos. Pero está en la periferia. Procuro no pensar en esas cuestiones.

P. Eres un prolífico autor, ¿cómo lo haces?

-No creo serlo. Escribo, con suerte, una obra propia al año y otra de encargo. No me gusta dormir demasiado. Y siempre es fácil estar donde está vocación.

P. ¿Cómo surge la chispa que se convierte en reconocidas piezas dramáticas? ¿Haces una labor de introspección para exponer un poco de ti en ellas?

-Nunca sé cuándo empieza a escribirse una obra ni cuándo deja de escribirse. Quizá es algo parecido a un virus, uno hermoso, benefactor; que no sabes dónde te atrapó ni cuándo empezó a circular por tu sangre, pero que te hace subir unas décimas la fiebre de la imaginación… Luego me han quedado las rutinas del investigador que fui durante años en el CSIC… todo eso junto.

P. Tus textos también se han estrenado en numerosos y muy dispares países, ¿cómo vives este éxito y proyección internacional?

-Creo que eso está por llegar. En Perú y México siento un abrazo cálido. Pero yo deseo que Todas las noches de un día se traduzca al francés y Ushuaia al alemán, por ejemplo. Creo que son lenguas cómplices de esas obras…

P. También has publicado un poemario, Si descubres un incendio, ¿un autorretrato emocional? ¿Una intención de dotar de belleza y poesía a la realidad más cotidiana y a veces anodina? ¿Tienes intención de publicar nuevos poemas?

-A finales de enero sale el segundo poemario después de cuatro años de proceso. Lo que es la poesía, ¿cómo decirlo en una respuesta por fuerza breve? Un modo de estar en el mundo, de enclavijarse a él, de romper el interfaz virtual del cotidiano y alcanzar algo más real, más vivo, más hondo; también es una enfermedad del lenguaje, una pasión del lenguaje. No he dejado de escribir poesía aunque fuera desde la literatura dramático.

P. ¿Qué proyectos tienes sobre la mesa?

-El poemario, una comedia y una tragicomedia del desierto con rancheras y otras sorpresas…

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