La universidad facilita becas para que niños y jóvenes puedan seguir estudiando, completa la nómina de los profesores y ofrece formación en línea a los directivos de los centros para que adquieran habilidades que mejoren su gestión.
La Universidad Internacional de La Rioja colabora muy estrechamente desde hace unos años con un grupo de colegios en varias ciudades de Pakistán: Mariakhel, Shadabagh, Murree, Sialkot, Toba Tek Singh y Matric Section. Estos centros, gestionados por las religiosas de la Congregación de Jesús-María, acogen a niños y jóvenes en su gran mayoría católicos (también hay protestantes) y musulmanes. Todos ellos en graves condiciones de pobreza, paro y discriminación.
UNIR ayuda a estos niños y jóvenes mediante becas que les permiten continuar con sus estudios. Gracias al programa que la universidad tiene firmado con los colegios, se pueden pagar las cuotas de los estudiantes y completar las nóminas de los profesores, que en muchas ocasiones son insuficientes. Además, el acuerdo posibilita el mantenimiento de los edificios, la compra de libros y uniformes, así como la adquisición de ordenadores portátiles y escáneres.
Niños, como los que muestra la foto del colegio Sialkot, viven con ilusión y agradecimiento esta oportunidad. “Con estas mejoras, el interés por aprender ha crecido exponencialmente, lo que nos llena de satisfacción”, relata una religiosa española de la congregación en Pakistán.
Asimismo, UNIR ofrece formación online a los directivos de esos centros para que dominen herramientas y recursos que les permitan mejorar su gestión.
La historia de Zebia
Zebia Enmanuel es una de las alumnas beneficiadas por este programa de ayudas. Es la mayor de tres hermanas de una familia muy necesitada. Estudió en Matric Section, donde fue capitana del colegio, y este año completará sus estudios de FSC (similar a nuestro Bachillerato de Ciencias).
La familia (en la foto), que forman sus padres y las tres hermanas, vive en una habitación con una pequeña terraza que hace de segunda estancia y cocina. El padre es conductor de Rikshaw (un vehículo ligero de dos ruedas que se desplaza por tracción humana, bien a pie o a pedales) y con lo que gana, apenas puede pagar el alquiler de la casa.
Son muchas las ocasiones en las que no tienen ningún ingreso y frecuentemente las religiosas les dan una ración de comida. El padre de Zebia es una persona bastante débil y a menudo está enfermo, lo que le impide conducir y ganar dinero. Durante la pandemia se contagió de COVID-19 y este año ella tuvo que empezar a trabajar para ayudar a su familia. Zebia trata de ayudar a algún niño dándole clases, pero entre hogares pobres es difícil.
Es una persona madura, consciente de su papel en la familia y agradecida por la oportunidad de aprender. Sus padres no tienen ninguna educación, pero ella pudo acudir a clases gracias al programa de becas de UNIR. Sus hermanas reciben hoy ayuda escolar para estudiar en Matric Section.