Francisco Oleo
El CEO de SUPERCUIDADORES analiza todas las implicaciones de un problema humano y económico que no dejará de crecer en los próximos años, y cuenta cómo esta empresa social líder en la formación de cuidadores, impulsada por la Fundación UNIR, lo afronta con éxito.
La población española hace tiempo que dejó de estar contenida en una pirámide y hoy dibuja más bien una figura romboide con una base cada vez más reducida. Una evolución geométrica que deja ver con precisión matemática que vamos como sociedad hacia un futuro, cuando menos, más inestable.
Vivimos más años y a la vez nacen menos niños y niñas, una ecuación que tiene como resultado irrefutable un mayor envejecimiento demográfico. Pero no se trata solo de una cuestión de pura lógica estadística, es una problema humano y económico de primer orden. “El envejecimiento de la población española es una realidad que hay que afrontar, ya que el índice de natalidad por mujer está actualmente en solo 1,2 hijos y la esperanza de vida cada vez se alarga más, siendo hoy día de 83,5 años de media y estimándose en más de 90 años para el año 2050”, afirma Aurelio López-Barajas de la Puerta, CEO de SUPERCUIDADORES, la empresa líder en formación y servicios de la nueva economía de los cuidados para las personas mayores o dependientes.
Pirámide de población empadronada en España. INE, 1 de enero de 2022.
Se trata de uno de los sectores de actividad que más van a crecer en los próximos años, porque la demanda de todo tipo de servicios no va a dejar de aumentar a medio y largo plazo.
Con unas cifras de regeneración demográfica a la baja, López-Barajas tiene claro que “el sector de la atención social y la dependencia va a necesitar más recursos de los disponibles para afrontar esa demanda siempre al alza y agravada por la propia evolución de las familias, cada vez con un menor número de miembros y menos disponibles debido a un aumento de la movilidad geográfica”. Un mayor número de familias monoparentales y desestructuradas también influye en esta nueva realidad social.
Este empresario considera que, precisamente por esa inmensa necesidad de recursos económicos y humanos, “el Estado no puede ni podrá asumir todos los servicios y costes que conlleva la atención social a las personas que han perdido su autonomía personal y necesitan ser cuidadas. Por esta razón, los servicios privados dirigidos a atender a las personas mayores o dependientes deberán aumentar”.
El Estado no puede ni podrá asumir todos los servicios y costes que conlleva la atención social a las personas que han perdido su autonomía personal y necesitan ser cuidadas.
El porcentaje de mayores de 65 años es hoy más elevado que el de menores de 16 años. Además, en los últimos 40 años la esperanza de vida ha aumentado en unos 10 años y la tendencia es que siga creciendo hasta superar los 100 años. Actualmente, más del 25% de los mayores de 65 años (alrededor de 9,5 millones de personas en España) son dependientes, ya sea por motivos de edad, enfermedad o discapacidad.
López-Barajas se pone como ejemplo de lo que está pasando: “En mi caso he pasado de ser parte de una familia de seis hermanos a tener dos hijos en la mía. Por lo tanto, la posibilidad de que me cuiden mis hijos respecto a la que tenían mis padres es tres veces menor. Un cambio social radical que nos obligará, cuando caigamos en la dependencia porque ya no seamos autónomos, a tirar más de profesionales para que nos cuiden o de los servicios que existan en el entorno público de las distintas administraciones del Estado”, afirma. Y llegados a este punto, la formación es clave.
Rafael Puyol, presidente de UNIR, con Aurelio López-Barajas, CEO de SUPERCUIDADORES.
SUPERCUIDADORES es una empresa pionera e innovadora porque, además de poner el foco en la persona cuidada, también se ocupa del cuidador. Nació en 2014 con el apoyo de la Fundación UNIR y se dedica fundamentalmente a formar a las personas que prestan atención directa tanto en residencias de mayores, en centros de día, en pisos tutelados o también a los que trabajan en el sector de la teleasistencia. “Formamos de manera online a los trabajadores de empresas que prestan servicios de atención directa o de atención domiciliaria, e incluso a los trabajadores sociales, sin olvidarnos de los propios cuidados, a los que también formamos para que puedan llevar una vida más cómoda y saludable mientras puedan hacerlo por sí mismos”, comenta.
Esta empresa social lleva su metodología sobre los cuidados a los domicilios particulares y a las empresas. Siguiendo la estela de UNIR, es una formación en línea que la hace accesible a cualquier persona con independencia del lugar donde se encuentre. “Nuestro principal objetivo es la cualificación profesional, a través de la formación, de todos los cuidadores de personas mayores, enfermas o que sufran cualquier tipo de discapacidad o dependencia. Está demostrado que la profesionalización de los cuidadores mejora tanto su calidad de vida como, sobre todo, la de las personas que necesitan ser cuidadas”, afirma.
La formación de esta empresa ha evolucionado a la misma velocidad que ha cambiado la sociedad en estos nueve años. Imparte formación muy práctica de 5 a 10 minutos de duración con videotutoriales, masterclass de una hora, u otras de cuatro, cinco o seis horas de carga lectiva, cursos de hasta 120 horas, dispone de itinerarios formativos en especialidades y temáticas concretas tanto para personas particulares como para todo tipo de profesionales. Está acreditada, como marca el real decreto que regula los certificados de profesionalidad, para impartir formación reglada y oficial en atención sociosanitaria, es decir, esa que es obligatoria para trabajar en residencias de mayores, en una empresa de atención domiciliaria o de teleasistencia.
“Tan importante es formar en técnicas de movilización, de aseo, en cómo abordar la alimentación o la medicación, por ejemplo, como en habilidades de comunicación con la persona, de empatía, de asertividad, de escucha activa, de resolución de conflictos”, revela. Soft skills a las que se suman 80 horas de prácticas que se realizan en instituciones sociales o en domicilios con personas dependientes.
Pero más allá de los conocimientos, las técnicas y las regulaciones, SUPERCUIDADORES forma en actitud, “porque para cuidar a otros hay que tener vocación”; y también en aptitud, “porque somos expertos en capacitar a cuidadores independientemente de la edad y la situación del cuidado, ya sea un bebé o una persona que necesite cuidados paliativos”, explica López-Barajas.
El tercer gran objetivo de este proyecto empresarial único es dar visibilidad, dignificar y reconocer la figura del cuidador a través de unos premios que nacieron con esta compañía y que, por tanto, ya van por su novena edición. Los Premios SUPERCUIDADORES gozan de un excelente prestigio, ya que han contado con la presidencia de honor de SM los Reyes de España y el apoyo de numerosas empresas e instituciones públicas y privadas.
De izquierda a derecha: Vicente Azpitarte, delegado de la Junta de Andalucía en Madrid; Juan José García Ferrer, director general de Mayores; Concepción Dancausa, consejera de Familia, Juventud y Política Social de la Comunidad de Madrid; la presidenta Isabel Díaz Ayuso y Aurelio López-Barajas, en la entrega de los SUPERCUIDADORES 2022.
El sector del cuidado de las personas mayores y dependientes en España es femenino, porque más del 80% de los cuidadores son mujeres, si bien cada vez se van incorporando más hombres. El cuidador suele tener un perfil formativo bajo al que este ejecutivo se ha propuesto darle un vuelco. “Nacimos como empresa para profesionalizar esta figura a través de la formación, para mejorar tanto la calidad de vida del cuidador como, sobre todo, la de la persona cuidada. Es algo que nos interesa a todos, porque todos vamos a ser cuidadores y cuidados”.
Según López-Barajas, “así como es necesaria en la sociedad una cultura general de primeros auxilios, que en muchos casos ya se tiene, también la cultura del cuidado a las personas mayores o dependientes debería enseñarse desde la Educación Primaria. Igual que necesitas un carné para conducir, debería ser obligatorio, o muy recomendable, formarse para cuidar a personas mayores o dependientes”.
Porque no es lo mismo cuidar a alguien que únicamente tiene un problema y una discapacidad de movilización o a otra que padece una enfermedad neurodegenerativa, como el ELA, Alzheimer o Parkinson. SUPERCUIDADORES cuenta con más de 420 temáticas formativas distintas a día de hoy para cubrir todo el amplio abanico de posibles personas a cuidar, incluidas aquellas que sufren enfermedades raras.
“Si te quieres dedicar a cuidar a una persona con una sintomatología determinada, tienes que saber de esa sintomatología”, señala. Además de estos numerosos cursos especializados, la empresa ha publicado el libro “Supercuidadores, supercuidadoras” para ayudar a aprender a cuidar, en el que 200 personas que cuidan de otros comparten sus experiencias con relatos inspiradores y motivantes. Además, a través de su Blog del Cuidador publica regularmente artículos especializados sobre dependencia y ayuda a cuidadores, en el que ya cuenta con más de 900 referencias.
En su afán de extender esta formación, ha diseñado también un curso básico, práctico y rápido para todos aquellos que necesiten cuidar a niños, a personas mayores, enfermas o que tengan cualquier tipo de discapacidad o dependencia y que solo cuesta 45 euros.
La atención a personas mayores o dependientes supone el mayor desafío que tienen las empresas desde el punto de vista de la RSC porque es un problema que no tiene fin y nos afecta a todos.
Las empresas, y más concreto, su RSC, es el nuevo caballo de batalla de esta organización de carácter eminentemente social. “Las empresas se han preocupado mucho hasta ahora en temas de conciliación familiar en relación, sobre todo, con el cuidado de los hijos, con horarios y jornadas especiales y con la implantación de guarderías en sus instalaciones”, apunta López-Barajas, para quien ahora el gran reto de la Responsabilidad Social Corporativa y la sostenibilidad de las empresas es apoyar los cuidados de las personas mayores o dependientes, tanto por razón de edad, como de enfermedad o de discapacidad. “Es el mayor desafío que tienen desde el punto de vista social porque es un problema que no tiene fin y nos afecta a todos”, dice.
Para este empresario, esta cuestión es y será una parte esencial del bienestar del empleado, que afecta a su productividad. “Si un trabajador se va a trabajar con el problema de que tiene que atender a su hijo o a su padre porque es dependiente y no tiene medio de resolverlo, va a estar en el trabajo pensando en qué le pasará a su hijo o a su padre. Con lo cual, si las empresas toman medidas para ayudar a sobrellevar el problema será rentable, sin duda, para ellas, porque el bienestar de sus trabajadores las hará más productivas”.
Como sociedad no podemos garantizar que vamos a curar las enfermedades de todas las personas, pero sí deberíamos asegurar unos cuidados dignos a las personas mayores y dependientes.
DKV Seguros, Sacyr Social, todos los grandes grupos de residencias de mayores, como Ballesol, Domusvi, Amavir, Orpea, Ilunión, Eulen Sociosanitario o Caser Residencial, también Atenzia, Tunstall Televida y Cruz Roja, son algunas de las compañías y organizaciones con las que ya están trabajando habitualmente en la formación para cuidar a personas dependientes.
“Como sociedad no podemos garantizar que vamos a curar las enfermedades de todas las personas, pero sí deberíamos asegurar unos cuidados dignos a las personas mayores o dependientes. Es un derecho y un deber de todos”, subraya el CEO de SUPERCUIDADORES.