Cada 5 de diciembre, desde 1985, se celebra el día Internacional del Voluntariado y qué mejor manera de conmemorarlo que compartiendo la experiencia de Pablo Martínez de Anguita, premio ABC Solidario en 2012.
Martínez de Anguita ha contado a los asistentes a la masterclass de UNIR cómo en su primera experiencia como cooperante en África se le acercó una niña con poliomielitis mientras él tocaba la guitarra y le transmitió tanto que en ese momento se dijo “yo quiero dedicarme a los demás”, y así fue desde entonces.
Uno de los proyectos que ha desarrollado Pablo Martínez de Anguita ha sido el campus solidario, que también desarrolla la Fundación UNIR. Se trata de, a través de grupos educativos voluntarios de UNIR, llevar la educación allí donde se necesita, de manera gratuita, aprovechando las oportunidades que brindan las nuevas tecnologías. “Lo importante es poder enseñar algo a los demás. Hay millones de personas que han tenido experiencias vitales o profesionales que pueden contar y la gente puede aprender algo de ellas”, ha explicado.
Martínez de Anguita ha defendido que en este tipo de voluntariado es importante contar con una red de seguridad en el sentido de que en el campus solidario, profesores y alumnos crean juntos los cometidos que luego se imparten. “El voluntariado es muy bonito porque hace próximo lo ajeno. Educar es crear un puente entre las personas que educan y las que son educadas”, ha señalado.
Respecto al papel del voluntariado en el mundo actual, este profesor y voluntario ha señalado que “decir que estamos todos conectados en un solo mundo forma parte de la respuesta. A veces uno piensa que una persona se hace sola a si misma sin relación con los demás pero lo que nos hace crecer es la relación con los demás” y ha añadido “ser voluntario es participar de la gratuidad de la vida. El voluntariado sirve para compartir”.
Desigualdad, injusticia social… son términos que, en un contexto de crisis económica, cada día se oyen más pero para Martínez de Anguita esto no es nuevo y, por ejemplo, en el siglo XIX desencadenó la lucha de clases que acabó con un mundo dividido. “Desgraciadamente la injusticia no se puede combatir desde la falta de libertad. Las fuerzas que mueven el mundo son las mismas que mueven el corazón del hombre. Las cosas cambian porque queremos, ser voluntario es darte cuenta de que puedes cambiarlas”, ha matizado.
Además de defender que el voluntariado puede ser una actividad sostenida en el tiempo y como tal “muchas veces es el inicio de una profesionalización. Es bueno que las cosas se pagues, cuando se puede. Pagar significa que su trabajo es bueno”, Pablo Martínez ha sostenido que “uno debe ser voluntario por reconocimiento de lo que tiene delante. El voluntario no puede ser visto como un subsistema ajeno a las instituciones públicas”.
Pese a que el proyecto en UNIR todavía no llega a tres meses, las experiencias anteriores son buenas y Pablo Martínez ha asegurado que lo único necesario es “ponerse en contacto con el campus solidario y decir estoy aquí y necesito esto o estoy aquí y puedo enseñar esto”. Por ello ha animado a contactar con campussolidario@unir.net para recibir orientación.