La revista recoge las medidas de prevención y teletrabajo que permitieron a UNIR anticiparse a la declaración del estado de alarma y minimizar el impacto de la pandemia en la universidad.
La revista médica británica Therapeutic Advances in Infectious Disease se hace eco en su edición de abril de las medidas excepcionales adoptadas por la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) que le han permitido, sin interrumpir sus actividades, minimizar el impacto de la crisis del COVID-19 en su comunidad universitaria.
La primera semana de marzo, UNIR conformó un comité de crisis para actualizar las noticias sobre la pandemia y adaptar las estrategias. De esta forma, se tomaron anticipadamente medidas, tanto médicas como laborales, que evitaron caer en la precipitación cuando se decretó el estado de alarma el 14 de marzo.
Therapeutic Advances in Infectious Disease indica que UNIR estratificó a sus empleados en cuatro grupos, lo que facilitó afrontar las medidas de distanciamiento social aconsejadas ante una pandemia. UNIR está consiguiendo que toda la actividad universitaria, tanto las clases como los exámenes, funcionen a plena capacidad.
Resultados excelentes
El director del Centro Médico UNIR, el doctor Vicente Soriano, principal responsable de la estrategia y autor principal del estudio explica que “se estratificó el millar de trabajadores presenciales de UNIR en Logroño y Madrid en cuatro categorías, según fueran más o menos prescindibles y adaptables al teletrabajo. El resultado ha sido excelente, no hemos lamentado ningún fallecido y hemos tenido muy pocas bajas por enfermedad, al tiempo que se ha logrado preservar casi completamente la actividad laboral
En la revista se destaca que el personal que realizaba tareas que requerían su presencia física en la sede se dividió, a su vez, en tres grupos: gerentes indispensables, el subconjunto de personas que pueden presentarse “a demanda” para tareas específicas y aquellas otras que realizarían un trabajo regular de forma rotativa. Todos los empleados restantes fueron enviados a casa, desde donde continuaron con sus tareas. Como resultado, el personal que trabajaba en las sedes de Logroño y Madrid disminuyó en menos de tres días de 500 en cada sitio a menos de cinco.
Para facilitar el teletrabajo, UNIR suministró computadoras portátiles y conexiones a internet a los empleados que lo necesitaran. Además, se les ofreció contacto directo con el Centro Médico UNIR, al que podían dirigirse para hacer preguntas médicas y recibir consejos o apoyo psicológico en cualquier momento.
Esta estrategia de estratificación de los trabajadores será utilizada también en su retorno al trabajo.