Sara Puerto
Tras analizar los estudios publicados en los últimos 20 años en las principales bases de datos científicas, los autores aprecian que el consumo de pornografía puede promover comportamientos violentos, pero señalan que es precisa más investigación.
Logroño/Madrid, 14 de septiembre de 2023.-
El consumo de pornografía puede estar relacionado con las agresiones sexuales según apuntan diversos estudios, sin embargo se precisa más investigación para demostrar esta relación causal. Así lo apunta la revisión sistemática de los artículos publicados en los últimos 20 años en las principales bases de datos científicas del mundo, que han desarrollado investigadores de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
La información sobre agresiones sexuales en los medios de comunicación ha situado esta problemática en el punto de mira y una búsqueda de las causas es una cuestión que preocupa a la sociedad. A fin de proveer de elementos de juicio y asentar las bases para una futura investigación, los autores de esta revisión han analizado los artículos científicos que estudian a nivel mundial la relación entre consumo de pornografía y violencia.
Diversos estudios sugieren que el consumo de pornografía puede promover la imitación de comportamientos, además de fomentar que se tomen como ejemplo determinadas acciones, fruto de una observación de materiales pornográficos con voluntad de aprendizaje. También puede provocar una desensibilización y la coerción hacia la mujer.
Asociación entre consumo de pornografía y violencia en general
Del análisis de los 59 artículos, publicados en las bases de datos PsycINFO/PsycARTICLES y en PubMed/Medline, que han superado los criterios de selección de los investigadores, estos han podido concluir que existe una asociación entre consumo de pornografía y violencia en general, no solo sexual, aunque no está clara la causalidad de esta asociación.
Los principales escollos son la propia conceptualización de qué es pornografía y violencia, lo que impide que se puedan establecer protocolos estandarizados de medida, y en el caso de los menores, su propia participación en las investigaciones, en tanto que requiere el permiso paterno.
Esta revisión sistemática evalúa investigaciones realizadas sobre la población general, de cualquier edad, sexo y condición sexual.
Internet acelera la necesidad de investigar
Desde que en los años 80 comenzara a investigarse esta asociación, y se detectara una aceptación de la violencia hacia las mujeres, ha resultado muy complejo determinar si la tendencia hacia las agresiones sexuales era provocada o subsecuente al uso de pornografía. La aparición de internet ha generalizado el acceso a este tipo de contenidos y acelerado la necesidad de investigar más sobre las consecuencias.
“Esta revisión ofrece una visión unificada del concepto de pornografía y la violencia, con el objetivo de establecer protocolos estandarizados para las medidas que se pueden utilizar en futuros estudios en este campo. Además, los resultados de esta revisión pueden servir como punto de partida para el establecimiento de medidas de prevención y programas de intervención sobre los posibles vínculos entre la pornografía y diferentes tipos de violencia”, afirma Gemma Mestre-Bach, investigadora de UNIR y autora principal de esta revisión sistemática. Alejandro Villena-Moya y Carlos Chiclana son los otros autores firmantes.
La revisión recoge resultados respecto a la asociación entre el consumo de pornografía y la violencia no sexual; la agresión y coerción sexual en la pareja; y, por último, la vinculación con la violación y su mitificación, así como otras creencias o actitudes relativas a este acto.
Múltiples estudios han observado la asociación entre el consumo de materiales pornográficos y la violencia no sexual. Las razones pueden ser que las parejas que ven pornografía juntas pueden normalizar las actitudes violentas, incluso en contextos no sexuales. Asimismo, la visualización de estos contenidos puede conducir a un desapego emocional.
Indicios de causalidad especialmente en los jóvenes
Los investigadores han detectado, sin embargo, una heterogeneidad en los resultados de los estudios acerca a la vinculación entre el consumo de pornografía y la agresión y coerción sexual en la pareja. Mientras varias de las investigaciones -fundamentalmente las longitudinales, es decir, aquellas que estudian a la misma población durante un periodo extendido en el tiempo- no consiguen sustentar esta relación, otras sí apuntan a la existencia de una causalidad especialmente en los jóvenes que acceden a contenidos pornográficos de carácter violento.
En estos casos, la pornografía puede servir para legitimar la violencia entre iguales y el acervo en cuanto a ello entre los varones. Además, la visualización de contenidos pornográficos violentos puede desarrollar en las mujeres una mayor aceptación de la coerción, según algunos estudios.
La literatura científica estudiada en esta revisión sistemática apunta igualmente a que el consumo de pornografía puede vincularse con la cosificación de la mujer y la transmisión de determinados roles de género y jerarquías sexuales, aunque hay artículos que no han encontrado evidencia respecto a esto.
Referencia bibliográfica:
Mestre-Bach, G., Villena-Mora, A., Chiclana-Actis, C. (2023) Pornography Use and Violence: A Systematic Review of the Last 20 Years, Trauma, Violence & Abuse https://doi.org/10.1177/15248380231173619
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