Para conseguir que los niños y niñas tengan buenas notas lo más efectivo es que sus progenitores lean con ellos, les pregunten por las clases y confíen en sus capacidades.
Es una de las conclusiones de una investigación en la que se han revisado 37 estudios que relacionan la participación parental con el rendimiento académico de los alumnos, y que cuenta con la participación de la Universidad Internacional de La Rioja.
Ayudar con los deberes podría ser contraproducente; solo resulta efectivo cuando los menores presentan dificultades educativas. Cuando los progenitores tienen altas expectativas académicas de sus hijos, les animan a leer y les preguntan cómo llevan las clases y los deberes, consiguen que su rendimiento académico mejore.
Así lo revela un estudio en el que participan investigadores de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), la Universidad Complutense de Madrid, la UNED y la Universidad del País Vasco. El trabajo analiza 37 investigaciones publicadas entre 2000 y 2013 en las que se abordó la relación entre la participación parental en la educación y variables relacionadas con el rendimiento académico de los alumnos. En total, la cifra de padres, madres y estudiantes superó las 80.000 personas.
Los menores cursaban educación infantil, primaria y secundaria. “Hemos observado cómo algunas formas de participación de los padres resultan más efectivas que otras”, explica Enrique Navarro, uno de los autores del estudio e investigador del grupo Neuropsicología Aplicada a la Educación (NyE), acreditado por el vicerrectorado de Investigación y Tecnología (UNIR Research).