Sara Puerto
El presidente de la Conferencia de Consejos Sociales de las Universidades Españolas (CCS) cerró el ciclo ‘La dimensión social de la universidad’, dirigido por Rafael Puyol, acompañado además por Jordi Sevilla, presidente del Consejo Social de UNIR, con una reflexión en torno a la colaboración público-privada en el ámbito universitario.
“Las universidades han generado mucha publicación científica pero nunca se han sentido orientadas a la transferencia de ese conocimiento al sector productivo. Pero el sector productivo a su vez tiene un problema de recepción”, manifestó Antonio Abril, presidente de la Conferencia de Consejos Sociales de las Universidades Españolas (CCS), en la clausura del ciclo ‘La dimensión social de la universidad’, organizado por la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
Abril conversó con Rafael Puyol, presidente de UNIR y director del ciclo, acerca de la colaboración público-privada en el ámbito universitario. “Hay una excesiva distancia entre universidad y sociedad, creo que no somos capaces de convertir en avance social la investigación que se hace en los centros”, indicó Abril, quien en su intervención señaló la “atomización de nuestro tejido productivo” como uno de los impedimentos a esta colaboración, en ambos sentidos: “Nuestro tejido productivo que es el destinatario de la investigación universitaria es muy atomizado, constituido fundamentalmente por microempresas. Además, se trata en su mayoría de empresas focalizadas en el sector productivo tradicional con poca tecnologización”.
“Problemas endémicos”
Para Abril, España tiene “dos problemas endémicos: el sistema de gobierno de nuestras universidades, que las ha distanciado de las empresas. Es un sistema en el que la universidad se autogobierna, dando a la sociedad una representación a través de los consejos sociales. Y la insuficiencia financiera, no valoramos suficientemente la Educación”.
Antonio Abril.
El presidente de la Conferencia de Consejos Sociales de las Universidades Españolas (CCS) afirmó respecto a estos organismos que “no tenemos capacidades reales para el ejercicio de las competencias teóricas que se nos otorgan. La intervención interna no depende de nosotros y no participamos en la elaboración de la documentación económica y presupuestaria que nos viene dada”.
Además, consideró que “la cooperación universidad-empresa es el gran ausente de la LOSU. Necesitamos que la transferencia sea una fuente de financiación de la universidad”.
Áreas prioritarias de reforma
Preguntado por Rafael Puyol acerca de las áreas prioritarias de reforma, Abril apuntó cuatro puntos: rediseñar los sistemas de gobernanza de las universidades y centros públicos de investigación para aumentar su compromiso con la sociedad; reequilibrar y alinear los incentivos individuales e institucionales para promover las actividades de transferencia; facilitar y coordinar las actuaciones de la diversidad de agentes de intermediación; y promover el desarrollo de capacidades de innovación y colaboración en el sector empresarial.
“Deberían emularse las reformas recientes abordadas en países europeos, que han incrementado tanto los niveles de autonomía institucional como la rendición de cuentas y han dado voz de manera efectiva a actores externos en la planificación estratégica de la universidad”, aseveró Abril.
Mejora competencias de los Consejos Sociales
El ponente enfatizó la necesidad de implementar las conclusiones de la Hoja de Ruta de la OCDE, fundamentalmente en cuanto a la reforma o cambio de gobernanza de la ciencia pública, en concreto de las universidades, y a la mejora de las competencias y recursos de los Consejos Sociales de las Universidades Españolas.
Jordi Sevilla, presidente del Consejo Social de UNIR, intervino en la sesión. Se refirió al “minifundismo empresarial que hace que las empresas no miren a las universidades para resolver su problema. En las privadas, donde no existe el problema de la gobernanza, nos ha faltado esa demanda en las empresas, por lo tanto resolver el problema de la gobernanza es importante pero no suficiente. Es uno de esos problemas estructurales que venimos arrastrando”.
Cultura de colaboración público-privada
Para Abril, “el ecosistema es complicado por falta de cultura de colaboración público-privada. La transferencia no es fácil por la composición del sistema productivo, pero además la política en este país le ha hecho mucho daño a la universidad y los estamentos corporativos de la universidad no quieren ese cambio. El cambio lo tienen que hacer los representantes que tienen la capacidad legislativa. Tenemos un problema de déficit de excelencia internacional debido a un problema de gobernanza y una falta de colaboración pública-privada”.
Rafael Puyol y Antonio Abril.
El presidente de la Conferencia de Consejos Sociales de las Universidades Españolas (CCS) abordó otros asuntos de relevancia, como la creación de spin-off universitarias -“Vamos a menos, la experiencia demuestra que hay una falta de dominio de las actividades de gestión de resultados de investigación y transferencia”-; o la emigración del talento: “En España, más del doble de la media europea. El 35% de los egresados universitarios que no trabaja en puestos de alta cualificación”, aportó.
“El motor productivo de un país es el talento formado, el capital humano, que es la suma del sistema educativo y las empresas, donde el talento formado se organiza y deriva en el bienestar social -reflexionó-. España será en el futuro lo que hoy sea capaz de invertir en la mejora de la universidad”.
El ciclo ‘La dimensión social de la universidad’ ha reunido a destacados académicos del mundo universitario como Juan Romo, presidente de CRUE; Andrés Rodríguez Pose, catedrático de la London School of Economics, e Isabel Díez-Vial, vicerrectora de Desarrollo e Impacto Económico y Social de UNIR; Mari José Aranguren, directora General de Orckestra-Instituto Vasco de Competitividad; Amaya Mendikoetxea, rectora de la Universidad Autónoma de Madrid e Ignacio Villaverde, rector de la Universidad de Oviedo. A lo largo de los seminarios se han abordado temas tan relevantes como el valor cultural de la universidad, el papel de la mujer, el impacto de la universidad en el territorio y la atención a un alumnado de todas las edades y con todas las necesidades.