No parece que lo hagamos de una manera consciente, pero en el lenguaje que los usuarios de Facebook empleamos, especialmente al actualizar nuestros “estados”, habita la esencia del arte por el lenguaje.
Una profesora de la Universidad Internacional de La Rioja, Inmaculada Berlanga, nos lo demuestra a través de su tesis: “Principios de retórica clásica en las redes sociales. El caso Facebook”.
Así resume los frutos de su trabajo: “A pesar de la distancia que las separa en la línea del tiempo y de la instintiva reacción de sorpresa ante esta afirmación, retórica y redes sociales aparecen como dos realidades convergentes y análogas”.
La profesora de Comunicación de UNIR, que imparte la asignatura Retórica y persuasión, demuestra que Facebook cumple con las partes del discurso, la estrategia expresiva y el uso de las figuras retóricas que ya ideó Aristóteles.[m4p_image image_src=”custom” image=”549201430506″ responsive_dr=”yes” sizes=”full”]
Los millones de mensajes que generan los usuarios de la red son la prueba de que Aristóteles sigue más vivo que nunca, incluso en la era de las nuevas tecnologías. El informe recorre 200 casos, de los cuales, cuatro han sido tratados a fondo.
Tras el análisis, Berlanga determina cómo cada uno de los miembros de la red social echa mano de, al menos, 2,7 figuras retóricas en cada una de sus intervenciones.
Y el catálogo de usos es amplio: hipérboles, elipsis, metonimias, sinécdoques e hipérbatos pueblan esos estados. Ninguna, eso sí, con el rango de importancia de la metáfora, que es la dueña del discurso.
Hábil transmisor de sentimientos
Los recursos del lenguaje que el maestro griego identificó hace 25 siglos siguen de plena actualidad. E internet no puede ser ajeno a su eficacia. Facebook aplica las partes del discurso aristotélico, esto es: la estrategia expresiva y el uso de las figuras retóricas.
La autora parte de la premisa de que, en la red creada por Mark Zuckerberg, un comentario que apele a un sentimiento será más efectivo que otro que sólo se base en un discurso racional. Y por eso parece justificado que, al final, las estrategias discursivas que se valen del pathos (sentimientos, emociones) dominen sobre las que descansan sobre el ethos (hábitos, costumbres) y el logos (dialéctica, argumentos).