"La UNIR lo toma, se podría decir que corporativamente, como un modelo de universitario cabal", afirmó anoche José María Vázquez García-Peñuela, el rector de la Universidad Internacional de la Rioja, durante la presentación de la biografía "Don Antonio Fontán. El espíritu de la política", obra de Arturo Moreno.
“Se nota que Antonio Fontán sigue teniendo mucha capacidad de convocatoria”, comentaba Pilar Soldevilla, una estrecha colaboradora suya en la etapa de Nueva Revista, publicación fundada por el político y catedrático sevillano, y que ahora sigue editando la UNIR. En efecto, el gran salón de actos del hotel Wellington de Madrid, en la calle Velázquez, […]“Se nota que Antonio Fontán sigue teniendo mucha capacidad de convocatoria”, comentaba Pilar Soldevilla, una estrecha colaboradora suya en la etapa de Nueva Revista, publicación fundada por el político y catedrático sevillano, y que ahora sigue editando la UNIR. En efecto, el gran salón de actos del hotel Wellington de Madrid, en la calle Velázquez, estaba abarrotado. El público, en su gran mayoría, era gente que conoció al que fue el primer presidente del Senado y una de las figuras decisivas para la transición pacífica de la España de la dictadura a la España de la democracia.
En la presentación intervinieron también Esperanza Aguirre, expresidenta de Madrid, Carlos Entrena, presidente del Club Liberal Español, Cristina Moratiel, presidenta de la Fundación Wellington, Guido Stein, presidente de Ediciones Internacionales Universitarias, y el propio Arturo Moreno.
El rector de la UNIR resumió así la historia de las relaciones entre la UNIR y Antonio Fontán: “En 2010, varias circunstancias concurrentes pusieron ante nosotros la posibilidad de dar continuidad a Nueva Revista, el proyecto editorial y a la vez de alta cultura que había promovido don Antonio Fontán veinte años antes”. Esa decisión tenía algo de arriesgada porque “no dejaba de ser una cierta asunción siquiera tácita de unos muy determinados parámetros ideológicos”, y por otro porque Nueva Revista, aunque tenía un nivel cultural indiscutible, no era, ni es, “una revista académica al uso”. Pero, a medio plazo, “Nueva Revista nos comportó varios beneficios importantes. Me referiré, brevemente, al que por entonces apenas alcanzamos a entrever y que sin embargo ahora se me presenta sin duda alguna como el más importante. Me refiero a la propia figura de su fundador, Antonio Fontán, como universitario ejemplar”.
Esperanza Aguirre, discípula también de Fontán, autora del prólogo al libro, se fijó en que fue catedrático de Filología Clásica en la Universidad de Granada en 1949, muy joven, al poco de cumplir los 26 años. Y lamentó la desidia que se muestra ahora por el Latín en los planes de estudio.
Entrena y Moratiel hablaron de lo mucho mejor que iría España con políticos de la talla de Fontán, “generoso con su tiempo”, “trabajador”, “humilde”, “constante”, “sencillo y cercano en el trato”. Adjetivos repetidos, también de una u otra manera, en la alocución de Arturo Moreno, que lo calificó de “verdadero maestro”. Fontán era una de esas contadísimas personas que gozando de una inteligencia muy aguda, todas las personas que lo trataron hablaban bien de él, algo dificilísimo en el campo político y “casi rayano en lo sobrenatural en el campo académico”, resaltó Vázquez.
Finalmente, Guido Stein, presidente de la editorial Eiunsa, agradeció a la UNIR, que haya contribuido de esta forma a seguir con el legado de Fontán. “Fontán era amigo de mi padre”, añadió Stein, y relató dos breves anécdotas: devolvía los libros que le prestaban, y “luchaba por causas perdidas”, como intervenir directamente para que no se recortaran los estudios de Filología Clásica en la Universidad de Navarra.
