Alfonso Basallo
El ciclo de conferencias dirigido por Emilio Lamo de Espinosa y organizado por el Consejo Social de UNIR y Nueva Revista, debatió 'La geopolítica de la energía: del petróleo a las renovables' con Ángel Bautista, director de Relaciones Institucionales y Coordinación Regulatoria de REPSOL, y Marta Margarit, secretaria general de la Asociación Española del Gas (Sedigas), entre otros.
España tiene retos pero también grandes oportunidades en la transición energética. Una de ellas, es la de “convertirse en un gran ‘hub’ de hidrógeno verde que exporte al norte de Europa. Puede ser uno de los países ganadores, sobre todo si Europa tiene una visión estratégica que no ha tenido para el gas natural”, señaló Ángel Bautista, director de Relaciones Institucionales y Coordinación Regulatoria de REPSOL, en la segunda sesión del seminario ‘Pensar el siglo XXI, dedicada a ‘La geopolítica de la energía: del petróleo a las renovables’.
El ciclo de conferencias está dirigido por el catedrático emérito de Sociología y académico de Ciencias Morales, Emilio Lamo de Espinosa, y organizado por el Consejo Social de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), que preside el exministro Jordi Sevilla, con la colaboración de Nueva Revista.
Emilio Lamo introdujo la sesión señalando que la transición energética plantea riesgos y dilemas. Por ejemplo, el cuestionamiento del modelo económico de países que dependen mayoritariamente del petróleo y el gas. Y añadió que el cambio climático limitará “el poder de los petroestados” y “diversificará las fuentes de energía”.
Ángel Bautista, por su parte, explicó que “tras veinte años de transición energética, el petróleo, el gas y el carbón siguen dominando el mix energético”. Según la Agencia Internacional de la Energía, el consumo mundial se elevará un 30% en 2040. En su escenario de Desarrollo Sostenible, “la industria de Gas y Petróleo representarán más del 46% del mix global”.
Los llamados “petro-Estados” han ido perdiendo relevancia, añadió. La OPEP ha perdido parte de su poder de control de precios “por el incremento de la producción en EE.UU. a consecuencia de la ‘revolución del shale’” (o esquisto, roca que puede contener hidrocarburos o gas natural).
Respecto a la Unión Europea, su gran problema es “la dependencia energética de Rusia y que carece de una política de seguridad energética común para reducir esa dependencia”. Si Rusia decidiese cortar el suministro europeo, “la Unión se vería inmersa en una crisis de gran envergadura”. De forma que la UE “ha de impulsar la creación de una asociación estratégica en el Mediterráneo que incluya a sus vecinos del norte de África”.
?? Hoy a las 12:30h, súmate a un nuevo Seminario ‘Pensar el siglo XXI’ sobre #Energía, dirigido por @EmilioLamo.
????????: A. Bautista (@Repsol); @MartaMargaritB (@sedigas); @g_escribano (@rielcano y @UNED); y M. Marzo (@UniBarcelona)
— UNIR | La Universidad en Internet (@UNIRuniversidad) May 19, 2021
“El control de la tecnología asociada a la generación renovable está en manos de pocos países” indicó Bautista. Esto se podría considerar “una nueva conspiración de los países ricos contra los pobres” agregó.
El ponente explicó que China hace una “apuesta por las renovables y el mantenimiento del carbón por razones industriales, económicas y de autonomía energética, buscando minimizar la dependencia exterior del petróleo y del gas”.
El gigante asiático también compite por las tierras raras, una serie de materias primas difíciles de encontrar en estado puro que son básicas en el desarrollo de las tecnologías. “China produce alrededor del 80% de las tierras raras que consume la industria mundial”. Mientras que Pekín cuenta con su plan “Made in China 2025”, Europa intenta desarrollar sus propios planes industriales en ámbitos como las baterías, el H2 y las materias primas.
Hidrógeno: países ganadores y perdedores
El ponente se refirió, por último, al hidrógeno. Este ha impulsado una carrera por el liderazgo tecnológico: la mayoría de los países quieren ser “creadores”, no “consumidores”. Explicó que “los grandes países industrializados, como Japón, Corea, Alemania y el resto de UE están apostando por la importación a gran escala de H2 para cumplir sus compromisos de cero emisiones netas. Las dos regiones más prometedoras para establecer un comercio internacional del hidrógeno son: Asia-Pacífico y Europa”.
En este nuevo pulso de rivalidad geopolítica “habrá ganadores y perdedores” afirmó Ángel Bautista. “España o Marruecos que disponen de mucha capacidad renovable instalada y con conexiones submarinas tienen mucho potencial de triunfar; en tanto que Argelia que depende exclusivamente del petróleo y el gas será de los grandes perdedores”.
También participó como panelista Marta Margarit, secretaria general de la Asociación Española del Gas (Sedigas), que señaló que “el mundo está comprometido con la descarbonización y la transición energética”. En este sentido, “el gas tiene sistemas muy robustos que con el tiempo tienen la necesidad de descarbonizarse. Entrarán entonces en juego los ‘gases renovables’: biogás, biometano e hidrógeno”.
España dispone de “las materias primas renovables y una red gasista muy importante (para biogas, etc.) para una transición energética y llegar a 2050 descarbonizada” añadió.
Demanda de minerales vinculados a energías limpias
Mariano Marzo, catedrático de Estratigrafía y profesor de Recursos Energéticos y Geología del Petróleo en la Universidad de Barcelona, afirmó en su intervención que “el concepto de seguridad energética está evolucionando”; y que “la transición a la energía limpia supone nuevos desafíos para la seguridad. como pone de relieve un reciente informe de la Agencia Internacional de la Energía”.
Según sus previsiones, “la demanda de minerales vinculados a las (mal) llamadas energías limpias -puesto que hay unas energías más limpias que otras- registrará un incremento del 400% de aquí a 2040; e incluso de un 600% en un escenario de cero emisiones netas. Por lo tanto la transición energética tendrá consecuencias de gran alcance”.
Respecto a los retos que la transición plantea a España, Marzo manifestó que echa en falta “una planificación energética con más realismo y racionalidad, para evitar ‘el populismo energético’”. “España necesita -añadió- un gran pacto en política energética, basado en intereses científicos, tecnológicos y económicos, no ideológicos. No estamos enfocando el problema con la seriedad que se merece”.
El peligro de los vacíos de gobernanza
Finalmente intervino Gonzalo Escribano, director del Programa Energía y Clima del Real Instituto Elcano, para quien “la transición energética supone muchos retos, pero desde la perspectiva internacional es imprescindible establecer una nueva y mejor gobernanza para no reproducir los errores del pasado”. Añadió que donde se producen vacíos de gobernanza surgen conflictos políticos.
Considera Escribano que “geopolíticamente no tiene sentido dejar de depender del petróleo y el gas del Golfo Pérsico para pasar a hacerlo de su hidrógeno, cuyas importaciones deben, además, evaluarse con estrictos criterios de sostenibilidad, y no sólo ambiental”. De forma que es preciso “sopesar las pérdidas y ganancias de pasar de la dependencia de los llamados petro-Estados a la de los electro-Estados”.