Neurociencia y magia se dan la mano en los espectáculos de Miguel Ángel Gea, un inquieto mago que desvela la otra cara de la realidad en TEDxUNIR.
Acompañado de su inseparable baraja, Miguel Ángel Gea ha puesto en duda nuestras percepciones durante su ponencia “La magia no tiene engaños”. Una charla salpicada de trucos, chascarrillos y cierto aire científico.
Actuamos cotidianamente influidos por nuestros “filtros perceptivos”, una manera de analizar la realidad que nos rodea. A menudo estos filtros nos juegan malas pasadas y pueden provocar que tomemos decisiones erróneas.
Los magos llevan mucho tiempo estudiando nuestras reacciones para preparar sus fascinantes trampas. La magia pone en entredicho la noción de realidad.
Sin mago no hay magia
La magia alimenta la duda; crea una realidad paralela. “El cerebro es maravilloso”, confiesa esta maestro de lo imposible. En las grietas de nuestra capacidad perceptiva, se cuela como por encanto, lo incomprensible de la magia. Los magos dosifican la cantidad de información que nos llega durante un espectáculo. Juegan con nosotros con la misma ligereza con la que barajan sus cartas.
La magia también trabaja con la memoria del espectador. “Tratamos de conseguir que el espectador haga un rebobinado, cuando el cerebro busca la causa; nosotros ya hemos puesto la trampa”, señala Gea. La distracción mental es una de las principales armas que utilizan estos fabricantes de ilusiones para hacernos soñar durante un breve instante.
Gracias a la magia podemos asumir que nuestra capacidad perceptiva está en tela de juicio y que debemos relajarnos con nuestras formas tajantes de entender la vida. Si disfrutamos de la magia, también disfrutaremos de la vida.