UNIR colabora con el programa Empieza por Educar en cuyas prácticas, a través del Centro de Orientación e Información para el Empleo (COIE), participan varios de sus alumnos para desempeñar una labor educativa en centros de entornos desfavorecidos y lograr una educación igualitaria.
‘Tu esfuerzo levantará tu objetivo’, ‘Si puedes soñarlo, puedes lograrlo’, ‘Somos arquitectos de nuestro destino’. Tan alentadores y motivadores mensajes son los que cada mañana, durante todo el mes de julio, han dado la bienvenida desde las paredes del madrileño colegio de los Salesianos a 360 chavales que estudian desde 5º de Primaria hasta 4º de la ESO. Son los alumnos asistentes al programa Empieza por Educar (ExE), cuyo objetivo es eliminar las desigualdades educativas de forma que, algún día, todos los niños del país disfruten de una educación que les proporcione unas vidas logradas.
El centro escolar ha cedido sus instalaciones para que, durante cuatro semanas, 69 graduados universitarios y jóvenes profesionales adquieran la práctica, soltura y habilidades necesarias para convertirse en profesores efectivos e inspiradores, profesionales colaboradores y agentes de cambio comprometidos con este objetivo. Una meta que también persiguen numerosos alumnos de la Universidad Internacional de La Rioja. Como los cinco que, un año más, han accedido a ExE gracias a la difusión que desde UNIR se ha hecho del proceso de selección y de la gestión de las inscripciones a través de su Centro de Orientación e Información para el Empleo (COIE), ya que constituye uno de sus programas especiales de prácticas y de empleo, los cuales permiten que los estudiantes elegidos cuenten con un contrato laboral.
“En este mundo no se lucha mucho por la igualdad y eso es algo que siempre me ha removido, pero aquí creo que he encontrado mi sitio”, argumenta Elena Romero, de 30 años. En su haber, una doble titulación de Periodismo y Turismo, además del Máster de Formación del Profesorado de UNIR. “Este programa es el complemento perfecto para el Máster, estoy aprendiendo muchísimo gracias a sus conocimientos tan prácticos”, matiza tras concluir una clase de inglés para trece adolescentes en la que se ha convertido en un torbellino de actividad para ayudar, explicar y prestar la atención requerida a todos y cada uno de sus alumnos. Y todo bajo la atenta mirada de un tutor que evalúa su labor.
Porque este es uno de los grandes valores que destacan de este programa. “Es una guía que te acompaña siempre para hacerlo bien, eso es algo fundamental”, alaba. “Los tutores ven las evidencias de lo positivo, pero también qué aspectos deben mejorar y luego lo trabajan por las tardes”, añade Miguel Costa, responsable de ExE de la sede en Madrid. “Lo que aprendes y trabajas en las sesiones vespertinas lo aplicas al día siguiente, lo normalizas sin darte cuenta”, reconoce Romero, quien descubrió el Máster de UNIR tras las prácticas en un medio de comunicación nacional y mientras daba clases en una academia. “Siempre me gustó la educación, vi el programa que tenían y me encantó, además de que la única forma en la que podía estudiar era online”, rememora.
“No hay un libro mágico para enseñar, pero sí adquirimos unas pautas para saber cómo actuar en ciertas situaciones, porque nuestra labor repercute en muchas personas, no quiero ser una profesora que entre en clase, cierre la puerta, diga a los alumnos que abran los libros y ya está”, insiste Romero. Al contrario, ella aspira a convertirse en “un referente de los chavales, muchos no lo tienen fácil en casa y buscan un ejemplo a seguir”.
Fomentar la autoconfianza de los alumnos
Pero para conseguirlo hay que tener confianza en las posibilidades de esos alumnos, conocerlos, implicarse en sus historias y motivarles para que crean en sus propias capacidades, pese a que a su alrededor no todo el mundo lo conciba de igual manera. “Hay que eliminar barreras, no porque vengan de un entorno peor son peores, pero sí es cierto que tienen poca autoestima, por eso les decimos que no importa cuánto mejoren, sino que lo hagan”, advierte José Luis Ordóñez, barcelonés de 27 años. Su currículum habla por sí solo: licenciado en Administración de Empresas e Investigación de Mercados y seis años de trabajo en una consultoría, de los cuales los dos últimos los ha compaginado con sus estudios en UNIR, primero con un Máster en Neuromarketing y ahora con el Máster en Formación del Profesorado.
En marzo dejó su trabajo y, tras unas pruebas intensas, dos meses más tarde le comunicaron que le habían seleccionado para el programa ExE. “Nos dieron una semana completa de formación y luego nuestra primera toma de contacto fue ya en una clase con 20 alumnos donde lo que importa es el refuerzo positivo, si de diez preguntas contestan bien cuatro, se les dice que lo han hecho correctamente en cuatro”, detalla Ordóñez, quien ya tiene trabajo de cara a septiembre; concretamente, en el colegio Vergé de la Salud de la capital catalana.
Precisamente esta es una de las metas de esta actividad, que los participantes trabajen durante otros dos años en colegidos de entornos desfavorecidos, donde también son monitorizados mientras ayudan a sus alumnos, a la par que desarrollan competencias y mentalidades con las que ejercer verdaderos cambios en la sociedad. “En cinco años han pasado 200 personas. De ellos, más del 60% se han quedado en las aulas y el resto sigue involucrado en equipos directivos, formando profesores, interviniendo en políticas educativas…”, se enorgullece Costa.
Acciones de educación que son las que conforman la red global Teach for All, de la que forma parte ExE, y con la que UNIR está estrechando sus vías de colaboración a través de convenios como el que recientemente ha firmado con Empieza por México para ofrecer becas del 30% y del 70% en los programas de Maestrías.