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Rafael Puyol, presidente de UNIR: "Cada vez más países están en una situación de no renovación de las generaciones"

La baja natalidad, la inmigración o el envejecimiento son algunos de los grandes temas que aborda en su último libro, '¿Un mundo sin personas? El nuevo escenario de la demografía global', un análisis de los principales desafíos que tienen hoy las sociedades del planeta.

Rafael Puyol.

“¿Un mundo sin personas?” se pregunta Rafael Puyol, presidente de UNIR, desde el título de su nuevo libro, publicado por Almuzara. En sus páginas, surgen conceptos como “invierno demográfico”, “edadismo” o “migración ambiental”, que ponen de relieve no solo la necesidad de esa ciencia muchas veces desconocida, cuando no malinterpretada o instrumentalizada, que es la demografía, sino su pertinencia para comprender nuestro devenir en aspectos tan cruciales como la natalidad, la inmigración o el envejecimiento.

En el libro, Puyol aporta datos, análisis y reflexiones, también propuestas, para conocer y enfrentar los grandes desafíos demográficos que tienen hoy las sociedades, desmintiendo mitos y tratando, con voluntad pedagógica, de responder desde la ciencia a los interrogantes que nos planteamos respecto a nuestro habitar en el mundo.

Pregunta: ¿Cuáles cree que son los principales mitos por desmentir en demografía hoy día?

Respuesta: A veces son mitos o bulos y otras son simplemente informaciones incorrectas, pero todo se entremezcla para tener una visión inadecuada de los asuntos demográficos. Se sigue pensando que la población crece a unos niveles muy fuertes y no es así, en todas partes la natalidad ha disminuido. Otra de las creencias infundadas es que la inmigración está desbordada a escala planetaria, y eso tampoco es cierto. Si tenemos en cuenta el porcentaje de personas que viven en un país distinto al de nacimiento, el valor es muy reducido, prácticamente el 3%. Además, se concibe el envejecimiento demográfico como un problema, cuando ante todo es una conquista social, que plantea retos y desafíos, como el pago de las pensiones, el aumento de los gastos sanitarios, el incremento de la discapacidad y la dependencia… pero también oportunidades. En un mundo en el que el número de jóvenes está en clara disminución, la presencia de los mayores en el mercado laboral va a ser imprescindible.

P: La tasa global de hijos por mujer se ha reducido a la mitad. Concretamente, en Europa, se habla de “invierno demográfico”. ¿Qué lo explica?

R: La expresión de invierno demográfico describe la situación de debilidad demográfica provocada por una bajísima natalidad, claramente inferior a la mortalidad y que produce ese crecimiento natural negativo. Cada vez más países están en una situación de no renovación de las generaciones, pues es preciso que cada mujer en edad de procrear tenga un mínimo de 2,1 hijos para ello. Hoy no hay ningún país europeo con esa cifra. España, con 1,2 hijos por mujer, está por tanto a una distancia de un hijo para poder renovar las generaciones. Los países que tienen mejores datos son Francia y Suecia y es debido a sus políticas de ayuda familiar.

P: ¿Qué políticas familiares funcionan de verdad?

R: Las políticas demográficas son eficaces, como demuestra el hecho de que los países que las han emprendido han elevado la natalidad, pero hay tres condiciones fundamentales para que una política de ayuda familiar funcione: la primera es que los poderes públicos estén convencidos y no la implementen como una medida cosmética; la segunda condición es que se dedique el presupuesto adecuado, las medidas que no tienen detrás una memoria económica no van a funcionar; y la tercera es que se sostengan en el tiempo, pues de otro modo no revertirán la situación. Suecia y Francia han implementado políticas familiares y, aunque la natalidad, con una tasa de 1,8 hijos por mujer, está por debajo del umbral exigido para la renovación de las generaciones, con una inmigración moderada, pueden crecer.

P: En el libro aborda la diversificación del modelo de familia. ¿Qué cambios fundamentales se han producido?

R: Hay dos cambios sustantivos: la familia ha disminuido en su tamaño y se ha diversificado. Vemos una progresiva desaparición de las grandes familias de varios miembros, en las que convivían distintas generaciones, a veces bajo un mismo techo. Hoy el modelo predominante es la familia nuclear, en la que solo conviven los padres con sus hijos. Por otro lado, se ha producido una diversificación de los tipos de familia: tenemos la monoparental, en la que solo uno de los dos progenitores, fundamentalmente la madre, vive con sus hijos; la familia reconstituida, formada por miembros pertenecientes a familias anteriores; y ese otro tipo de unión, que algunos no llaman familia y otros siguen empleando la palabra para definirla, que son las familias de homosexuales.

P: En el libro se refiere en varias ocasiones al “miedo”: miedo a una inmigración “de reemplazo” pero también a que no haya dinero para pagar las pensiones. ¿Por qué la demografía es tan susceptible al miedo?

R: La demografía no es una ciencia pesimista, es una ciencia que describe situaciones y hace proyecciones, fundamentadas en datos reales del presente, que proyecta hacia el futuro para conocer cómo van a evolucionar las grandes variables demográficas. Es verdad que algunos de los fenómenos que estudia la demografía son vistos con un cierto temor por diferentes capas de la sociedad. El más significativo es el miedo a la inmigración: a la invasión, a que quiten puestos de trabajo, a la delincuencia… Está fundamentado en ese tipo de mitos, falsas percepciones que comentábamos, o simplemente en una información equivocada.

Por otra parte, además, está el miedo a que no haya capacidad suficiente para pagar las pensiones. Cuando Bismark establece el sistema de reparto de las pensiones, la esperanza media de vida estaba en los 30 o 32 años. Llegaban tan pocos a los 65 años que el pago de las pensiones no ofrecía ninguna dificultad. El problema actual es que cada vez hay menos cotizantes por la caída de la natalidad y más pensionistas por el aumento de la longevidad, entonces el sistema de reparto empieza a dejar de funcionar. Para que funcione es necesario que haya por lo menos dos, o mejor tres, contribuyentes por cada pensionista y en los países occidentales esta proporción está deteriorándose progresivamente y la gente tiene miedo. La solución probablemente sea cambiar el sistema de reparto por un sistema mixto, que combine reparto y capitalización. Estos sistemas no están exentos de riesgos y dificultades, pero en algunos países han funcionado razonablemente bien.

P: Defiende la inmigración como un factor de desarrollo. ¿Qué tenemos que comprender respecto a la inmigración?

R: En países occidentales, muy particularmente el caso de Europa y también en el caso de EE. UU., la inmigración se ha convertido en un factor absolutamente básico para sostener la economía y el mercado laboral y ayudar a mejorar la demografía. Nuestras sociedades necesitan la inmigración, aunque hay que tratar de evitar la inmigración ilegal. La inmigración es un fenómeno positivo desde el punto de vista económico, laboral y demográfico. Lo que necesitamos son políticas que contengan medidas que garanticen que lleguen y convivan en condiciones adecuados y hasta diría que un cierto “marketing” para convencer a la sociedad de acogida.

P: El envejecimiento de la población es uno de los grandes desafíos en el nuevo escenario de la demografía global. ¿De qué manera se tendría que abordar como sociedad y cómo se puede evitar su planteamiento en oposición al progreso de los jóvenes?

R: También el envejecimiento requiere de políticas que permitan por un lado satisfacer las necesidades de las personas de edad elevada y, por otro, fomenten su mantenimiento durante más tiempo en el mercado laboral. La jubilación es un derecho, pero no debería ser una obligación. Siempre que se den las condiciones físicas y mentales de una persona y su deseo de seguir trabajando, debería haber políticas que permitieran su permanencia el mercado laboral. En general, habría que considerar una política demográfica integral. Todos los países, aunque particularmente aquellos que tienen los problemas demográficos más acentuados, deberían contar con una política demográfica integral que aborde las tres grandes variables: natalidad, inmigración y envejecimiento.


Rafael Puyol, presidente de UNIR, en la presentación de su último libro.

Presentación del libro de Rafael Puyol ‘¿Un mundo sin personas?’ en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas

El presidente de UNIR presentó su obra en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, donde compartió reflexiones sobre el nuevo escenario de la demografía global. En el acto participaron el editor y exministro Manuel Pimentel y los académicos Benigno Pendás, Emilio Lamo Espinosa y José Luis Delgado. Accede aquí a la noticia.

 

 

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