Javier Cantón, docente del Máster en Métodos y Técnicas de Investigación Social Aplicada, abordó el uso de procedimientos computacionales para examinar fenómenos culturales a gran escala, sin renunciar a la interpretación humana.

La inteligencia artificial está desarrollando una innovadora metodología digital centrada en la investigación social y cultural. Así lo explicó el profesor Javier Cantón, docente del Máster en Métodos y Técnicas de Investigación Social Aplicada de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), al referirse al cultural analytics en el trascurso de una sesión virtual.
Este paradigma permite estudiar patrones culturales mediante el análisis masivo de datos visuales, textuales y de comportamiento. “Vivimos en la era del algoritmo”, subrayó Cantón, quien destacó cómo nuestras interacciones digitales son mediadas y clasificadas por sistemas automatizados que condicionan lo que vemos, lo que consumimos e incluso lo que creemos que elegimos. Un potente conjunto de posibilidades producto de la combinación de ciencia de datos, algoritmos y estudios culturales.
La IA como productora cultural
Estas nuevas herramientas computacionales están acordes a los desafíos que plantea la creatividad automatizada y la generación de contenidos. Desde plataformas de visualización de información como Tableau hasta el uso de lenguajes de programación con IA asistida, los investigadores tienen hoy la posibilidad de explorar millones de datos sin necesidad de muestreos limitados. Un ejemplo práctico: el análisis visual de más de 19.000 fotografías del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), posible gracias a técnicas computacionales que permiten detectar patrones de color, composición o estilo sin reducir la complejidad cultural.
Las nuevas herramientas computacionales están acordes a los desafíos que plantea la creatividad automatizada y la generación de contenidos.
Pero el fenómeno va más allá. Como subrayó Cantón, la inteligencia artificial ya no solo analiza la cultura, sino que también la genera. Textos, imágenes, música o guiones se producen ahora por modelos de IA, lo que plantea preguntas urgentes: ¿qué significa ser creativo en un mundo donde una máquina puede generar arte?, ¿hasta qué punto se diluye la autoría humana?
En esta nueva etapa, la inteligencia artificial no solo ayuda a descubrir patrones estéticos o temáticos, también simula preferencias, predice gustos y automatiza decisiones que antes eran exclusivamente humanas. Plataformas como Netflix o Spotify ya modelan sus contenidos en base a algoritmos entrenados con datos de comportamiento, lo que, según el docente de UNIR, “puede estar reforzando patrones preexistentes y reduciendo la diversidad cultural”.
El reto ahora es encontrar un equilibrio entre aprovechar la potencia del análisis computacional y no olvidar la necesidad de una interpretación crítica y contextual. “No se trata de sustituir lo humano, sino de enriquecerlo”, remarcó Cantón.
Nuevas formas de investigar y pensar
Esta transformación metodológica también implica nuevas formas de pensamiento. La IA se convierte en una herramienta para experimentar con hipótesis, construir teoría o incluso redefinir el papel del investigador como orquestador de procesos creativos, en lugar de único autor.
Actualmente se calcula que se producen 402,74 millones de terabytes diarios en el mundo, lo que equivale a casi 27 billones de vídeos de TikTok.
No obstante, en los últimos diez años, la creación de contenido cultural digital ha experimentado un crecimiento exponencial. Hoy en día, se calcula que globalmente se producen 402,74 millones de terabytes diarios, lo que equivale a casi 27 billones de vídeos de TikTok. Un informe de la UNESCO indica que el uso de herramientas de inteligencia artificial para el análisis cultural ha aumentado un 30% en los últimos cinco años.
La cultura digital no puede entenderse con métodos del siglo pasado, fue la conclusión al cierre de la sesión virtual organizada por UNIR. En palabras de su protagonista, Javier Cantón: “Necesitamos un nuevo enfoque, capaz de navegar entre lo cuantitativo y lo cualitativo, y para ello, el cultural analytics es una brújula imprescindible en esta era de estéticas artificiales”.
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