Isabel Alvarez Castro
Reconocidos expertos aportaron su visión para dar una respuesta educativa al alumnado con altas capacidades. El modelo de enriquecimiento para toda la escuela, potenciar las fortalezas del corazón y desarrollar el talento fueron algunos de los temas abordados.
“Que haya líderes del futuro depende de la productividad del talento que desarrollen los jóvenes, por eso hay que ofrecer distintos tipos de enriquecimiento para todos los estudiantes”, afirmó Joseph Renzulli, líder y pionero en la aplicación de la pedagogía de las estrategias de enseñanza de la educación para dotados a todos los estudiantes.
Joseph Renzulli, promotor del Modelo de Enriquecimiento Escolar, junto a Steven Pfeiffer, investigador destacado en las necesidades sociales y emocionales en el campo de las altas capacidades y desarrollo del talento; y Javier Tourón, experto y Catedrático emérito de la UNIR, reflexionaron sobre Altas Capacidades en un simposio organizado por la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
Renzulli, del Centro Nacional de Investigación sobre los Dotados y Talentosos de la Universidad de Connecticut, desarrolló el Modelo de Enriquecimiento Escolar (SEM por sus siglas en inglés) basado en las teorías de los ‘Tres Anillos’ y el ‘Modelo triádico de enriquecimiento’.
En este sentido, Renzulli comentó que se debe fomentar en los colegios el aprendizaje continuo. “Todas las teorías del aprendizaje son una progresión. Los resultados del enriquecimiento deberían ser producto de actividades de investigación, arte, tecnología y cualquier otra área donde los jóvenes aporten sus ideas”. A esta afirmación, el investigador añadió que “el disfrute lleva al compromiso y esto lleva a involucrarse en el proceso de aprendizaje, produciendo en el niño entusiasmo, compromiso, energía y esfuerzo en lo que está haciendo”.
Recomendaciones de los expertos
La recomendación más destacada por el investigador durante su intervención ha sido ofrecerles a los niños herramientas y actitudes. “Cuando los estudiantes muestran interés en algo concreto, el trabajo puede centrarse en algo que tenga impacto en su entorno más cercano, por ejemplo, hacer un trabajo en la comunidad, con el fin de introducir desde pequeños a los estudiantes en el modelo de adulto productivo que hacen del mundo un lugar mejor”.
El investigador Steven Pfeiffer.
Por su parte, Stephen Pfeiffer, profesor emérito de la Facultad de Educación de la Universidad Estatal de Florida, abordó las necesidades sociales de los niños y adolescentes de alta capacidad desde su modelo ‘Las Fortalezas del Corazón’. “Hay tres rasgos que diferencian la salud mental y determinan el éxito del alumnado de las altas capacidades: fortaleza del carácter, habilidades sociales e inteligencia emocional”, afirmó.
El investigador estadounidense destacó que hay que estudiar los tres rasgos para comprender a los alumnos de altas capacidades. “Los rasgos se están trabajando desde el colegio y desde las casas. Pero más que medirlo, hay que aprender a fomentarlo”.
En palabras de Pfeiffer, “si queremos alumnos resilientes debemos centrarnos en las fortalezas del carácter”. Aquellos niños que no encajan realmente o padecen un problema psicológico grave, probablemente les falten algunas habilidades. Por eso es importante trabajar en el ámbito emocional y de las habilidades sociales.
Javier Tourón, catedrático emérito de UNIR y uno de los mayores expertos nacionales en altas capacidades, reveló datos significativos de las altas capacidades en España. “La identificación de las altas capacidades es la gran asignatura pendiente. Actualmente, de los 8.200.000 estudiantes que tenemos se han identificado 41.000 con altas capacidades, pero no hay un proceso de identificación sistemático que abarque todo el territorio nacional”.
Promover y desarrollar el talento
En España se debe lograr que todos los alumnos, de todos los centros, sean evaluados periódicamente en múltiples variables relevantes para el aprendizaje. “La escuela está orientada al alumno medio -añade Tourón-. Los alumnos que destacan por abajo son objeto de apoyo, pero no ocurre lo mismo con los que destacan por arriba, que son los más perjudicados”, subrayó.
Hay que medir el grado de potencialidad de las personas y convertirlo en rendimiento, eso es el éxito de la educación. Javier Tourón
Por otro lado, el catedrático emérito aclaró que las escuelas deben ser ámbitos de desarrollo de talento de sus estudiantes, cada uno en su nivel óptimo. “Las personas no nacen con un cociente intelectual, la alta capacidad no es un cromosoma de oro, no es una cuestión de ser o no ser, es una cuestión de grado. Hay que medir el grado de potencialidad de las personas y convertirlo en rendimiento, eso es el éxito de la educación”.
Bajo esta premisa, Javier Tourón afirmó que “nuestro futuro depende siempre de las personas más capaces, porque son los que promoverán el avance en distintos ámbitos”. Atender el talento y promover el desarrollo social son cosas sinónimas.
“Todos los alumnos deberían partir desde la misma línea de salida y, a partir de ahí, que cada uno corra tan lejos, tan rápido y con tanta profundidad como su capacidad le permita. De esta manera estaremos contribuyendo significativamente al desarrollo de las personas y a la construcción social”, concluyó Tourón.
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