Diego Caldentey
Pedro Robledo, experto en innovación, gestión por procesos y transformación digital de UNIR, analiza los motivos por los cuales las 'bigtech' están recortando sus plantillas y qué puede ocurrir en el futuro inmediato.
Los titulares no paran de acaparar grandes espacios en los medios de comunicación. El tema también suele trasladarse a los pasillos de las oficinas y a las mesas de café… y se convierte fácilmente en trending topic de manera instantánea en redes sociales: “Twitter despide al 80% de su plantilla en España”, “Amazon anuncia el mayor recorte de personal de su historia”, “Zuckerberg planea miles de despidos en Facebook y WhatsApp”.
Estos ejemplos recientes, extraídos de la prensa digital al realizar una simple búsqueda, sirven para preguntarnos: ¿qué está pasando realmente con las tecnológicas y hacia dónde marchan (o descarrilan)? En los últimos tiempos, muchos gigantes mundiales han concretado severos ajustes y despidos. La situación se ha agudizado en 2022 y todo indica que continuarán provocando ‘tsunamis’ a nivel global en los próximos meses. Solo en lo que llevamos de este año, las denominadas ‘bigtech’ se están ‘deshaciendo’ de una media de 2.000 empleados al día, según el contador de la página web Layoffs.fyi.
A la hora de abordar lo que muchos llaman ‘la corrección de las tecnológicas’ para explicar la realidad actual, las causas que han configurado este escenario no parecen ser pocas ni efímeras: en la secuencia aparecen la pandemia, los nuevos hábitos de teletrabajo masivo tras la salida del confinamiento planetario, una fiebre posterior de contrataciones sin control, y -finalmente- la inflación, la guerra en Ucrania y los riesgos de recesión inminente, que asemejan el panorama a un efecto acordeón: achique-expansión-achique.
Una sangría imparable
Si echamos la vista atrás, la tendencia de despidos masivos en grandes grupos tecnológicos ha ido al alza después de la pandemia. El sumun fue 2022. Aquí van los datos difundidos por Visual Capitalist, plataforma de visualización de datos especializada en divulgar temas económicos y financieros, entre otros. Este site elabora semanalmente infografías y estudios que son fuente recurrente del mercado. Recientemente, se dedicó a analizar ‘los 20 casos de despidos más grandes en tecnológicas de esta década” (ver al final del texto) en Estados Unidos, cuyos efectos expansivos de explosión alcanzan los cinco continentes. De mayor a menor por cantidad de trabajadores afectados, elaboró un listado de las empresas que adoptaron decisiones drásticas de manera más aguda.
Google despidió a 12.000 empleados (el 6% de su plantilla) en enero pasado.
Amazon se sitúa en la cima: despidió a 11.000 profesionales (el 3% de su plantilla) en noviembre de 2022, y a otros 8.000 a comienzos de este año. Google dejó en la calle a 12.000 empleados (el 6% de su plantilla) en enero pasado. Y Meta hizo lo propio con 11.000 (el 13% de los trabajadores) en noviembre de 2022. Microsoft, por su parte, ocupa el cuarto lugar, con 10.000 despedidos (el 5%) en enero de 2023. Después sigue Salesforce con 8.000 despedidos, un 10% de su personal afectado en lo que va de año; Uber, con 6.700 trabajadores menos; Cisco, 4.100; e IBM, con 3.900, completan el top 10 de las tecnológicas con la máquina de despidos funcionando a mayor intensidad.
Los factores que explican esta situación: ¿corrección de modelo o cambio de ciclo?
Volviendo a la pregunta del comienzo, para intentar comprender qué está ocurriendo con las tecnológicas y cuáles son los factores que explican este panorama, lo primero que hay que analizar es si realmente se trata de una corrección en su modelo de negocio o de un cambio de ciclo. “La competencia feroz para contratar personal inmediatamente después del brote de la pandemia y el aumento de los salarios de los trabajadores han llevado a un exceso de contrataciones en algunas empresas de tecnología, en la época de las vacas gordas que trajo la COVID para el sector TI”, indica Pedro Robledo, experto en innovación, gestión por procesos y transformación digital, y con destacada trayectoria profesional. En más de 14 años de carrera ha ocupado diferentes puestos directivos en multinacionales de software.
En UNIR es director académico del Máster Universitario en Dirección de Procesos Estratégicos de la Facultad de Empresa y Comunicación, y del Máster Universitario en BPM para la Transformación Digital de la Escuela Superior de Ingeniería y Tecnología.
En su opinión, “ante una caída de resultados financieros, con algunos negocios estancados o a la baja en cuanto a ingresos y con rentabilidad en caída, las empresas ahora están reduciendo su fuerza laboral para eliminar el exceso de contrataciones que hicieron en el período inmediatamente pos-COVID y para buscar nuevos perfiles necesarios para el momento actual”.
¿Viene el estallido de otra burbuja?
Al revisar las cifras de despidos, hay quienes se animan a asegurar que podríamos estar ante una nueva burbuja a punto de estallar, como sucedió en 2001 con la de las puntocom. Robledo cree que la situación de aquellas firmas que echaban empleados a mansalva tras su irrupción a comienzos de este siglo no es comparable porque, “durante la burbuja de las puntocom, muchas empresas de tecnología se valoraban en la bolsa a precios muy altos, a menudo sin tener beneficios reales o un modelo de negocio sostenible. Cuando se hizo evidente que estas empresas no podían sostener su crecimiento, la burbuja estalló, y muchas empresas fracasaron, lo que acabó en una gran cantidad de despidos”.
“Pero hoy en día -asegura- las bigtech son empresas con modelos de negocio sólidos y rentables, en la que los despidos masivos no son causados por una burbuja especulativa y una excesiva valoración del mercado de valores, sino más bien por razones como mantener su valor en bolsa, la reducción de costes, mejorar su eficiencia mediante la automatización y reestructurar para adaptarse a los cambios en el mercado”.
Otros expertos en economía consideran que este cimbronazo de las tecnológicas es en realidad fruto del oportunismo porque estas han encontrado una oportunidad inmejorable para reorganizar empresas que habían acumulado trabajadores e inversiones en abundancia en sitios en los que ahora sobran. Para el experto de UNIR, “es posible que algunos expertos en economía consideren que el cimbronazo de las tecnológicas es fruto del oportunismo y que estas empresas están utilizando la oportunidad para reorganizar sus empresas, reducir costos y mejorar la eficiencia. No hay que olvidar que el objetivo de las empresas privadas es ganar dinero, y si cotizan en bolsa deben dar resultados para sus accionistas. Lo que me sorprende, habiendo vivido la contratación de personal en multinacionales, es que permitiesen la contratación excesiva que implicaría aumentar los objetivos de negocio, sin haber realizado de manera responsable un adecuado análisis estratégico y de impactos de las tendencias a varios años que respaldasen ese crecimiento como consecuencia de la contratación”.
Efecto V: ¿sí o no?
Al intentar divisar un horizonte cercano, no son pocos quienes piensan que las tecnológicas se enfrentan al típico efecto V: de una increíble expansión que las llevó a ser organizaciones de enorme magnitud en la primera década del siglo pasaron a la instancia actual de padecer un reajuste o contracción. Pero, a pesar de ello, muchos predicen una recuperación y rebote para la vuelta al crecimiento, aunque otros no.
Amazon es otra de las grandes tecnológicas que está ajustando su plantilla a nivel mundial.
Desde la óptica de Robledo, “es importante tener en cuenta que las empresas tecnológicas han sido relativamente resistentes a la pandemia en comparación con otras industrias, debido en parte al aumento de la demanda de servicios en línea y al trabajo remoto. Pero la industria tecnológica, obligada a una innovación continua, se enfrenta siempre a la incertidumbre y a desafíos como la regulación gubernamental, la competencia, la evolución de la tecnología y la demanda del mercado. Por lo tanto, la capacidad de recuperación de las empresas de tecnología dependerá de cómo manejen estos desafíos y se adapten a los cambios en el mercado, y como está ocurriendo si experimentan dificultades, tienen que realizar ajustes, como reducir su fuerza laboral”.
¿Los efectos colaterales de lo que sucede con estas empresas también podrán sentirse en otras industrias? Para el profesor de la Universidad Internacional de La Rioja es un escenario concreto, ya que la situación actual está provocando un efecto “dominó” en otros sectores de la economía. Por ejemplo, la reducción de la fuerza laboral en las tecnológicas puede afectar a otras empresas que dependen de ellas, como proveedores y clientes. También puede haber un impacto en la economía local y global, dependiendo del alcance de las operaciones de estas empresas”.
“Las ‘bigtech’ deben abordar la situación actual de manera justa y responsable”
Muchos de los recortes de personal se atribuyen a una eventual recesión en EEUU. Las tecnológicas están lastradas por las subidas de tipos ejecutadas por los bancos centrales, y muchas empresas afirman que se ven obligadas a reducir ahora el exceso del auge de las contrataciones que siguieron a la pandemia. En ese período inmediatamente pos-COVID, como la competencia fue feroz para contratar personal, los salarios de los trabajadores se elevaron. Ahora, con la inflación por las nubes y un contexto internacional complejo por la guerra de Ucrania, existe una mayor necesidad de recortar. Robledo coincide con que “es posible que la recesión actual de EEUU, la subida de tipos ejecutadas por los bancos centrales, y la inflación hayan contribuido a los despidos masivos en las tecnológicas, pero es importante que estas empresas aborden estos desafíos de manera justa y responsable, porque también existe una competencia feroz para contratar personal cualificado para ser más competitivo”.
Este experto de UNIR explica que “las grandes empresas de tecnología y compañías de otras industrias pueden despedir a personas por una variedad de razones, tales como la reducción de costes, especialmente durante tiempos económicos difíciles, un desempeño deficiente, la reestructuración de sus operaciones, violaciones de códigos de conducta, automatización de tareas, fusiones y adquisiciones, etc”.
No obstante, resalta: “Deberían preguntarse previamente a la contratación si se necesitan esos recursos para el corto, medio o largo plazo, porque es importante tener en cuenta que la reducción de la fuerza laboral puede tener un impacto significativo en los empleados y en la sociedad en general. Por lo tanto, una mala decisión de despidos puede impactar en su supervivencia y en el éxito de una empresa, teniendo consecuencias en empleados no despedidos y descontentos, que buscarán nuevas oportunidades profesionales, y en los clientes, que pueden desconfiar de los servicios que van a recibir, y contraten a nuevos proveedores”.
Finalmente, afirma que “cualquier empresa debe analizar los impactos de cualquier cambio o decisión que se quiera realizar en una organización teniendo en cuenta todas las capas (estratégica, operaciones/procesos, organización y tecnologías de la información). Es decir, todos los activos de la empresa. Si se analiza antes de implementar, se planificará correctamente y el éxito se conseguirá. Nuestros estudiantes en UNIR con nuestros másteres lo tienen claro y lo aprenden en la práctica”, concluye.
Infografía elaborada por Visual Capitalist: “Los 20 casos de despidos más grandes en tecnológicas de esta década”.
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