José María Fillol Cuadrado
El emprendedor e inversor, fundador de coches.com y del fondo K Fund, uno de los principales de capital riesgo en España, fue el protagonista de una sesión de AULA UNIR, en la que habló de sus aciertos y de sus errores, de los que se aprende para alcanzar el éxito.
Para Iñaki Arrola, fundador de K Fund, los recursos humanos son el capital más importante de una compañía, al punto que él afirma invertir “en personas, no en negocios”. Así lo declaró en una nueva sesión de AULA UNIR, espacio de reflexión de la Facultad de Empresa y Comunicación de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) al que acuden periódicamente directivos de primer nivel, que son entrevistados por el prestigioso consultor Alberto Artero, también conocido como Steve McCoy.
El mundo del emprendimiento y de la inversión es el hábitat natural de Arrola desde comienzos de siglo. Arrancó con coches.com en 2003, portal de clasificados cuya filial vendió a Banco de Santander. Posteriormente se animó como business angel de numerosas startups. Y desde 2012 está al frente de K Fund, uno de los tres principales fondos que operan en España, sociedad de capital riesgo que invierte en proyectos tecnológicos como Factorial, Exoticca y Abacum, entre otros.
El invitado de AULA UNIR habló de su trayectoria profesional, no exenta de dificultades y de errores de los cuales aprendió en su larga travesía del desierto, y que recuerda al parafrasear al grupo musical Extremoduro. “Casi todo lo hice mal durante los 10 primeros años y, desde la sabiduría del fracaso, las cosas luego salieron bien, con lo que tengo un síndrome del impostor alucinante”, bromea. Y es que este madrileño licenciado en Administración y Dirección de Empresas ha encontrado la recompensa a su trabajo en la cultura del esfuerzo y en la tenacidad inculcada por su padre.
Como business angel abro las puertas a la gente para poder desarrollar sus ilusiones o sus ideas
Sabedor del paño y de las dificultades de emprender y hacer negocio -“conozco poca gente que haya creado y vendido pronto una empresa y dar un pelotazo”, dijo- su faceta como business angel desde hace 12 años surgió de forma informal, al principio para gente cercana al mundo de internet. En LinkedIn se describe como encargado de abrir las puertas a la gente para poder desarrollar sus ilusiones o sus ideas, una función sumada a la de estar en el momento de las decisiones correctas, donde “no debo decidir, sino acompañar”, subraya.
Experiencia empresarial
Su experiencia como empresario está ahora al servicio de otros y pone en valor lo aprendido con los dos únicos inversores a los que acudió cuando aterrizó en el mundo de las startups, sin tener un perfil tecnológico. “No tenía ni idea, ni a quién debía contratar, qué tipos de cosas me iban a pedir… Necesitaba que me tradujeran porque para mí era chino”.
También le hizo reflexionar sobre sus pasos perdidos en querer hacerlo todo, contratar erróneamente y pagar poco. “No supe entender que tienes tu lugar e incluso que ese lugar está dentro de la evolución de la empresa y en algún momento alguien puede liderarla por ti”. Quien dirige la empresa en la dirección correcta -continuó su argumento- “no es tanto el que hace las cosas, como el que trata de unir a todo el mundo y crear una cultura para que eso funcione”, resaltó.
En el terreno que más se mueve ahora, tiene claro que su lema es invertir “en personas, no en negocios”. Pone mayor énfasis en intuir “por dónde van a ir los tiros”, porque las tendencias en internet son difíciles de identificar, el recorrido de la inversión es largo y la evolución de una empresa incierta. Identificar y “poner a trabajar el dinero en las buenas compañías”, sin perder la fe.
“Hay gente que te demuestra que habiendo cambiado 17 veces de cosas, siendo gente buena y buena gente, son los que potencialmente te van a hacer ganar dinero. La clave es estar en el lugar correcto en algunas de ellas, ponerles más dinero, esperar y aplaudir”, señaló.
De sentirse a gusto con su trabajo destaca “esa parte inicial de intentar encontrar el sitio donde tú quieres estar trabajando”, que lleva añadida “a la gente con la que me gusta juntarme”. En este sentido, las tendencias distintas que fluyen en el mundo de la inversión le hacen pensar que la especialización es muy positiva, pero mucho mejor es la diversidad dentro del equipo y resalta que el factor que le ha hecho cambiar de una empresa a otra es el talento.
Apostar por el ganador
La mente del inversor Arrola pasó de crear un fondo pequeño, Vitamina K, a trabajar para Telefónica cuando recibió la llamada para gestionar sus inversiones startups y cientos de millones de euros. Un paso de gigante que lo toma con responsabilidad, pero también con cierta naturalidad y la confianza del trabajo bien hecho en un campo, nuevo hace un par de décadas, porque “el empresario español ya había destacado en otros sectores a nivel mundial, y no tenía por qué ser menos en el desarrollado en internet”, comentó orgulloso.
En el ámbito donde invierte, en el maremágnum tecnológico y disruptivo de los blockchain, del metaverso y del internet de las cosas, de generaciones de dinero fiduciario… el inversor madrileño se mueve como pez en el agua con unos fondos limitados que le obligan a ser muy selectivo en sus operaciones. Para explicarlo hizo una analogía con el póker:
Para invertir bien, lo más importante es estar en la mesa donde hay jugadores y dinero
“Para invertir bien, lo más importante es estar en la mesa donde hay jugadores y dinero, ser sistemático en la elección de jugadas y poner más dinero en aquellas que crees que van bien. Si estamos en una mesa en la que no hay oportunidades de buenas empresas donde invertir, apaga y vámonos”, dijo expresivo. A fin de cuentas, “el retorno de un fondo malo o mediocre o bueno no depende tanto del número de compañías, que va a ser similar, sino de cuánto dinero habrás puesto de más en aquellas compañías que vayan bien y esperar un tiempo”, completa.
Formación y decálogo de vida
Arrola da mucho valor a la formación en el desarrollo de su actividad profesional: “Me ayudó para crear una estructura en la cabeza; gracias a ello creé mi empresa y llegué a aquí”. De su paso por la universidad, valora especialmente los lazos establecidos con los compañeros, con alguno de ellos incluso ha tenido negocios. “Creo que a veces eso se infravalora y es algo de lo más potente cuando se estudia una carrera”.
No obstante, esta filosofía de vida la lleva a su agenda profesional, ya que las relaciones no interesadas propician oportunidades, por eso tiene interiorizada la idea de que “a través de la generosidad puedes crear magia. Hay muchas cosas que hago que no suponen un output, sin embargo, existe un componente grande en mí de querer echar una mano y eso me lleva a conectar con gente”.
Este afán tuvo como precedente la conexión con Carina Szpilka cuando era consejera delegada de ING. “Le escribí por Twitter y le manifesté lo mucho que me gustaba su banco y lo que hacía. La quería conocer, me invitó un día a su oficina…y aquí estoy”, menciona. Ella hoy día es su socia en K Fund.
Acaso lo que le ha ido pasando en la vida es consecuencia del buen balance personal en casa y profesional con sus socios. “Con el tiempo hacemos las cosas que queremos hacer y no las que necesitamos por dinero”, afirmó.
En su paso por AULA UNIR, Arrola dejó una perspectiva humana de acercamiento a un mundo complejo como el del capital riesgo, a través de una historia de emprendimiento capaz de superar las dificultades y hacer del empeño tenaz un objetivo de éxito. De ahí, su recordatorio a futuros emprendedores en su ámbito: “Aparte de la opcionalidad y la tecnología, que traten de encontrar el sitio por las personas y no tanto por las empresas”, concluyó.
Para ver la entrevista completa de Iñaki Arrola picha aquí.
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