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Un proyecto social busca resolver una carencia detectada previamente y que afecta a la vida de un individuo o un grupo de personas.
Un proyecto social es un conjunto de acciones cuyo objetivo es mejorar o modificar las condiciones de vida de un grupo de personas, bien sea en sentido amplio o de un colectivo en concreto. Es decir, a través de un proyecto social se busca resolver una carencia detectada previamente y que afecta a la vida de un individuo o grupo de personas. Los proyectos sociales abarcan diversos ámbitos: desde educación, salud o laboral, hasta de índole económica, como el apoyo para obtener alimentos, ropa o alojamiento.
Es importante entender que un proyecto social se enmarca en un programa que, a su vez, deriva de una política. Por ejemplo, una medida política podría ser “Fortalecer la empleabilidad de la mujer de bajos recursos y más de 50 años de edad”, que se materializará en el “Programa Nacional de Captación de la Mujer Mayor”, y se desplegará en diversos proyectos: capacitación en manipulación de alimentos, capacitación en herramientas informáticas, etc.
Por tanto, de forma técnica, entendemos que un proyecto social es la “unidad mínima de asignación de recursos que, a través de un conjunto integrado de procesos y actividades, pretende transformar una parte de la realidad con el objetivo de solucionar uno o más problemas sociales”. Son esos proyectos de capacitación los que tendrán una asignación de partidas económicas y recursos humanos para su realización.
La importancia de los proyectos sociales radica en su ambición: lograr un cambio significativo en la realidad económica, social y cultural de segmentos de la población más desfavorecidos, mejorando así su calidad de vida y las oportunidades a las que tienen acceso. En una sociedad diversa y multicultural como la actual, impulsar acciones que generen un impacto positivo en la vida de las personas ayuda a mejorar las relaciones, la convivencia y aspectos individuales de grupos sociales desfavorecidos.
Los proyectos sociales pueden ser impulsados por:
- El Estado a través de sus distintos organismos públicos y Administraciones.
- Empresas privadas.
- Asociaciones y fundaciones.
- Organizaciones no gubernamentales (ONG).
Destinatarios de los proyectos sociales
Las personas o grupos a los que están dirigidas las medidas que desarrolla un proyecto social se denominan beneficiarios. Como explica la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se pueden identificar dos tipos de beneficiarios de los proyectos sociales:
Directos
Son las personas que participarán directamente en el proyecto y se beneficiarán de su desarrollo. Por ejemplo, los niños que asistan a clase en una escuela impulsada como proyecto social.
Indirectos
Son las personas que están en el entorno de influencia del proyecto social y que, potencialmente, también podrían beneficiarse de un proyecto. Siguiendo con el ejemplo de la escuela, las familias de esos niños serán beneficiarios indirectos de la mejora en la vida de los menores y por tener cubierta la financiación de la educación de sus hijos. En el caso de una clínica que prevé tratar a los ciudadanos de unas áreas concretas (beneficiarios directos), al ser accesible para las personas más allá de esos núcleos de población, por lo tanto, se consideran potenciales beneficiarios.
A la hora de plantear un proyecto social será necesario dar respuesta a varias cuestiones como qué naturaleza tendrá el proyecto, por qué se quiere hacer y con qué objetivos, qué metas se pretenden alcanzar y cómo se logrará, y con qué recursos humanos y materiales se pondrá en marcha.
Según la problemática que se pretenda atender con un proyecto social encontramos proyectos con foco económico, educativo, laboral, de mediación familiar, de integración, de reinserción… En general, distinguimos cuatro grupos de proyectos que buscan satisfacer una carencia de forma directa o indirecta, mejorar una situación a través de sistemas productivos nuevos, o que abordan una situación social anómala en una comunidad que puede derivar de un hecho traumático, o por el hecho de ser un grupo vulnerable y sin recursos:
- Proyectos sociales.
- Proyectos de servicios u organización de la comunidad.
- Proyectos educativos.
- Proyectos de incidencia política.
El éxito de un proyecto social requiere una planificación clara, que aborde todas las necesidades, esfuerzo y recursos para su ejecución. Para lograrlo, será necesario contar con la formación y las herramientas para abordar todas las aristas que abarca la planificación, ejecución y justificación de un proyecto social, así como con los profesionales adecuados.
El Grado en Educación Social ofrece a sus alumnos una formación completa y transversal para el desarrollo de su carrera profesional en el ámbito de los servicios socioeducativos. Los egresados podrán trabajar en el ámbito público o privado ligados a la intervención socioeducativa con una perspectiva multicultural y plural, y serán capaces de desarrollar estrategias de prevención, mediación e intervención adaptadas a distintos ámbitos, desde la infancia y la adolescencia, colectivos vulnerables, tercera edad, etc.