Rubén Miranda Gonçalves
Desde hace un tiempo atrás se viene hablando mucho de los movimientos migratorios en todo el mundo. Los medios de comunicación nos informan de casos en los que determinadas personas cruzan el Mediterráneo en embarcaciones precarias, que otras personas cruzan los muros fronterizos y el volumen de individuos que provienen de otros países es elevado. Cabe señalar que no solo la comunidad internacional, sino también los Estados han dirigido esfuerzos jurídicos, sociales y políticos para hacer frente a los movimientos migratorios, lo que ha sucedido muy a menudo, especialmente en los últimos diez años.
Es cierto que durante la Segunda Guerra Mundial, cuando la humanidad sufrió graves violaciones de derechos humanos, especialmente en la Alemania nazi, el desplazamiento de personas fue considerable. No obstante, el escenario que hemos experimentado en la última década es igualmente alarmante.
Obligados a desplazarse
Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados[1], solamente en 2019 se contabilizaron un total de 79,5 millones de personas que se vieron obligadas a abandonar sus hogares y a salir en busca de protección en un lugar seguro. Este relevante movimiento de personas se ha producido debido a varios factores, entre los que podemos mencionar:
– Contextos de guerra o conflictos internos en los países
– Desastres medioambientales
– Crisis económicas y políticas
– Persecuciones por motivos de raza, nacionalidad, grupos sociales o género.
Sin embargo, aunque las causas son diversas, hay una característica común que marca la esencia de estas migraciones forzadas, ya que, por regla general, cuando, por esas razones, una persona se ve obligada a abandonar su hogar, de alguna manera está sufriendo un ataque a sus derechos humanos.
¿De qué manera se ven a afectados?
En un contexto de guerra, como es el caso de Siria, por ejemplo, las personas que se encuentran en medio de los bombardeos ven afectada su dignidad[2] y a menudo son perseguidas por formar parte de la minoría religiosa del país, como es el ejemplo de los cristianos. En todos estos casos, es cierto que sus derechos humanos a la vida, a la salud, a la educación[3], entre otros, son sustancialmente violados, por lo que se hace imposible vivir en ese lugar.
Por otro lado, los derechos humanos también pueden ser vulnerados cuando un país o región es golpeado por una catástrofe ambiental (tsunami, terremoto, etc.), como fue el caso de Haití en 2010, cuando un terremoto devastó gran parte del país, especialmente la región de Puerto Príncipe. En este caso concreto, los hospitales, escuelas, casas y supermercados, entre otros, quedaron completamente destruidos, haciendo imposible que quienes vivían allí, aunque fuese de forma básica, pudiesen tener acceso a los derechos básicos para sobrevivir. En este contexto, no hay lugar a dudas de que los derechos humanos de los haitianos fueron severamente afectados.
Otro aspecto que también merece atención son las personas que se ven obligadas a huir de su país o región porque sufren persecuciones por motivos de raza, nacionalidad, género, pertenencia a un determinado grupo social, por lo que sus derechos humanos son violados ante la intolerancia experimentada, porque temen por su propia vida y seguridad, y no hay otra alternativa que buscar protección en otro lugar. En estos casos, nos referimos no solo a los refugiados, sino también a los migrantes económicos y también a los desplazados.
El desplazamiento de personas también se ha visto forzado por las crisis económicas que experimentan ciertos países, de modo que los nacionales del país en crisis, en la medida en que no tienen acceso a las garantías jurídicas básicas, ven quebrantados sus derechos humanos por la falta de condiciones mínimas para una existencia digna, por lo que recurren en la gran mayoría de los casos a los países fronterizos o a los más desarrollados en busca de mejores condiciones de vida.
Movimientos migratorios, ¿fuera del foco político y social?
Es posible percibir que el motivo central, la razón principal que lleva al individuo a abandonar su historia, su cultura y, a menudo, a sus familiares, proviene de un ataque contra sus derechos humanos, ya sea de manera directa o reflexiva, algo que le obliga a cruzar las fronteras de su país de origen para buscar la protección y el respeto de sus derechos humanos en otro lugar.
Por todas estas razones, y especialmente como resultado de la violación de los derechos humanos, que son derechos universales e inherentes de los seres humanos, la cuestión de los movimientos migratorios merece una atención especial en el contexto político, social, jurídico y científico actual. Se trata de cuestiones muy delicadas, que requieren un esfuerzo mutuo para poder ser resueltas, dado que garantizar y respetar los derechos humanos es una responsabilidad y una obligación de las políticas mundiales.
En este contexto y dada la relevancia de la materia, el Máster en Derechos Humanos: Sistemas de Protección de UNIR está densamente preparado para mejorar todas estas cuestiones sobre derechos humanos y, a través de un enfoque profundo y muy didáctico, preparar a sus alumnos con el fin de formarlos y animarlos a la investigación y el debate sobre los derechos humanos.
Referencias bibliográficas
[1] Disponible en: https://www.unhcr.org/5ee200e37.pdf Consultado el: 28 de junio de 2020.
[2] MIRANDA GONÇALVES, R. “La dignidad de la persona humana. Breve estudio comparado desde el derecho público”. A dignidade da pessoa humana. Entre a representatividade do significado jurídico e a efetividade no mundo da existência. Ed. Brazil Publishing, Curitiba, 2019.
[3] MIRANDA GONÇALVES, R. & FALEIRO E SILVA, L. “Direito Fundamental à educação como corolário da dignidade humana”. Governança e direitos fundamentais. Revisitando o debate entre o Público e o Privado, Ed. IBEROJUR, Porto, 2020.