Carles M. Canals
Los libros para directivos deben ser un material de consulta frecuente en quienes son o quieren ser jefes. Aquí te dejamos una muestra de los mejores.
Leer buenos libros amplía conocimientos, abre horizontes y suple la falta de experiencia. En el ámbito de la dirección de empresas y organizaciones, cada año se publican docenas de libros interesantes para alumnos de MBA. Aquí se reseñan obras de cinco de los autores más influyentes en el ámbito del management y el liderazgo.
Peter Drucker: La práctica del management (The practice of management 1954) y El ejecutivo eficaz (The Effective Executive 1966)
Peter Drucker (1909-2005), profesor y articulista nacido en Austria e instalado en Estados Unidos en 1937, es considerado el fundador de la concepción moderna de la dirección de empresas.
Drucker fue pionero en sistematizar conocimientos dispersos sobre la gestión empresarial y darles un sentido global. Dio primacía a la persona (directivo, cliente, empleado) frente a la estructura organizativa y a las materias primas. Una de sus aportaciones novedosas es que el fin de la empresa es crear clientes, por lo que los directivos necesitan averiguar quiénes son y qué pueden hacer en favor suyo.
Drucker también acuñó el concepto de ‘dirección por objetivos’ (hoy se denomina ‘estrategia’) como elemento unificador de todas las funciones directivas. Para este autor, las siete tareas del directivo son:
- Dirigir por objetivos
- Tomar decisiones arriesgadas
- Adoptar decisiones estratégicas
- Formar un equipo integrado
- Saber comunicar la información con rapidez y claridad motivando a los colaboradores
- Ver el negocio como un todo
- Identificar la relación entre producto, sector y todo el entorno
Según Drucker, para convertirse en un ejecutivo eficaz hay que aprender e incorporar estos hábitos: controlar el propio tiempo, poner el foco en resultados predeterminados, construir sobre fortalezas propias y de los demás y establecer prioridades para centrarse en unas pocas áreas relevantes.
(Drucker editó una treintena de libros: aquí se han seleccionado los dos quizá más influyentes; existen buenos libros, también en español, que resumen su pensamiento. Uno de ellos es “Peter Drucker esencial”, compendio de lo mejor escrito por el autor hasta 2001).
Michael Porter: Estrategia competitiva (Competitive Strategy: Techniques for Analyzing Industries and Competitors, 1980)
El profesor de la Harvard Business School Michael Porter definió en Estrategia competitiva las tres estrategias de una empresa de cara a su posicionamiento en el sector:
1. Liderazgo en costos bajos: aminorar los precios del producto para obtener un mayor número de ventas; suele implicar producir grandes volúmenes en forma eficiente.
2. Diferenciación: comercializar el producto o servicio de tal manera que sea percibido como único en el mercado; la marca es tan importante como el producto en sí mismo.
3. Enfoque: seleccionar un grupo o segmento del mercado y ajustar la estrategia a servir exclusivamente a estos clientes para lograr una ventaja competitiva general.
Porter también diseñó un modelo de análisis de los cinco elementos que condicionan la rentabilidad de un negocio: entrada de nuevos competidores, poder de negociación de los proveedores, poder de negociación de los compradores, incorporación al mercado de nuevos productos y posicionamiento respecto a los competidores.
Tom Peters y Robert H. Waterman: En busca de la excelencia (In search of Excellence: Lessons from America’s Best-Run Companies, 1982)
En busca de la excelencia es resultado del trabajo de los autores como consultores de McKinsey. Características de las empresas excelentes: valoran las cualidades humanas; se preocupan por los empleados, los clientes y los productos; buscan siempre la calidad; tienen objetivos claros; fomentan la experimentación y promueven la iniciativa personal; premian más que castigan; sus procedimientos internos son sencillos; tienen estructuras flexibles y reducen al máximo la burocracia.
Las empresas excelentes logran serlo porque siguen estos principios: orientación a la acción; cercanía al cliente, convencidas de que es el rey; fomento de la autonomía e iniciativa entre los empleados para promover la innovación; productividad desde las personas: tratar a los empleados como adultos, confiar en ellos, crear buen ambiente laboral; orientación a los valores; fidelidad a su negocio central; estructura empresarial simple y equipo directivo reducido; simultanear una dirección central leal a los valores esenciales con flexibilidad operativa.
Stephen R. Covey: Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva (The 7 Habits of Highly Effective People, 1989)
Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva es un libro de autoayuda que rápidamente se convirtió en un best-seller. El autor (escritor, profesor y empresario) era un devoto mormón y basó su libro en principios “universales y como tales aceptados por las grandes religiones y sistemas éticos del mundo”, explicó.
Los hábitos para ser efectivos son: ser proactivo: asumir la responsabilidad por el propio destino y responder de acuerdo con nuestros principios y valores; comenzar con un fin en la mente que dé sentido a la propia existencia; establecer primero lo primero: lo importante no siempre es lo urgente; pensar en ganar-ganar: que salgan beneficiados todos los que intervienen en una negociación; procurar primero comprender y después ser comprendido: saber escuchar, ser empático; sinergizar, cultivando la habilidad y valorando la diversidad para lograr entre todos un mejor resultado; afilar la sierra: recuperar energías proponiéndose la mejora continua y la auto-renovación.
Daniel Goleman: Inteligencia emocional (Emotional Intelligence: Why It Can Matter More Than IQ, 1995)
En Inteligencia emocional, el psicólogo y periodista Daniel Goleman supo poner de relieve con un estilo muy divulgativo que, además del nivel de coeficiente intelectual, es importante la inteligencia emocional. Consiste en: conocer cómo nos afectan las propias emociones; autocontrol de los sentimientos, dominio de sí para adecuar el comportamiento a los propios valores; motivarse a sí mismo: encaminar las emociones hacia el logro de objetivos, dominando la impulsividad y retrasando gratificaciones; empatía: reconocer las emociones de los demás, percibir lo que otros quieren y necesitan; establecer buenas relaciones con los demás y así poder interactuar de forma cordial y efectiva. La inteligencia emocional se puede mejorar y aprender: depende de que uno se proponga efectuar cambios para ser mejor.
- Actualización profesional