Carles M. Canals
El elemento definitorio del líder es que tiene seguidores: logra que otras personas sigan sus indicaciones, con el sentido y al ritmo que él marca, y -en general- lo hagan no obligadas y a regañadientes, sino con ilusión (en mayor o menor medida).
¿Cómo ser un buen líder? ¿Qué modelo de liderazgo debe adoptar para la motivación de un equipo? Una de las virtudes típicas de un auténtico líder es que consigue que sus colaboradores trabajen de buena gana para conseguir un bien común en la organización. En una empresa, ONG o comunidad política, el directivo con liderazgo sabe motivar. En esta faceta se centra este artículo.
El elemento definitorio del líder es que tiene seguidores: logra que otras personas sigan sus indicaciones, con el sentido y al ritmo que él marca, y—en general—lo hagan no obligadas y a regañadientes, sino con ilusión (mayor o menor).
Si no hay nadie que le secunde, quizá sea un teórico con ideas muy brillantes, un genial inventor de laboratorio, un sabio ilustrado, un visionario o profeta… En la empresa, en la política y en la sociedad, un guía al que no apoya una organización estable es un francotirador o un cabecilla de guerrilleros.
Motivar con el actuar diario
La motivación laboral es clave. Con su actuar diario, para ser un buen líder, se utilizan técnicas de motivación laboral para sus colaboradores. De este modo, consigue que den lo mejor de sí mismos:
—Marca la pauta: diseña la estrategia y los medios para seguirla.
—Es exigente. Pone retos difíciles pero asequibles.
—Genera ilusión.
—No tiene miedo a tomar las decisiones que cree adecuadas, aunque sean impopulares.
—Da ejemplo de dedicación, integridad y equidad. Tiene autoridad moral.
—Crea mentalidad de equipo.
—Controla sus estados de ánimo. No se deja llevar por la cólera ni la euforia.
–Si se equivoca, reconoce el error y rectifica.
—Escucha a sus colaboradores y cuenta con sus opiniones. Permite expresar la discrepancia.
—Valora la iniciativa sin penalizar los fallos no culpables.
—Delega responsabilidades concretas sin interferir en el modo de llevarlas a cabo o desautorizar.
—Reprende o corrige cuando es preciso, pero lo hace sin humillar.
–En los momentos difíciles, sabe dar ánimos de manera eficaz. Esto también es sinónimo de motivar a los empleados.
Hoy se suele reservar el término ‘líder’ a personas con poder cuya actuación es globalmente positiva en términos también éticos
Hoy se suele reservar el término ‘líder’ a personas con poder cuya actuación es globalmente positiva en términos también éticos, no sólo de eficiencia (logro de resultados tangibles). La vía negativa ayuda a ilustrar qué es un líder, por contraste.
Se denomina tirano, déspota, dictador, autócrata u opresor al dirigente político o empresarial que consigue resultados materiales a costa de restringir la libertad de sus súbditos sin motivo proporcionado (como sería una situación de guerra o catástrofe natural), maltratarlos o empobrecerlos.
¿Quién sigue al tirano?
Al tirano le siguen quienes comparten sus ideas fanáticas o/y esperan conseguir de él algún beneficio material. También le obedecen los que temen perder (él y sus parientes) la integridad física, la vida, la libertad, el trabajo, la hacienda… En el ámbito laboral, los componentes despóticos del miedo serían:
- Despido sin suficiente justificación.
- Cambio a un turno horario o a una sede difícilmente compatibles con la vida familiar.
- Aumento no remunerado de responsabilidades o carga de trabajo.
- Democión o rebaja en la retribución.
- Acoso laboral (mobbing).
El líder premia y castiga ajustándose a unas reglas previamente establecidas y conocidas por todos
Por supuesto, forma parte esencial del ejercicio mando la posibilidad de premiar y castigar. Sin capacidad de recompensar y sancionar no hay autoridad. Pero cada jefe se define por el modo en que la emplea:
–El tirano usa el poder arbitrariamente, según le convenga en cada momento para sus intereses personales. En primer lugar, busca conservar su poder y acrecentarlo. Habitualmente, a la vez, aprovecha para enriquecerse injustamente, apropiándose de recursos que pertenecen a la comunidad.
–El líder premia y castiga ajustándose a unas reglas previamente establecidas y conocidas por todos. Además, lo hace en provecho del conjunto de la organización, sea una parte de la sociedad o una empresa.
Premios en la empresa
Tradicionalmente, para conseguir la motivación laboral de los trabajadores, en la empresa se premiaba con factores tangibles como:
—Incremento salarial.
—Ascenso y promoción.
—Mejora en el horario y en la ubicación del puesto de trabajo…
—Complemento de retribución por buenos resultados.
Un líder cuida de sus colabores gratificando además con recursos inmateriales, que son menos cuantificables pero no menos motivacionales. La motivación del trabajo en equipo puede concretarse a través de estos caminos:
–Planes de formación.
—Facilidades para conciliar vida profesional y familiar.
—Flexibilidad horaria.
–Facilitar el desarrollo de la iniciativa y la creatividad.
—Asunción de nuevas responsabilidades.
—Agradecimientos y felicitaciones formales e informales por el esfuerzo e interés puesto en el desempeño de la tarea encomendada.
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