Carles M. Canals
En la ya iniciada Cuarta Revolución Industrial, el último en incorporarse es un seguro perdedor. ¿Qué puedo hacer, yo o mi empresa, para no quedarme rezagado y aprovechar la tecnología para avanzar posiciones?
La denominada Cuarta Revolución Industrial’ cambiará la vida de las personas, empresas y la sociedad en su conjunto. Aportará ventajas para muchos, será perjudicial para no pocos. ¿Qué es y qué podemos hacer para afrontarla de la mejor manera posible?
El término ‘Cuarta Revolución Industrial’ fue divulgado en 2016 por el alemán Klaus Martin Schwab. Es presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial, fundado por él en 1971 y que se reúne anualmente en Davos, Suiza. Antes, en 2011, un organismo del gobierno de Alemania se refirió al fenómeno como ‘Industria 4.0’.
Revoluciones Industriales previas
Para comprender su concepto hay que conocer en qué consistieron las anteriores revoluciones industriales:
- La Primera comenzó en Gran Bretaña a fines del siglo XVIII y tuvo su origen en el invento de la máquina de vapor. Fue el inicio de las grandes fábricas, del ferrocarril y de las ciudades modernas.
- La Segunda se sitúa entre 1870 y 1914 y nació en Estados Unidos. Se asocia a la aparición de la electricidad, a la producción en masa y a la industria del automóvil.
- La Tercera es la que derivó del uso de la informática, Internet y otras Tecnologías de la Información. Se generalizó hacia 1980.
Una transformación radical
La Cuarta Revolución Industrial, según Schwab, supone un cambio radical en el sistema productivo y en el modo en que nos relacionamos unos con otros. Ya ha comenzado, pero su avance será cada vez más rápido.
Las tecnologías estratégicas se pueden agrupar en tres áreas: naturaleza física, digitales, y biológicas
Es la fusión del ingenio humano y de la máquina: robots que ‘aprenden’. Las tecnologías clave se pueden agrupar en tres áreas:
- Naturaleza física: vehículos autónomos, impresión 3D, robótica avanzada, nuevos materiales, uso masivo de energías renovables y su almacenamiento.
- Digitales: Internet de las Cosas, Blockchain, plataformas…
- Biológicas: asociadas a la genética. Mejoras en productividad agrícola y ganadera. Detección, prevención y tratamiento de enfermedades. Riesgo de manipulación genética del embrión humano.
Impacto
La Cuarta Revolución Industrial está empezando a influir en distintos ámbitos de la vida:
- Economía: crecimiento, empleo y la naturaleza del trabajo. No pocos expertos aseguran que la mayoría de los empleos que habrá dentro de dos décadas aún no se han inventado.
- Empresa: Revolucionará el modo en que se organiza la producción y la manera en que los clientes manifiestan sus expectativas. El adecuado uso de los Big Data facilitará atender de manera más eficaz y personalizada las demandas del mercado. Habrá más robots. Aumentará la productividad. Reducirá costes. Globalizará los intercambios al 100%.
- Sociedad. Las relaciones entre grupos sociales (organizaciones, gobiernos, países) cambiarán debido a la transparencia e inmediatez de la información. Se acentuarán las desigualdades entre las personas y grupos sociales mejor y peor situados o preparados para el cambio.
- Persona. La interacción de unos con otros experimentará una profunda transformación. Algunos robots ya han empezado a sustituir a personas en la atención a gente enferma o mayor: hacen compañía y muestran simpatía, pero son incapaces de proporcionar cariño. Hace años se ha enterrado el sentido tradicional de la privacidad. Ahora siguen nuestro rastro al usar el móvil o el ordenador. Cada vez más personas llevarán en su cuerpo o ropa algún chip que les identifique sólo con su presencia física en un lugar.
¿Cómo prepararme y avanzar posiciones?
En la ya iniciada Cuarta Revolución Industrial, el último en incorporarse es un seguro perdedor.
Tener la mente abierta y fomentar una política que se imponga sobre la tecnología son dos de las claves en un contexto de cambios
¿Qué puedo hacer, yo o mi empresa, para no quedarme rezagado y aprovechar la tecnología para avanzar posiciones?
- Tener la mente abierta. Ver con mentalidad positiva los nuevos cambios. Estar abierto a experimentar personalmente aquellos que me parezcan apropiados y útiles a mis circunstancias personales.
- Seleccionar bien lo que incorporo. Conviene estar al día de las novedades, pero es de necios querer incorporarlas todas sin un análisis previo. Más allá de modas y campañas publicitarias, he de ser yo quien, en cada caso, decida lo que más me conviene.
- Ser más racionales que crédulos. La inteligencia artificial avanzará de manera notable, pero nunca sustituirá la individualidad de la persona humana: creatividad, inventiva, reacción espontánea ante imprevistos, compasión.
- No se debe hacer todo lo que es posible hacer. La dignidad de la persona siempre ha de tener supremacía sobre los avances tecnológicos. El criterio moral está por encima de la técnica.
- Fomentar que la política se imponga sobre la tecnología. Los avances tecnológicos dejarán a muchas personas y países en la cuneta. Se irán encontrando (ya sucede) sin empleo o sin clientes. Es un imperativo moral hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que la última palabra en la aplicación de la tecnología la tenga la política. Es decir, el arte de poner todos los recursos públicos en favor del bienestar de las personas, no del mero crecimiento del Producto Interior Bruto.
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