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Tomar decisiones es una de las responsabilidades fundamentales de la dirección de una empresa; de su acierto depende, en muchos casos, el éxito o fracaso de un proyecto o, incluso, de la empresa en sí.
El proceso de toma de decisiones en una empresa es fundamental para lograr su supervivencia y éxito, ya que afecta directamente a la capacidad de la organización para alcanzar sus objetivos, mantener sus ventajas competitivas y seguir siendo relevante en un mercado en constante cambio.
Tomar decisiones implica tener que elegir entre dos o más opciones para conseguir un objetivo, teniendo en cuenta que los recursos son limitados. De su grado de acierto puede depender, en gran medida, el éxito o el fracaso de la compañía.
¿Por qué la toma de decisiones en una empresa es importante?
Por una parte, porque es algo inherente a la planificación estratégica. Definir cuáles serán los objetivos a largo plazo de la organización y determinar cuál es la mejor forma de alcanzarlos implica tomar decisiones. La toma de decisiones ayuda a la empresa a identificar sus oportunidades, a evaluar los riesgos y a elaborar planes para lograr sus objetivos.
Además, la toma de decisiones permite asignar recursos (que son siempre limitados) de manera efectiva, ya sean financieros, materiales o humanos. Si la toma de decisiones es la correcta, entonces la empresa estará gestionando bien sus recursos y maximizando su rentabilidad.
Tomar decisiones adecuadas también es importante para gestionar los riesgos y desarrollar estrategias para mitigarlos, así como para impulsar la innovación, motor de crecimiento para la empresa.
Claves del proceso de toma de decisiones
¿Y qué es lo que hay que tener en cuenta en el proceso de toma de decisiones? Hay varios elementos que son esenciales:
- Tener las metas y objetivos que se quieren lograr con la decisión claramente definidos: esto puede ayudar a garantizar que la decisión esté alineada con la misión, la visión y las prioridades estratégicas de la organización.
- Disponer de información precisa y relevante: sin información no se puede decidir, y cuanto más acertada y precisa sea esta información, más lo será la decisión.
- Evaluar las alternativas: hay que sopesar los pros y los contras de cada opción, evaluar los riesgos y los beneficios y no olvidarse de valorar posibles consecuencias no deseadas.
- Considerar las aportaciones de partes interesadas: escuchar las opiniones de las partes interesadas (clientes, trabajadores, socios…) que se verán afectadas por la decisión ayuda a descubrir puntos de vista y efectos no valorados hasta el momento.
- Analizar las compensaciones: adoptar decisiones a veces implica tener que hacer compensaciones entre prioridades contrapuestas; por ejemplo, tomar la decisión de invertir en una nueva línea de producto puede suponer recortar en otro lado.
- Analizar las implicaciones éticas y legales de las decisiones: ver si estas se adaptan a los valores y principios de la organización y a las normativas legales de los entornos en donde opera.
- Implementar la decisión y monitorearla: una vez tomada la decisión, esta requiere un plan para aplicarla, asignando responsabilidades, fijando plazos y estableciendo indicadores para medir sus resultados.
Tipos de decisiones en la empresa
En el seno de una empresa hay muchos procesos de toma de decisiones que son importantes. Algunas de las más comunes y críticas son las siguientes:
- Estratégicas. Son decisiones de alto nivel que establecen la dirección general de la organización, como a qué mercados expandirse, qué productos o servicios desarrollar y cómo asignar recursos a unos y otros.
- Tácticas. Aquellas que se enfocan en implementar la estrategia de la organización: cómo comercializar determinados productos o servicios, cómo gestionar las operaciones de la cadena de suministro, cómo optimizar precios, etc.
- Operativas. Del día a día y centradas en la gestión de las operaciones de la organización, como por ejemplo, las necesidades de personal, la programación de las operaciones o la asignación de recursos.
- Financieras. Decisiones que tienen que ver con los recursos financieros de la organización, como presupuestos, previsiones económicas o inversiones.
- De gestión de riesgos. Su objetivo es identificar y gestionar los riesgos para la organización: financieros, de reputación, laborales, de ciberseguridad, ambientales, etc.
- De recursos humanos. El capital humano es uno de los factores fundamentales de una empresa; en este campo se toman muchas decisiones con gran repercusión: contratación, formación, gestión del desempeño, despidos, etc.
En general, una toma de decisiones empresarial eficaz es esencial para que las organizaciones alcancen sus objetivos. Por eso, y a sabiendas que tener responsabilidades directivas en una empresa implica tener que tomar decisiones, UNIR ofrece el Grado en ADE online en Administración de Empresas con el que adquirir una visión global de la empresa, y especializarse en gestión, administración corporativa, digitalización y toma de decisiones fundamentadas en datos.