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Qué es el IoT o Internet de las Cosas y cómo influye en tu día a día

El Internet de las Cosas ha llegado para quedarse y, sobre todo, para crear un gigantesco negocio. Silvia Leal, divulgadora científica y experta en Transformación Digital, explica en este artículo por qué es una de las tecnologías con más futuro.

 

¿Qué es el internet de las cosas? Cada vez se habla más sobre el impacto del Internet of the Things (IoT, por sus siglas en inglés) en nuestra vida. También sobre su efecto en el mercado laboral y, por supuesto, el empresarial.

Ahora bien, ¿cuántos saben realmente qué es el IoT? ¿Cuántas personas sabrían definirlo sin temor a equivocarse? Es más, ¿cuántos se atreverían a explicar su mecanismo de funcionamiento? Algo me dice que, probablemente, más bien pocos. Por todo ello, sugiero empezar por las definiciones…

El IoT, internet de las cosas, es la tecnología capaz de convertir cualquier objeto inerte en inteligente (el famoso smart, en inglés), dotándolo de una identidad (virtual) propia, así como la capacidad de empatizar, comunicarse e interactuar con otros objetos y, por supuesto, con nosotros. Si te interesa especializarte, no te pierdas el Máster en Internet de las Cosas de UNIR.

Dispositivos y aplicaciones IoT

Los dispositivos IoT y las aplicaciones IoT nos permiten conectar el mundo físico con el digital. Consiguen hacer realidad muchas de las cosas que hasta su llegada tan solo habíamos visto en las películas. Todo ello es posible gracias a los sensores conectados a internet, sin duda, el eje central de esta tecnología.

El IoT, internet de las cosas, es la tecnología capaz de convertir cualquier objeto inerte en inteligente, dotándole de una identidad (virtual) propia

Los sensores son dispositivos capaces de sentir (y medir) el estado y los cambios del entorno. Estos dispositivos de internet de las cosas son cada vez comunes en la actualidad. Pueden llegar a cobrar mucha importancia para el funcionamiento de aparatos nuestros, como los teléfonos móviles.

Ejemplos de IoT

Por esa razón, para compañías como Huawei, los sensores son una pieza clave dentro del diseño de sus dispositivos más avanzados.

Es el caso, por ejemplo, de la serie P30, que incorpora un sensor ToF (Time of Flight), técnica utilizada para la estimación de distancias a través de la medición del tiempo que transcurre entre la emisión y la recepción de un haz de luz infrarroja.

De esta forma, el teléfono puede calcular con mucha precisión la profundidad de una escena. Esto permite un enfoque más rápido y preciso, lo que produce una calidad de imágenes mucho más altas.

Se trata, en pocas palabras, de dispositivos “sensibles”, capaces de captar magnitudes físicas como, por ejemplo, variaciones de luz, temperatura o sonido, lo que les convierte en los “sentidos” de aquel objeto en el que se instalan.

¿Y para qué valen cuando se conectan? Esta tecnología está, por supuesto, detrás de los famosos relojes y los coches inteligentes, recogiendo información del entorno, así como del propio objeto (el coche y el reloj), permitiendo reaccionar instantáneamente en función a lo que sucede alrededor.

Internet of Things in wearables

Entre los objetos inteligentes de mayor notoriedad se encuentran los bautizados como “ponibles” (wearables). Son objetos de pequeño peso y tamaño que pueden llevarse encima, sobre nuestra ropa o como complementos. El objetivo final de estos dispositivos, según sus fabricantes, consiste en mejorar la calidad de vida de aquellos que los llevan puestos.

Los wearables (ponibles) y los swallowables (tragables) son demostraciones revolucionarias del Internet de las Cosas

El auge mediático de los wearables ha estado muy ligado a los relojes inteligente, cosa que les ha convertido en uno de los mejores referentes de este tipo de objetos.

El IoT en la salud

Frente a estos, también es interesante el caso de los objetos “tragables” (swallowables). Hablamos de dispositivos que, una vez tragados, son capaces de recibir, gestionar y ofrecer información que sirva, entre otros, para monitorizar una enfermedad. Son tantas las posibilidades de la aplicación de tecnologías así a la medicina que, de hecho, se estima que la incorporación del internet de las cosas al control de pacientes crónicos podría llegar a reducir los costes de su tratamiento entre un 10 y un 20%, en menos de una década.

No obstante, no hay que esperar tanto tiempo para poder beneficiarse de sus beneficios en el campo de la salud. Resulta muy ilustrativo el caso de los termómetros inteligentes, capaces de monitorizar la temperatura de un bebé 24 horas al día (sin tener que molestarle) y están preparados para avisar por móvil en caso de emergencia (por ejemplo, fiebre elevada en un momento dado de la noche). Mantienen, por supuesto, los históricos de temperatura y pueden ser de mucha ayuda para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades infantiles. Aquellos que tengan o hayan tenido un bebé entenderán muy bien por qué he elegido este caso en concreto. El valor de un objeto así, una noche con fiebre en casa, será incalculable.

Aplicaciones IoT para la casa

Por todo ello, esta tecnología va adquiriendo cada vez más protagonismo en nuestros hogares. Con ella es posible ahora regular al máximo la eficiencia del consumo energético en una vivienda. Gracias al Internet de las Cosas, las familias pueden reducir el importe de la factura de la luz y aliviar la presión del fin de mes.

Sin embargo, sus aportaciones pueden llegar mucho más allá. Lo demuestra su papel en la lucha contra la contaminación, un fenómeno que cada vez asola a más ciudades, mermando y empeorando tanto la calidad como la esperanza de vida de quienes viven allí.

El IoT está también detrás de todos aquellos edificios a los que llaman inteligentes. Nos referimos a edificaciones que ya permiten reducir en un 40% el consumo energético, en un 25% el consumo de agua y en un tercio las emisiones de CO2.

Por si fuera poco, cada vez son más las ciudades que acuden al uso de herramientas como los CityTrees, estructuras de musgo y sensores que con una dimensión aproximada de 4x4m son capaces de acabar con 240 toneladas de CO2 al año, el equivalente a la absorción de 275 árboles “de verdad”.

Expectativas de negocio

Por todo ello, es el momento de recordar que estamos frente a una tecnología que tiene asociadas unas espectaculares cifras de negocio. Se espera que para el año que viene facture el doble de lo que factura actualmente la industria farmacéutica. Y esta cifra pasará a multiplicarse por seis para el año 2025.

¿Nos vamos haciendo una idea de cuál es el potencial del Internet de las Cosas? ¿Y de los beneficios de sumarse a ella, como usuario, profesional o empresario? Estamos, sin duda, frente a una de esas ocasiones en las que hay que hacerlo muy mal para no tener éxito.

  • Transformación Digital

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