UNIR Revista
Los docentes juegan un papel fundamental a la hora de enseñar a pensar a los alumnos, así como a estimular su capacidad de reflexión y su pensamiento crítico.
Los planes de estudio de ESO y Bachillerato incluyen una serie de contenidos y competencias orientados a una formación integral sobre ciencia, tecnología y humanidades. En la práctica, predomina el contenido teórico y la memorización dejando de lado una cuestión fundamental para cualquier persona: aprender a pensar. En este sentido, enseñar a pensar no es tarea fácil pero sí imprescindible, ya que contribuye a que las personas sean más críticas, reflexivas y autónomas. En ello, juega un papel fundamental la asignatura de Filosofía.
En una sociedad como la actual en la que impera el individualismo, la tecnificación y la globalización, enseñar a pensar se presenta como un aspecto básico a la hora de diseñar los currículos educativos. Así, el Ministerio de Educación y Formación Profesional, siguiendo las recomendaciones del Consejo de la Unión Europea de 22 de mayo de 2018 relativas a las competencias clave para el aprendizaje permanente, incluye la competencia “aprender a aprender” (CPAA) junto a la comunicación lingüística, la matemática, ciencia y tecnología, la digital, la emprendedora, conciencia y expresiones culturales y sociales y cívicas. Considera que esta es una habilidad básica que “implica la reflexión y la toma de conciencia de los propios procesos de aprendizaje”.
Aprender a aprender también implica aprender a pensar, una cuestión que puede resultar ambigua ya que ante la pregunta “¿Qué es pensar bien?” no hay una única respuesta. Para Mattew Lipman (1922-2010; filósofo, investigador y educador estadounidense que impulsó el desarrollo de la filosofía para niños) esto implica “poder elaborar juicios, fundamentados en criterios, con sensibilidad al contexto y siguiendo un proceso de pensamiento autocorrectivo”.
Enseñar a pensar supone formar a alumnos con mayor capacidad de reflexión, pensamiento crítico y autonomía, unas cuestiones básicas para toda la vida independientemente de la actividad que desempeñen en un futuro. Además, también contribuye a saber afrontar problemas y resolver conflictos, ser más empáticos, tomar decisiones de forma premeditada, hacer críticas constructivas o saber respetar la opinión de los demás.
El papel de la Filosofía para enseñar a pensar
Enseñar a pensar debe asumirse como una competencia transversal del currículo. Existen metodologías –como el aprendizaje basado en pensamiento (think based learning)– que apuesta por un papel más activo de los alumnos para que asuman la importancia de saber pensar, razonar y tomar decisiones de forma reflexiva.
Además, la asignatura de Filosofía (materia que se imparte en ESO y Bachillerato) puede incluir en su temario este cometido. Así, junto al contenido sobre las diferentes corrientes de pensamiento es importante dedicar tiempo para formar sobre pensamiento lógico y reflexión crítica, propiciar la cultura del pensamiento. En definitiva, se trata de que el pensamiento tenga su propia teoría y, sobre todo, práctica, al igual que ocurre con otras materias.
Actividades para enseñar a pensar
Enseñar a pensar requiere de sus propias estrategias, herramientas y actividades, además de tiempo y entrenamiento. También es importante adaptar el contenido al nivel de cada clase.
Entre las actividades que se pueden realizar en la clase de Filosofía de ESO o Bachillerato figuran:
Llaves del pensamiento
Propuesta de Tony Rain para desarrollar el pensamiento crítico y creativo a través de 20 llaves simbólicas clasificadas por colores. Los alumnos deben ir realizando diferentes pruebas/retos como crear inventos con material cotidiano, pensar alternativas a acciones diarias (por ejemplo, peinarse sin cepillo) o elegir dos objetos sin relación lógica entre ellos y buscársela (por ejemplo una libreta y una maceta).
Debates
Método clásico muy eficaz en el que se plantea un tema y los alumnos deben opinar sobre él. Es importante que sea de interés de los estudiantes y conozcan sus pormenores. Para fomentar el debate real se pueden asignar previamente roles a favor y en contra e irlos intercambiando.
Rutinas del pensamiento
Creadas por David Perkins establecen un protocolo sencillo para aprender a pensar. Para ello, se ponen en práctica las rutinas de pensamiento más habituales –observar, explorar, sintetizar, organizar, razonar, profundizar, interpretar– con el objetivo de entrenarlas. Puede hacerse a través de círculos de discusión, presentaciones de objetos desconocidos sobre los que deben investigar o resumiendo un tema tratado entre todos a través de imágenes.
Análisis de la actualidad
Analizar una noticia utilizando diferentes fuentes para ver cómo cambia la perspectiva de unos medios a otros. También sirve para reflexionar sobre cómo creamos nuestra realidad y opinión, lo sesgada que nos puede llegar la información y la importancia de ser críticos.
Role playing
Una dinámica con un componente lúdico en el que se presenta un conflicto que deben resolver entre toda la clase como si fuese un juego y en el que cada uno asume un rol o personaje.
Enseñar a pensar requiere de tiempo, paciencia y constancia. Para ello es básica la formación de los docentes que, en el caso de centros privados y concertados, deberán contar con el Curso de Cualificación para la Enseñanza de Filosofía como el que imparte UNIR.