UNIR Revista
La recreación de fuentes escritas o hechos históricos, los recursos online o la visita a museos contribuyen a fijar conceptos y enseñar la materia de Historia de forma más lúdica.
La enseñanza de Geografía e Historia se incorporó a los currículos escolares en el siglo XIX. Desde entonces ha sufrido diferentes cambios (en Primaria, por ejemplo, se modificó por Ciencias Sociales), manteniendo su peso en Secundaria, donde es una materia troncal en todos los cursos. Enseñar Historia requiere de sus propias claves, ideas y recursos.
La asignatura de Historia es fundamental en la formación de una persona independientemente de su profesión. No se trata únicamente de memorizar fechas, lugares y hechos, sino de entender los cambios históricos, cómo surgió la sociedad actual y, en definitiva, conocer el pasado para entender mejor el presente y el futuro
Enseñar historia es sinónimo de formar a personas más críticas, analíticas y con opinión propia. Sin embargo, la falta de tiempo, motivación o la presión por impartir todo el temario hacen que a veces esta materia se convierta en algo aburrido y poco atractivo para los alumnos.
Enseñar Historia requiere de una estrategia propia adaptada a las particularidades de la materia, el curso y de cada grupo. Entre las ideas y propuestas señalar:
Utilizar métodos que impliquen diferentes sentidos
Pasar de la clase magistral en la que los alumnos solo escuchen al profesor a una más interactiva en la que se utilicen otros recursos auditivos, visuales, táctiles, etc.
Buscar datos curiosos
Relacionados con la época histórica que se esté analizando para despertar el interés de los alumnos como, por ejemplo, que los romanos asociaban los pantalones a los bárbaros o que Napoleón, Hitler o Mussolini padecían ailurofobia (miedo a los gatos).
Recreación de acontecimientos históricos
Distribuirse en grupos para representar una determinada época (como un poblado romano), un hecho histórico concreto (como la firma del Tratado de Tordesillas) o el papel de personajes relevantes (como Cristóbal Colón o Cleopatra). Para ello, es necesario un trabajo de investigación que contribuye a que los estudiantes fijen conceptos y asimilen mejor cómo era la sociedad en un determinado momento.
Escritos
Las fuentes escritas son fundamentales en el estudio de la historia. En clase se puede trabajar con copias de documentos oficiales, pergaminos, cartas personales, testamentos… para que los alumnos aprendan a analizarlos y contextualizarlos. Otra posible opción es que sean ellos mismos los que realicen alguno de estos documentos ajustándose a las particularidades de cada época.
Mapas conceptuales y similares
Trabajar el contenido de la asignatura de forma esquemática y resumida contribuye a fijar conceptos básicos. Entre las posibles opciones figuran los esquemas, mapas conceptuales, resúmenes, etc. tanto en formato físico tradicional como online. Lo importante con este tipo de recurso es que los alumnos aprendan a realizarlos de forma autónoma.
Recursos online
Canales especializados de YouTube, apps, blogs de profesores e historiadores, juegos interactivos… Internet es un medio en el que encontrar todo tipo de recursos para incorporar a las clases de la asignatura de Historia para que esta sea más amena y conecte con los intereses del alumnado.
Visitas a museos, exposiciones y monumentos
Suponen una oportunidad única para pasar de la teoría a la práctica. Es fundamental un trabajo previo a la visita para contextualizar y conocer los datos más relevantes de lo que se va a ver, así como a posteriori para fijar conceptos. Puede hacerse a través de una presentación con fotografías, un vídeo para TikTok o Instagram, un esquema, etc.
Estas propuestas son ideas genéricas para impartir la asignatura de Historia en Secundaria, las cuales pueden completarse con otras actividades más creativas. En este sentido, es fundamental el papel de los profesores, los cuales pueden especializarse para impartir esta materia en centros privados y concertados con el Curso de Cualificación para la Enseñanza de Geografía e Historia de UNIR. Su plan de estudios, con 24 ECTS que pueden ampliarse hasta 36, incluye asignaturas de Historia Universal de la Edad Antigua y Moderna, Historia Universal de la Edad Moderna o Historia Universal de la Edad Contemporánea.